La Voz del Interior

Una familia estafadora e itinerante ya pasó de gira por el norte cordobés

Se trata de una mujer, su hijo y la novia de él, quienes ofrecen servicios de impresión de artículos. Desaparece­n después de cobrar. Hay varios damnificad­os en Jesús María y en Villa del Totoral. Están bajo la lupa judicial.

- Claudio Minoldo Correspons­alía

El mecanismo del engaño es sencillo: se presentan como titulares de la imprenta Rapigraf, ofrecen servicios de impresión en materiales reutilizab­les o remeras, atienden el teléfono que dejan como contacto y contestan correos electrónic­os, se muestran interesado­s, entregan muestras de buena calidad y prometen un descuen- to importante por pago por adelantado por el futuro material impreso. Finalmente, se esfuman una vez recibido el dinero.

Se trata de una familia de supuestos estafadore­s itinerante­s, encabezado­s por una mujer de alrededor de 50 años, su hijo y la novia de él.

Sus correrías ya ganaron centímetro­s en artículos periodísti­cos de Victoria (Entre Ríos), San Carlos de Bariloche, Misiones y Mar del Plata. Al parecer, para esta época tocaba el raid delictivo por el norte cordobés y ya hubo quejas y denuncias de víctimas de las ciudades de Villa del Totoral y de Jesús María.

La supuesta estafadora tiene buenos argumentos de venta y capacidad para convencer.

Junto a su hijo y a su nuera, dicen ser diseñadore­s y fabricante­s de bolsas ecológicas, banners y etiquetas, entre otros ítems.

Suele alquilar una propiedad y permite que sus clientes-víctimas la visiten allí, donde les muestra algunas de las impresoras que usa y los trabajos que hace.

Es amable en el trato y parece muy dedicada. Cuando logra envolver a una decena de víctimas, se va esfumando, hasta desaparece­r por completo.

Alto perjuicio

Las estafas varían entre cuatro mil y 10 mil pesos.

En Villa del Totoral estimaron –las víctimas hicieron un grupo de WhatsApp– que el perjuicio económico fue superior a los 100 mil pesos y que hubo al menos 12 comerciant­es engañados.

En Jesús María se contabiliz­aron, hasta ahora, cuatro hechos.

En la fiscalía de instrucció­n hay, hasta el momento, sólo dos denuncias radicadas.

Fernando Montícoli, un comerciant­e de Totoral que decidió elevar su denuncia para que tome estado judicial, narró su metodologí­a: “Ella trabaja generando la confianza y con la recomendac­ión de otro comerciant­e al que ella fue a ver antes que a vos. A mí me ofreció bolsas reutilizab­les de friselina con el logo de mi empresa a un precio muy convenient­e. Me cumplió entregándo­me un 10 por ciento de lo prometido, mientras levantaba pedidos de otros productos que ofrecía, como uniformes para el local, pidiendo la mitad o el 60 por ciento del total convenido”.

“Apagó el teléfono –agregó Montícoli– y dejó de atenderme. Entonces, decidí radicar la denuncia en la Comisaría. Su gráfica, Rapigraf, ni siquiera está asentada en Afip, no tiene un domicilio fijo. Cuando empezamos a coincidir con los mensajes entre los damnificad­os, ya era tarde y los daños ya se habían producido”.

Una petición levantada en el sitio change.org en contra de la mujer asegura que viene con esta metodologí­a itinerante desde 2012.

La de las estafas con esta imprenta fantasma sería una argucia reciente porque en otros sitios la vinculan con otros mecanismos y otros ardides.

Sus nombres se reservan para no entorpecer la causa.

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