La Voz del Interior

¿Cuál es el problema de ser mucama?

- Natalia Brusa*

Hace años que el tema aparece cada tanto en los portales dedicados a la informació­n de la farándula porteña y, por tanto, la única farándula que tenemos.

Porque –y aunque se trate de otro tema– cabe recordar que las provincias no tenemos farándula de cabotaje y nos alimentamo­s sólo de lo que ocurre con la tribu de famosos que reside en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y alrededore­s.

Al parecer, cuando Carolina Ardohain –Pampita– brillaba en las pasarelas, recibió por parte de sus pares el alias de “Muqui”, abreviatur­a de mucama. Este apodo, supuestame­nte concebido por dos blondas y altas modelos del momento, habría herido la sensibilid­ad de Ardohain, quien hoy admite haber sufrido bullying por parte de sus pares.

La controvers­ia sobre la autoría del apodo vuelve hoy, 20 años después, y vuelve a tener protagonis­mo en los portales de noticias. Por ser políticame­nte incorrecto, nadie quiere hacerse cargo de la autoría.

Pero tampoco nadie se plantea por qué usar el término mucama se interpreta como una manera de insultar a otra mujer.

Es oportuno recordar que en esta división cultural del trabajo por género, cuando una mujer sale a trabajar –por deseo o por necesidad–, siempre hay otra mujer que la “reemplaza” en su casa.

Las mujeres que pueden contratan personal doméstico y las que no pueden son ayudadas por otras mujeres de la misma familia, en esas redes interminab­les de apoyo que las mujeres sabemos tejer. Porque siempre hay una mujer cuidando niños, ancianos, ocupándose de los quehaceres domésticos para que otra mujer pueda salir de su casa y realizarse profesiona­lmente o para ganar el dinero necesario para sostener un hogar.

El deber de cuidado es femenino y viene siendo así desde hace siglos de patriarcad­o. Para que mi madre pudiera salir a trabajar, nos hizo falta que existiera Nelly. Para que yo saliera a trabajar, Mary cuidó a mi primer hijo, Eugenia a la segunda y Rosa a los dos. Sin ellas, todo hubiera sido infinitame­nte más difícil o casi imposible.

Para Carolina Ardohain y para sus rubias adversaria­s, seguro que también.

Digo, porque a lo mejor a la hora de “insultar” o de sentirse “insultadas”, deberíamos aprender a decir “gracias”.

CUANDO UNA MUJER SALE A TRABAJAR –POR DESEO O POR NECESIDAD–, SIEMPRE HAY OTRA MUJER QUE LA “REEMPLAZA” EN SU CASA.

* Periodista

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Nicole y Pampita. En controvers­ia por el apelativo de “Muqui”.

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