La Voz del Interior

Riquezas materiales

- Ali Badrán* Fraternida­d religiosa

En el islam, todas las riquezas materiales pertenecen a Dios y este es el único que las otorga a los seres humanos. Es una responsabi­lidad para quien las recibe y deben ser usadas para el sustento de uno mismo o para mantener a las personas a cargo, sin extravagan­cias ni derroches.

Mahoma decía: “Un servidor de Dios deberá rendir cuenta ante su Creador por estas cuatro cosas: su tiempo y cómo lo usó; su conocimien­to y cómo lo aprovechó; su juventud y cómo la utilizó; su riqueza material y la forma en que la ganó y la gastó.”

Las riquezas y las ganancias deben ser gastadas de forma correcta, siempre en provecho de la sociedad en que vivimos. En el Corán, leemos: “Los bienes, las riquezas y los hijos son un encanto de esta vida mundana. Usen bien sus riquezas y eduquen correctame­nte a sus hijos, porque estas son las obras que a Dios le complacen, son las que perduran y así tendrán una gran recompensa del Todopodero­so.” (18-46).

Dios prueba a sus siervos con todo lo que les otorga; aquel que está contento con la riqueza que le fue asignada recibe su bendición y esto ya es mucho; pero aquel que no se siente satisfecho con la parte de riqueza que le otorgaron, es un desagradec­ido, aunque también recibe su bendición.

Una de las obligacion­es de los musulmanes es dar todos los años un porcentaje de sus ganancias a los más necesitado­s. Es el “zacat”, que lo podemos traducir como el pago de la limosna anual.

La cantidad que un creyente debe pagar depende de los bienes que posea. El Corán establece los tipos de riquezas que son gravados, fijando un porcentaje aproximado del 2,5 por ciento de las ganancias netas anuales que los musulmanes deben destinar a los más desposeído­s.

Para el buen creyente, es como si devolviera algo de lo que Dios le dio en gracia, aunque hay algunos que lo toman como una obligación desde el punto de vista legal.

El islam fomenta las relaciones comerciale­s como base de la creación de riquezas, pero desalienta la excesiva acumulació­n en pocas manos, porque Dios es quien ha creado todo lo que hay en la Tierra y lo ha dado en heredad a la humanidad, para que puedan vivir todos en armonía y en paz.

Uassalamu Alaicum (La paz sea con todos).

LAS RIQUEZAS Y LAS GANANCIAS DEBEN SER GASTADAS DE FORMA CORRECTA, SIEMPRE EN PROVECHO DE LA SOCIEDAD.

* Imán, miembro del Comipaz

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