La Voz del Interior

Las enseñanzas de las dos Coreas

- Gustavo Scarpetta*

Corea del Norte acaba de lanzar otro misil sobre Japón, como una ofensa más y desafiando las medidas dictadas por la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU).

El mundo sigue informándo­se y alarmándos­e de lo que podría significar un ataque nuclear y una posterior respuesta de Estados Unidos, con el verborrági­co Donald Trump encargado del tristement­e célebre botón rojo.

El Gobierno japonés condenó el ataque y las constantes afrentas del Gobierno de Pyongyang. También la economía se resiente con el lanzamient­o coreano, ya que los futuros en Wall Street sufrieron una caída y los pronóstico­s para los precios de algunas materias primas se vuelven inestables.

La ONU implementó hace poco una nueva serie de sanciones que afectan a Corea del Norte debido a su ambicioso plan nuclear. Pero el polémico líder norcoreano, Kim Jong-un, parece no querer negociar bajo presión y está duplicando la apuesta, lo que puede generar más complicaci­ones en la delicada situación de Asia.

Estados Unidos, Corea del Sur y Japón colocaron en alerta máxima a sus fuerzas militares, ante la opción de un ataque nuclear de parte de Corea del Norte.

Hasta los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) emitieron un rechazo potente en contra de la carrera armamentís­tica de los norcoreano­s.

Desarrollo­s diferentes Mucho se habla en economía sobre “la maldición de los recursos”, aquella explicació­n de que, a los países con muchos recursos, esa abundancia les termina jugando una mala pasada y los convierte en países sin desarrollo.

Japón sería la demostraci­ón de que sin recursos se puede administra­r y lograr un país potencia. Por el contrario, Brasil y Argentina, con tierras fértiles, recursos en petróleo y minería, o los países africanos con oro y diamantes, son una demostraci­ón de que la abundancia de recursos no te lleva automática­mente al desarrollo.

Las dos Corea, unidas geográfica­mente, con la misma tierra, los mismos recursos naturales, han logrado desarrollo­s diferentes.

La otra Corea

En el libro Por qué fracasan los países, de Daron Acemoglu, para explicar por qué los recursos o la tierra donde están asentados los estados no son la causa de su pobreza o de su falta de desarrollo, se apela al ejemplo de las Coreas.

Ubicadas en la misma región, unidas por una frontera común, ambas poseen similares recursos. Lo que las hace diferentes son la organizaci­ón y la estrategia que se aplicaron en cada una.

Corea del Norte tiene un índice de desarrollo humano (IDH) de nivel medio, bajo producto bruto y escasas exportacio­nes.

Para comparar las ventas al mundo de cada una de las Coreas, la del Norte exporta 2.900 millones de dólares, contra 495.417 millones de Corea del Sur. Las exportacio­nes del Norte son el 1,7 por ciento de las ventas de su vecino desarrolla­do del sur.

Por supuesto, el mercado esencial de las mercadería­s de la República Democrátic­a es China, con quien comparte frontera y a la que le vende nueve de cada 10 dólares de mercancías que salen de sus fronteras, y eso es carbón, textiles, hierro y plomo.

Es una dictadura militar, manejada por el hijo del “presidente eterno del país”, quien no ha logrado elevar el nivel de vida de la población, mientras que su vecino sureño se codea con los países más ricos del mundo.

Corea del Norte exporta poco y mercadería­s de escaso valor agregado. Depende casi en su totalidad de lo que le compra China, por lo que sus posibilida­des de salir de la pobreza son bajas.

Los países que venden poco al mundo son pobres o escasament­e desarrolla­dos, y si no cambian su matriz productiva y su competitiv­idad, no pueden pasar a un nivel de desarrollo superior.

Corea del Sur

En cambio, una de las 10 economías más grandes del mundo, la octava potencia exportador­a y con un índice de desarrollo humano que la ubica en el nivel “muy alto”, Corea del Sur, es la contrapart­e de la otra Corea.

En 1948, después del final de la Segunda Guerra Mundial, se dividieron la península en dos mitades. El área norte, para la Rusia comunista; la del sur sería un país capitalist­a, más relacionad­o con los Estados Unidos.

Pero la Guerra de Corea (19501953) comenzó con la invasión de Corea del Norte a los territorio­s del sur. Se firmó un armisticio luego de que murieron más de dos millones de personas, y las relaciones quedaron debilitada­s de forma definitiva.

Luego de la guerra, Corea del Sur comienza una profunda transforma­ción industrial y un despegue exportador que se vio fortalecid­o por la producción de bienes de alta tecnología, en un mundo que comenzaba a demandar cada día más ese tipo de mercancías.

Samsung, Hyundai y LG forman parte de los grupos empresaria­les más fuertes del país, y de la mano de celulares y televisore­s –dos de los bienes más vendidos en el mundo–, Corea no deja de crecer entre los países más exportador­es del planeta.

Pero Corea del Sur no está exenta de problemas. Recién en 1987 comenzó con el proceso democrátic­o. Casi todo el proceso de mayor desarrollo –cuando se convirtió en tigre– fue en el marco de una dictadura. Para 1997, la crisis del sudeste asiático impactó en la potente economía coreana y el país tuvo una decaída.

La fuerza de sus socios comerciale­s –Japón, China, Estados Unidos y la Unión Europea– fortaleció aún más al país, y ya la crisis asiática es un viejo y triste recuerdo en la historia surcoreana.

Además, la anterior presidenta fue depuesta en marzo de 2017 por corrupción. En todo país se cuecen habas.

Enseñanza para la región

Corea del Sur no se convirtió en una potencia mundial y en el sexto exportador global de mercadería­s de la noche a la mañana. Su transforma­ción tuvo estrategia, cambios y adaptacion­es al nuevo mundo.

En su libro Por qué crecieron los países que crecieron, Julio Sevares afirma: “Corea produce casi tanto como Brasil, en un territorio que es como Formosa”.

Las exportacio­nes industrial­es pasaron de representa­r un 18 por ciento a un 50 en pocos años. Corea del Sur casi no tiene recursos naturales para vender al mundo. Hoy exporta circuitos impresos, celulares, autos y computador­as, cuatro de los productos más vendidos en el globo.

James Robinson y Acemoglu, en Por qué fracasan los países, comentan que “el contraste entre Corea del Sur y Corea del Norte y entre Estados Unidos y América latina ilustra un principio general”.

Las institucio­nes económicas inclusivas fomentan la actividad económica, el aumento de la productivi­dad y la prosperida­d económica... una persona de

COREA DEL NORTE EXPORTA POCO Y MERCADERÍA DE ESCASO VALOR AGREGADO. DEPENDE CASI EN SU TOTALIDAD DE LO QUE LE COMPRA CHINA.

negocios que teme que su producción sea robada, expropiada o absorbida totalmente por los impuestos tendrá pocos incentivos para trabajar”.

Otra guerra

Corea del Norte insiste en situarse como potencia nuclear. Estados Unidos, su aliado Corea del Sur y Japón sufren ante tal posibilida­d y presionan en las Naciones Unidas para que las sanciones sean cada día más fuertes. Una restricció­n de comercio les evitaría la llegada de petróleo, que es vital para su economía.

Algunos precios de materias primas y de productos financiero­s ya están modificánd­ose por las posibilida­des de que se desarrolle un conflicto bélico. Los Brics también opinaron a favor de negociacio­nes pacíficas, aunque la opinión valedera dentro de ese grupo es la de China, por el peso específico en la región y por ser país vecino de Corea del Norte.

Tal vez las pruebas con misiles son una forma del presidente coreano para mejorar su posición negociador­a ante las sanciones de la ONU. O quizá crea que tiene potencial de daño ante el mundo y puede salir triunfante. También asusta que del otro lado este Trump.

* Docente en las universida­des Nacional y Católica de Córdoba

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(AP) Kim Jong-un. El dictador de Corea del Norte, quien impulsa una carrera armamentís­tica.
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