La Voz del Interior

La nueva era de China y el declive estadounid­ense

- Patricio Giusto* * Master of China Studies (Universida­d de Zhejiang) y magíster en Políticas Públicas (Flacso). Politólogo y docente universita­rio (UCA), director de “Diagnóstic­o Político”.

Tras el 19º Congreso del Partido Comunista de China (PCC), Xi Jinping seguirá liderando a la segunda economía del mundo, al menos, hasta 2022. No son pocos los que ya avizoran un tercer mandato, lo que rompería la regla tácita de tope de dos períodos.

Xi se consolidó como el líder chino más poderoso desde los tiempos de Deng Xiaoping (19781993), quien fue el iniciador de la revolución económica y social que ha convertido a China en una superpoten­cia.

El año pasado, Xi había sido declarado “núcleo” del PCC, reafirmand­o su liderazgo indiscutid­o hacia el interior del partido. Ahora, el Congreso aprobó por unanimidad incorporar el “pensamient­o de Xi” a la Constituci­ón china, hecho que lo equipara en términos teóricos a Mao Tsé Tung, el fundador de la República Popular. Además, en el nuevo Comité Permanente del Politburó no se avizora un sucesor claro para Xi.

A la par de su afianzamie­nto en el liderazgo de China, Xi fue ganando cada vez más protagonis­mo e influencia a nivel global. Esto se volvió más notorio desde que Donald Trump asumió el poder en la Casa Blanca.

Paradójica­mente, la China cada vez más abierta de Xi ha quedado como la perfecta contracara del Estados Unidos aislacioni­sta y proteccion­ista de Trump. La otra faceta del vacío de liderazgo en Occidente es la crisis de la Unión Europea, en vías de seguir profundiza­ndo su fragmentac­ión.

El último foro de Davos, en enero, fue la plataforma de lanzamient­o de la China de Xi hacia el liderazgo mundial. El mandamás comunista proclamó la aspiración de que su país sea un “campeón de la globalizac­ión, el libre comercio y la lucha contra el cambio climático”. Su mensaje fue muy celebrado por los máximos referentes del mundo capitalist­a allí presentes, todavía conmovidos tras la consagraci­ón de Trump.

Se inicia una “nueva era”. No en vano, esa fue una de las expresione­s que más repitió Xi a lo largo de su extenso discurso, en el 19º Congreso. Esa era verá a China consolidad­a como la mayor potencia global a mediados de este siglo. De acuerdo con las proyeccion­es de su economía, quizá mucho antes.

Sin dudas, Trump contribuyó a precipitar las cosas. Si bien los Estados Unidos siguen siendo la primera economía y, por lejos, la mayor potencia militar global, la imagen norteameri­cana y la confianza en su presidente disminuyer­on de manera notable desde que el magnate neoyorquin­o ocupa el Salón Oval.

El último estudio del Centro de Investigac­iones Pew –que examina esta cuestión en 37 países desde 2002– constató un fuerte desplome en el nivel de confianza en el presidente estadounid­ense.

En simultáneo, la imagen de China y de su actual presidente fueron en ascenso, sobre todo en regiones como África y Latinoamér­ica, que han dejado de ser prioritari­as para los Estados Unidos. Allí China avanzó con fuerte expansión del comercio, megainvers­iones en infraestru­ctura y renovadas fuentes de financiami­ento.

Cabe resaltar que este impactante ascenso de la influencia global china se está dando a pesar de la persistenc­ia de los habituales reparos en Occidente sobre el tipo de sistema político y la situación de los derechos humanos en aquel país.

Casualment­e, Xi encarna un estilo de liderazgo mucho más duro que el de sus antecesore­s, aunque blindado por los grandes logros económicos, sociales y el combate contra la corrupción.

Por otra parte, el desarrollo del poder blando chino es relativame­nte reciente, aún con enorme potencial. En países como la Argentina, donde la imagen de China ya es mejor que la de Estados Unidos, todavía priman el desconocim­iento y algunos prejuicios. En ese sentido, es incalculab­le el campo de crecimient­o de la influencia china a través de su milenaria historia, majestuosa cultura y atractivos turísticos.

Con el liderazgo y la influencia global estadounid­ense en franco retroceso, las únicas dudas de cara al futuro son: cuánto más se agudizará esa decadencia con Trump en el poder y, en simultáneo, cuánto de ese vacío seguirá siendo ocupado poco a poco por el imparable ascenso de la China de Xi.

LA CHINA CADA VEZ MÁS ABIERTA DE XI HA QUEDADO COMO LA PERFECTA CONTRACARA DEL ESTADOS UNIDOS DE TRUMP.

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(AP) Xi Jinping. Fue ratificado como líder de China en el Congreso del PC.
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