La renta financiera por ahora recauda incógnitas
Las personas físicas deberán pagar Ganancias por rendimientos mayores a $ 52.000 con inversiones financieras. Dudas: cómo se cobrará, papeles no alcanzados, tasas por pagar. ¿Cómo evitarán que se eluda?
Es posible que del llamado “impuesto a la renta financiera” anunciado por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, se termine hablando mucho más de lo que se llegue a recaudar.
Por empezar, son innumerables las incógnitas. Y el impacto final dependerá de cómo se definan innumerables detalles, desde los que el Ejecutivo no reveló y los que al final decida el Congreso.
No es un nuevo impuesto
En realidad, no se trataría de un nuevo impuesto. Como lo anunció Dujovne, es sólo la quita de una exención que hasta ahora había para el Impuesto a las Ganancias.
Esas exenciones no regían ni regirán para empresas. Así que por ahí no cabe esperar mayor recaudación. Ya pagan lo que pagan. Las exenciones eran sólo para las rentas que consiguen las personas físicas invirtiendo a través de instrumentos financieros. Esas son las exenciones que caerán y, por tanto, sólo los ahorristas particulares comenzarán a pagar.
Según el instrumento
Pero no pagarán el Impuesto a las Ganancias sobre las rentas que logren con cualquier instrumento, sino con algunos. Por ejemplo, lo que ganen invirtiendo en acciones que cotizan en pesos, seguirá exento. En cambio, comenzarán a pagar impuesto sobre lo que ganen operando con plazos fijos, títulos públicos (nacionales, provinciales o municipales) y letras (por ejemplo, las Lebac, que emite el Banco Central, o las Letes, que emite el Tesoro).
Hay muchos otros instrumentos sin especificar, aunque se presume que quedarán gravados: cuotapartes de fondos comunes de inversión, cheques diferidos, obligaciones negociables, pagaré liberatorio, entre otros títulos en el limbo.
Difícil de cobrar
Recaudarlo no será sencillo. Como se trata de una exención de Ganancias que se cae, la Afip debe cobrarlo vía la declaración jurada típica, donde el contribuyente deberá declarar cuánto ganó, por ejemplo, con un plazo fijo, y sumarlo a la base imponible general de su declaración. Algo complicado en esta cultura tributaria, al menos para pequeños ahorristas que escapan de la red de Afip. Se supone que los bancos podrían ser agentes recaudadores en el caso de los plazos fijos. Pero no habrá un agente que centralice la información si el ahorrista divide sus activos entre varios instrumentos (plazo fijo, títulos, letras, fondos comunes, etcétera).