Rajoy no cambiará si ganan secesionistas
El presidente español considera que los funcionarios depuestos de Cataluña deben ser inhabilitados para el 21 de diciembre. Aseguró que quiere agotar su mandato, al que le quedan tres años, y no desecha su reelección.
El presidente español, Mariano Rajoy, descartó que haya comicios generales si en Cataluña ganan los secesionistas. Considera que los funcionarios depuestos deben ser inhabilitados para las elecciones del 21 de diciembre. De paso, no desecha su reelección.
Acinco semanas de las elecciones de Cataluña, los sondeos prevén que el equilibrio de fuerzas se mantendrá igual en la región, es decir, se impondrán los partidos independentistas. Ante este pronóstico, el Gobierno español intenta despejar dudas sobre la posible evolución de la crisis política. Por eso, el presidente Mariano Rajoy salió ayer a negar la posibilidad de que una victoria de las fuerzas secesionistas en las urnas dé nuevo impulso al proceso separatista, que obligue a prorrogar el excepcional artículo 155 de la Constitución o que lo lleve a anticipar unas elecciones generales para toda España.
Para transmitir seguridad y normalidad, tanto fronteras adentro como fronteras afuera, Rajoy manifestó: “Si está en mis manos, este Gobierno durará cuatro años”. El presidente conservador acaba de cumplir el primer año de su segundo mandato.
El líder del Partido Popular (PP) respondió así a la pregunta de si una victoria de los independentistas en las elecciones catalanas del 21 de diciembre daría por acabado el actual Gobierno español, producto de una frágil coalición de su partido con pequeños aliados.
“En absoluto”, analizó Rajoy, quien limitó el impacto de esos comicios a la formación de gobierno en Cataluña. “Eso no tiene nada que ver con que el Gobierno (nacional) dure más o menos”, agregó.
Los comicios de diciembre fueron convocados por el Ejecutivo central el 27 de octubre, horas después de que el Parlamento de Cataluña declarara la independencia.
“Recomendación”
Rajoy preferiría no tener sorpresas en las urnas catalanas. Por eso, ayer consideró que deberían estar “inhabilitados políticamente” todos aquellos que “han engañado a los ciudadanos de Cataluña”. “Esto ha sido la historia de un gran engaño”, concluyó.
Si así sucediera, sería un reaseguro para sus planes, ya que tanto el destituido presidente catalán, Carles Puigdemont, como su vice, Oriol Junqueras, pueden candida- tearse, a pesar de que están imputados por delitos vinculados al plan soberanista regional.
Junqueras se encuentra en prisión preventiva en Madrid, mientras Puigdemont sigue en Bruselas, a la espera de que la Justicia belga decida su entrega a España. La semana pasada, masivas manifestaciones en Barcelona reclamaron la liberación de los presos.
Por más que Rajoy minimice el impacto de un eventual triunfo de los independentistas en Cataluña, su Gobierno no es fuerte, el modo en que manejó la rebelión catalana es objeto de duras críticas y una victoria independentista podría desestabilizarlo.
Rajoy, de 62 años, llegó al Gobierno en 2011. Inició su segundo mandato en octubre de 2016, después de las elecciones de junio 2016, las segundas en medio año, puesto que las de diciembre de 2015 no habían dejado mayorías claras.
La elección de 2016 tampoco resolvió las cosas con claridad. Rajoy logró constituir una floja mayoría parlamentaria ante la necesidad imperiosa de organizar un gobierno con mandato que no fuera interino.
Calculadora en la mano Rajoy también apeló ayer a razones económicas para impulsar su causa: aseguró que el crecimiento de España podría experimentar un pronunciado aumento el próximo año si Cataluña regresa a la normalidad tras las elecciones.
Las previsiones de crecimiento del PIB para 2018 eran positivas, pero Madrid rebajó la estimación del 2,6 al 2,3 por ciento por la inestabilidad en la próspera región del noreste español. “Esa cifra podría subir al 2,8 o al 3 por ciento si regresara la estabilidad”, afirmó Rajoy.
“Eso son muchos puestos de trabajo y aumento de los niveles de riqueza y bienestar”, agregó.
Giro independentista
En estos días, Puigdemont y otras figuras clave de su entorno cambiaron su discurso unilateral, se abrieron a alternativas a la independencia e hicieron un poco de autocrítica .
Desde Bruselas, Puigdemont se mostró abierto a una solución que no pase por la independencia. “Siempre estuve a favor de un acuerdo”, sostuvo.
A su vez, el exconsejero de Salud catalán, Toni Comín, admitió que se enfatizaron sólo “aquellas cosas que sonaban mejor porque así tenías la gente más cohesionada”.
En este contexto, la Policía española aseguró haber encontrado un informe interno del Gobierno catalán que proponía la creación de un ejército propio para defenderse en caso de “conflictos armados” tras la independencia.