David Fincher, el genio de las vueltas de tuerca
Hay sobradas muestras (aunque todas sutiles) de la genialidad de David Fincher.
Pero esas muestras suelen tener que ver con la forma en que elude las salidas clásicas para resolver sus tomas.
Fincher es el genio de la vuelta de tuerca, y su firma se puede ver en sus escasos primeros planos o en sus poquísimas cámaras en mano.
Pero además, el cineasta aplica efectos especiales a rolete, y así filma gran parte de la acción en estudio con pantalla verde, donde puede tener todo bajo control. Cada ambiente, cada toma, cada juego de la lente, está pensado con obsesiva minuciosidad, al punto de que la manera en que instala el relato en la mente del espectador es casi subliminal.
Los críticos destacan su fotografía, su iluminación, y a la vez señalan la innecesaria cantidad de horas cámara. Cantidad de horas de cámara que son muchas, si se tiene en cuenta que Fincher suele hacer un promedio de 100 tomas por cada escena.
Sin embargo, un detalle que sólo algunos analistas de YouTube encontraron en la disección de sus películas, es la peculiar manera en que Fincher utiliza los travellings (movimientos de cámara en avance, sin temblequeos, en cualquier dirección). En este detalle reparan pocos, y quizá sea la característica más afilada de su filmografía.
Para explicarlo sucintamente, la cámara siempre está alineada con el personaje en pantalla, y acompaña sus movimientos a la exacta velocidad que el actor. Cada vez que alguien mueve sutilmente lacabeza,cadavezquealguiense reclina en la silla o recorre una habitación, la cámara se vuelve su espejo y lo acompaña en coreografía. Es una característica difícil de graficar, pero cuando se detecta, es imposible que los mortales no nos saquemos el sombrero.