El desafío catalán se vuelve batalla judicial
El depuesto líder independentista no declarará en Madrid. Se quedará en Bélgica y hoy podrían arrestarlo.
Un convulso referéndum ilegal, protestas masivas, la presunta proclamación de una república y la caída de un Gobierno regional: España vivió en octubre el mes más tenso e imprevisible de su historia reciente por el desafío soberanista en Cataluña. Y el inicio de noviembre muestra que la crisis sigue abierta.
Las turbulencias se reflejan en la suerte de Carles Puigdemont: si el 1° de octubre aparecía victorioso en televisión para proclamar el derecho de los catalanes a formar una república tras el referéndum de ese día, los primeros días de noviembre lo encuentran desplazado en Bélgica, ya destituido como líder del Govern catalán y cercado por la Justicia.
Puigdemont seguirá en Bélgica, adonde llegó el domingo, y no irá a declarar hoy a Madrid como investigado por diversos delitos vinculados a su plan soberanista, lo que podría provocar su detención y volver a disparar la tensión política y social en España.
Así lo adelantó ayer su abogado belga, Paul Bekaert. “Mi representado esperará a ver cómo avanzan los acontecimientos”, explicó el letrado, conocido por haber defendido a miembros del grupo armado vasco ETA.
Su estrategia, que por el momento no ha tenido éxito, es que Puigdemont declare por teleconferencia desde Bruselas, ya que España no ofrecería garantías legales para un juicio justo.
Puigdemont y 13 miembros de su gabinete están citados a declarar hoy y mañana en la Audiencia Nacional en Madrid por presuntos delitos de rebelión, sedición y malversación vinculados al plan soberanista que motivó el sábado la destitución de todo el Gobierno catalán por parte del Ejecutivo central de Mariano Rajoy. Sólo la rebelión está castigada con hasta 30 años de cárcel.
Si Puigdemont confirma su anuncio y no acude a declarar, la jueza Carmen Lamela puede pedir una orden de detención europea y las autoridades belgas tendrían que detenerlo. Una extradición podría durar hasta 60 días.
“Un mes del referéndum”, escribió Puigdemont en su cuenta de Twitter. “A pesar de la violencia y las amenazas pasadas y presentes, seguimos trabajando. ¡Orgullo de pueblo!”, agregó el destituido mandatario.