La Voz del Interior

Un partido que abrió serios interrogan­tes

- Hugo García Pase al gol hgarcia@lavozdelin­terior.com.ar

Ojalá ayer todo hubiera terminado en el jugadón del 2-0 parcial a Nigeria. La salida bastante comprometi­da de Javier Mascherano fue emprolijad­a por Ever Banega (ya venía de su acierto en el tiro libre que determinó la apertura del marcador), acelerada por el genial pase al vacío de Paulo Dybala a Cristian Pavón, quien le sirvió el gol a Sergio Agüero.

Hasta ahí, ambos cordobeses podían sentirse un poquito más cerca de ir al Mundial de Rusia, sobre todo el delantero de Boca, quien va a los bifes porque pone la sexta velocidad para llegar a la redonda y así poder meter el centro al pie. En el caso del jugador de la Juventus, demostraba que haciendo de Messi (para Sampaoli juegan de lo mismo) también podría ir a la cita ecuménica. Es más, desde ahí podría pensarse en fabricarse una nueva sociedad con Messi, en una segunda parte. Era tan auspicioso que también se podía pensar en que Banega podía potenciars­e con Enzo Pérez.

Sin embargo, fue tal el grotesco que prosiguió al mejor momento argentino que el partido que supuestame­nte empezaba a definir al cupo de nueve jugadores para la lista de 23 definitivo­s terminó abriendo serios interrogan­te sobre la mayoría de muchos de esos nombres que ya tienen el pasaje a Rusia 2018. Los mismos que acompañaro­n a la selección argentina durante todo el año y de los que solamente se salvó Lionel Messi. Aquellos que nos llevaron a rezarle al crack para poder entrar por la ventana al Mundial del año que viene.

“Hay cosas que no había visto”, intentó explicar el entrenador Jorge Sampaoli sobre los cuatro goles que recibió el equipo en 10 minutos y el baile que Nigeria le pegó a Argentina en el segundo tiempo. “Nos pasaron por encima”, esgrimió Mascherano. Lo cierto es que Argentina se preparó para una sola escena y especuló con que Nigeria jamás se animaría al ida y vuelta que desnudó por completo a nuestro selecciona­do, que perdió su primer juego en la era Sampaoli.

Para sostener una estructura de ataque con siete hombres de juego y ataque, el DT eligió una base endeble y le dio aire a un capricho. Para sostener a Mascherano (está lejos de ser el del Mundial 2014), repitió un experiment­o inverosími­l con una línea de tres (Otamendi y Pezzela) irresoluta, un arquero como Agustín Marchesin que ofreció poca seguridad (los tres primeros tiros al arco fueron adentro y en el 0-1 armó mal la barrera poniendo al petiso Banega sobre el extremo por el que pasó el tiro de Iheanacho), además de que el propio rosarino, Pérez y Lo Celso nada pudieron hacer ante las águilas nigerianas.

¿No era más fácil convocar a dos laterales del medio local? Pavón terminó haciendo de lateral derecho y Dybala bajando hasta el área propia para recibir la pelota. El ingreso de Emiliano Rigoni tampoco pudo torcer la historia.

Era un partido para elegir a los que faltan y de esos para probar un plan B. Sin embargo, sin el paraguas protector del genio, la selección argentina sufrió una goleada histórica y ratificó que no hay plan que no sea “Messi y 10 más”.

HASTA EL 2-0, DYBALA Y PAVÓN PODÍAN SENTIRSE UN POQUITO MÁS CERCA DEL MUNDIAL. LUEGO, QUEDARON INCÓGNITAS SOBRE LA MAYORÍA.

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