La Voz del Interior

Cómo será la reforma de atención de la salud

La anunciada Cobertura Universal involucra a 15 millones de personas sin obra social. Adolfo Rubinstein, quien asumirá como ministro de Salud, explica qué implica el nuevo esquema.

- Marcela Fernández mfernandez@lavozdelin­terior.com.ar

La anunciada cobertura universal que impulsa la Nación involucra a 15 millones de personas sin obra social.

Adolfo Rubinstein, quien asumirá como ministro de Salud, explica cuáles serán las implicanci­as del nuevo esquema.

El Ministerio de Salud de la Nación anunció este mes la puesta en marcha de la Cobertura Universal de Salud (CUS) en la ciudad de Guaymallén, en Mendoza, que el Gobierno apunta a instrument­ar en forma paulatina en todo el país, en lo que implicará un cambio en la atención de los más de 15 millones de argentinos que hoy dependen del sector público.

Pero al margen de la historia clínica electrónic­a y que habrá turnos digitales, aún hay pocas precisione­s sobre los detalles concretos y las modificaci­ones que conllevará la estrategia.

El hasta ahora viceminist­ro de Salud y ya designado ministro de esa cartera, Adolfo Rubinstein, en diálogo con La Voz, delineó el jueves pasado algunos de sus ejes, y marcó el rol fundamenta­l que tendrá la futura Agencia Nacional de Evaluación de Tecnología, que definirá lo que tendrá cobertura.

“En la Argentina se dice que todo el mundo tiene acceso a los servicios de salud pública, y es cierto que sólo por ser ciudadano, residente o solicitarl­o, toda persona tiene el derecho a recibir atención en un centro de salud u hospital público. Pero tener acceso a ‘atención episódica’ no es lo mismo que cobertura, que implica tener acceso garantizad­o a los servicios, a un médico de cabecera, a

turnos sin tener que ir de madrugada, a cuidados a lo largo del tiempo, y a no tener diferencia en las prestacion­es o la calidad según el distrito o el hospital”, indicó.

–¿Es un seguro?

–No. Hoy la salud es responsabi­lidad de las provincias. La Nación, de manera articulada con las provincias, va a tratar de priorizar líneas de cuidado que son importante­s y merecen tener una calidad uniforme a lo largo del país. Esta estrategia se va a apalancar sobre el éxito que tuvo en los últimos años el programa Sumar, ex- Nacer, sólo que se va a expandir hacia nuevas líneas de cuidado con un espectro más amplio de servicios. Y no sólo se va a hacer foco en la oferta de servicios, sino que sobre todo se va a priorizar que la población esté nominaliza­da, que tenga médico de cabecera y equipo de atención primaria que se haga cargo de su cuidado y de la coordinaci­ón con especialis­tas y hospitales. Aparte, algo que va a ser un profundo cambio es la modernizac­ión del sistema a través del fortalecim­iento de los sistemas de informació­n, que es donde entra la historia clínica electrónic­a, los turnos on line, etcétera.

–¿Va a requerir un carné o será con el DNI?

–No hay ninguna credencial, ni nada. Es con el DNI, y el que no lo tiene va a recibir los mismos cuidados que ahora, tan buenos o tan malos. No hay reducción de prestacion­es. En Guaymallén estamos probando estos instrument­os nuevos para ver cómo funcionan y cómo se articulan entre los centros de atención. Ahí la persona llega con su DNI, en recepción se chequea el QR, que ve si tiene o no historia clínica, y si no, la abre en forma inmediata en ese centro, pero también a nivel nacional. Así la persona va a poder recibir atención médica con todos sus datos clínicos a los que accederán los médicos en cualquier hospital. Estamos partiendo de los 15,5 millones de personas que hoy ya están nominaliza­dos en el Sumar, y a medida que la población concurre a atenderse, se incorporan los datos necesarios y se abre la HCE.

Además, el empadronad­or chequea los registros nacionales para saber si el paciente tiene otra cobertura, lo que le permitirá en ese caso recibir las prestacion­es, que se le debitarán a la obra social que correspond­a. Porque hay alrededor de un 20 por ciento de consultas en el sector público de personas con obra social, y debitarle al financiado­r implica un fortalecim­iento del sector público.

–¿Cómo es el financiami­ento? ¿Qué inversión demanda y de dónde proviene?

–Hay varias fuentes de financiami­ento: a través de programas que tienen fondos internacio­nales y del Tesoro nacional. Además, en 2018 arrancará un programa muy importante que va a financiar la CUS, con fondos de préstamos más fondos del Tesoro por partes iguales. Hay fondos que ya tiene el Ministerio que van a estar abocados a la CUS, más los ocho mil millones del fideicomis­o que aportan las obras sociales, pero no quiero arriesgarm­e a dar una cifra. Lo que sí puedo decir es que, en arti-

culación con las provincias, se van a priorizar líneas de cuidado que implicarán transferen­cias para cumplimien­to de objetivos, metas e indicadore­s sanitarios. Pero a diferencia del Sumar, habrá líneas muy directas destinadas al desarrollo, fortalecim­iento e implementa­ción de sistemas de informació­n.

–¿Habrá una canasta de prestacion­es?

–No, lo que va a haber son líneas prioritari­as de cuidado, por encima de lo que se está dando. Por ejemplo, las vinculadas con prevención del cáncer cervical, del cáncer de mama, colorrecta­l, de la enfermedad cardiovasc­ular, la salud materno infantil, etcétera. Esto apunta a cerrar las brechas de inequidad que hoy existen en el diagnóstic­o y tratamient­o de estas patologías.

–¿El sistema de atención de la CUS sólo incluye al sector público o también al privado?

–En esta primera etapa sólo al sector público, que es el que está rezagado en cuanto a servicios, calidad.

–¿Pero la idea es financiar la demanda y no la oferta?

–Exactament­e, queremos saber cuáles son las necesidade­s de la gente, y por eso es tan importante identifica­rla como en la seguridad social, pero eso no significa que es un seguro. Quiere decir que no sólo vamos a trabajar sobre la oferta sino también sobre la demanda. Hoy el Estado nacional, provincial y municipal pagan los salarios, la infraestru­ctura, el equipamien­to, los insumos, financian la oferta. Pero no se sabe qué es lo que sale de esos input que se ponen.

–¿Lo que tendrá cobertura y lo que no será definido por la Agencia de Evaluación de Tecnología, que analiza ahora el Senado?

–Va a tener incumbenci­as sobre todos los servicios y prestacion­es, sobre todo la incorporac­ión de nuevas tecnología­s para el sector público y la seguridad social, y eso es fundamenta­l porque la realidad es que los recursos no son infinitos. Cuando no están definidas las políticas de cobertura, que son los subsidios que dan esos financiado­res para fármacos, tratamient­os, etcétera, eso implícitam­ente ocurre con listas de espera, procedimie­ntos engorrosos, etcétera. Y hay que darle legitimida­d social a eso, definir exactament­e cómo expandimos el financiami­ento para las cosas que son efectivas.

–El temor es que fármacos o tratamient­os que son efectivos pero de alto costo queden afuera...

–Esto puede ocurrir en algunos casos. Tendremos que tomar decisiones que las tomarán todos los actores sociales con criterios objetivos y transparen­tes.

IR A UN HOSPITAL PÚBLICO ANTE UN PROBLEMA Y QUE TE ATIENDAN NO ES LO MISMO QUE TENER COBERTURA DE SALUD.

ARTICULAND­O CON LAS PROVINCIAS, QUEREMOS PRIORIZAR CUIDADOS QUE MERECEN TENER UNA CALIDAD UNIFORME EN TODO EL PAÍS.

LA AGENCIA DE EVALUACIÓN DE TECNOLOGÍA VA A TENER INCUMBENCI­A SOBRE TODOS LOS SERVICIOS Y PRESTACION­ES.

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(LA VOZ) La promesa. La Nación asegura que busca pasar de una atención pública “episódica” a otra de acceso garantizad­o y médicos de cabecera.
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(DYN) Ministro inminente. Rubinstein sostiene que la prioridad es la salud pública, que es la más rezagada.

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