Acosta y la revolución de los wines
Teniendo a la raya como aliada, el delantero fue parte de cinco de los seis títulos que Lanús ganó en su historia.
Lautaro Acosta es esencialmente un wing. Y como tal, tenía que estar loco. El finado Ramón Cabrero lo alentaba a que no cambiara, por más que ese puesto estuviera condenado a la desaparición. “Pibe, lo tuyo es ser puntero”, le decía el DT, cuando lo más fácil hubiera sido aconsejarle bajar unos metros para poder desarrollar su carrera en otros espacios.
Nada iba a detener al petiso (1,69 metro de altura, 68 kilos y ruludito). Peleó desde adentro contra quienes lo imaginaban corriendo más de lo que jugaba. Lideró su revolución con la raya como aliada, su cambio de ritmo y una quinta marcha esencial para verle la cara al arquero o servirle goles al 9. Y así formó una dupla genial con José Sand, hasta convertirse en dioses de Lanús. Desde hace 10 años. Ese grana campeón de 2007 y este que antenoche llegó a la final de la Copa Libertadores fue impulsado por su impronta.
Su palabra es tan respetada en el mundo granate que muchos las recordaron previas al partido de vuelta con San Lorenzo y cómo las repitió en la previa al segundo partido con River.
“Estén tranquilos, que nosotros pase lo que pase vamos a dejar todo, como en cada partido. Vayan a la cancha que van a estar orgullosos del equipo, tenemos la misma ilusión que ellos”, supo decir “el Laucha” en una peña “granate” a la que fue invitado cuando era incierto el pase a semifinales de la Libertadores, hace unas semanas, y también lo hizo en los días previos a lograr el pasaporte a la final. Y tuvo razón. El wing de los cinco títulos con Lanús (el club posee seis en su historia), junto a Maximiliano Velázquez y ahora puede ir por el sexto. “El Laucha” fue campeón en el Apertura 2007, la Sudamericana 2013, el Torneo de Transición 2016, la Copa del Bicentenario 2016 y la Supercopa Argentina 2016.
Hazaña y luto por Cabrero
“No caigo. Se dio y ante River. Fuimos justos ganadores. Más allá de las polémicas, fuimos superiores a River. Este es el resultado de un trabajo serio, de años. Lo sé y lo puedo decir”, se cansó de remarcar Acosta, quien siempre fue una señal de peligro para el Millonario y anotó el 3-2 parcial que comenzó a darle forma a la hazaña.
“El Laucha”, con la aceleración que lo caracteriza, también reparó en que podría haber dejado a su equipo con 10 jugadores. En el final del primer tiempo, se le paró a la terna arbitral. Se salvó de la amonestación o de la roja. “Les hablé con respeto. El línea dudó, veníamos del penal en contra, estábamos cansados”, sostuvo.
Eufórico por haber obtenido el martes la clasificación para la final de la Libertadores, consideró: “El árbitro se equivocó para los dos. El primer penal fue un choque, hubo topetazos en las dos áreas y no los cobró... Y la mano que era para el VAR. ¿En cancha de River te lo cobra? Si era el revés, ¿lo cobran?”, se preguntó Acosta.
La fiesta prosiguió en una pizzería de Lomas de Zamora (fundada por su excompañero Sebastián Blanco) junto a varios integrantes del plantel e hinchas, por supuesto. “El fútbol del equipo es lo más importante. Logramos meterle cuatro goles a River. No es poco”, decía. Horas después, las emociones se aplacaron. La noticia de la muerte de Ramón Cabrero, el DT del equipo campeón de 2007, entristeció a todo Lanús. Acosta fue a llorar al tipo que fue “como un padre” para él, quien tenía 19 años cuando “el gran Ramón” lo dirigió. “Le debemos mucho”, dijo antes de acompañar el cortejo.
En la selección
Acosta sabe que su lugar en el mundo es Lanús. Fue a Europa (estuvo en Sevilla y Racing de Santander), pasó por Boca sin cumplir sus expectativas y volvió a Lanús, donde se formó. “Estoy desde los 8 años. Pero acá no juego gratis, cobro y no me falta para vivir. Además, Lanús me dio la posibilidad de ir a la selección. Tener un millón menos no me hará menos feliz”. Jorge Sampaoli lo convocó a la selección. Entró en el segundo tiempo ante Uruguay y, luego, fue titular ante Venezuela. Rusia 2018 aparece en su horizonte.
Gremio, el rival. Pese a perder 1-0 en Porto Alegre con el Barcelona de Ecuador, el equipo brasileño jugará la final contra Lanús porque en la ida ganó 3-0. Los cruces serán el 22 (en Brasil) y el 29.