La Voz del Interior

Acusado de matar en un robo había huido del Complejo Esperanza

Se trata de un adolescent­e de 14 años que tenía un permiso judicial para ir a visitar a su familia y nunca más regresó. El otro sospechoso, de 15 años, también estaba judicializ­ado, pero en su casa.

- Juan Federico y Tomás Vázquez sucesos@lavozdelin­terior.com.ar

Los dos adolescent­es de 14 y de 15 años que fueron sindicados como los presuntos ladrones que en la noche del miércoles asesinaron a un hombre en una humilde vivienda de Monja Sierra, en el noroeste de la ciudad de Córdoba, ya estaban judicializ­ados por otros delitos.

Por ello, ambos habían estado hasta hace poco alojados en Complejo Esperanza, el centro para menores de edad en conflicto con la ley penal ubicado en la periferia de la capital cordobesa, ya en jurisdicci­ón de la comuna de Bouwer.

Incluso, uno de ellos había obtenido un permiso especial de un juez Penal Juvenil para ir a visitar a su familia, en agosto último, y nunca regresó, por lo que pasó a estar prófugo.

Se trata de una modalidad usual en Complejo Esperanza, que consiste en que los jueces del fuero Penal Juvenil otorguen salidas transitori­as a los adolescent­es para que salgan del centro, estén unos días con sus familias y luego regresen. En el medio, tienen que cumplir con una serie de condicione­s (por ejemplo, no salir de noche, no beber alcohol, ir al juzgado de manera periódica y someterse a un tratamient­o de adicciones).

Si bien se trata de una orden judicial, el control corre por cuenta de la Secretaría de la Niñez, Adolescenc­ia y Familia (Senaf), que depende del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos .

Lo llamativo es que el adolescent­e de 14 años nunca regresó, hace ya más de dos meses, y jamás lo encontraro­n, pese a que estaba en el mismo barrio de siempre, Monja Sierra, que en realidad es un conglomera­do de pobreza cada vez más grande en el que en los últimos tiempos se han ido acumulando los asentamien­tos.

Junto con él, está acusado del crimen de Diego Peralta (35) otro adolescent­e de 15 años, que también fue judicializ­ado tiempo atrás y que había obtenido un beneficio judicial para permanecer en la casa de su familia por tiempo indetermin­ado.

El nombre del juez que firmó estos beneficios no trascendió ayer por los canales oficiales.

Noche de espanto

“¡Sacá la moto! ¡Sacá la moto!”. De esta manera le gritaban los dos adolescent­es a Diego Peralta y a su hijo, mientras que un tercero los apuntaba con un arma.

El pequeño, de tan solo nueve años, había ingresado corriendo minutos antes a la habitación de su madre para avisarle que había tres chicos con un arma en la casa.

“Yo salí corriendo y ellos gritaban pidiendo la moto. Uno de los chicos decía que no estaba la llave y yo le mostraba que estaba en la mesa, pero estaba tan drogado que no la veía, y después no podía agarrarla”, explicó Teresa Ramos, la exmujer de Peralta.

Cuando uno de los adolescent­es logró tomar la moto, junto con uno de sus compañeros salieron. El tercero se quedó adentro, agitando su arma y exigiendo el microondas.

“Ya habían estado como 10 o 15 minutos, entonces los dos chicos se fueron. El otro movía la pistola y en un momento de distracció­n Diego se le tiró encima. Ahí empezaron a forcejear y le pegó un tiro en la cara”, agregó.

Si bien Teresa ya sufrió cinco robos en su casa, fue el primer asalto que padeció. “Es la primera vez que entran cuando estamos nosotros. Eran dos chicos que estaban bien tapados con una capucha y miraban para abajo. Pero el que tenía el arma estaba con la cara descubiert­a”, mencionó.

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Humilde. El trágico asalto ocurrió en una vivienda precaria.

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