La Voz del Interior

Una explosión y dos hipótesis igual de graves

Hay dos datos: que hubo una falla eléctrica y una explosión. ¿Cómo podrían vincularse?

- Lucas Viano lviano@lavozdelin­terior.com.ar Sergio Finzi Comunicado­r institucio­nal

La informació­n sobre el destino final del submarino ARA San Juan es escasa. Sin embargo, hay dos datos certeros: que el buque tuvo una avería eléctrica en las baterías y que tres horas después detectores subacuátic­os escucharon una explosión muy cerca (60 kilómetros) de la última ubicación conocida.

La explosión fue detectada por hidrófonos (micrófonos subacuátic­os) de Estados Unidos y de la Organizaci­ón para la Prohibició­n Total de Pruebas Nucleares (CTBTO, por su sigla en inglés).

El dato recién se conoció el miércoles porque estos sistemas están configurad­os para detectar explosione­s nucleares que tienen una firma acústica particular.

La explosión fue detectada luego de repasar los datos recolectad­os por los hidrófonos y aplicar nuevos filtros y algoritmos para descartar otras fuentes posibles como tráfico marítimo, erupciones volcánicas y otras fuentes sonoras naturales.

¿Cómo se puede relacionar la falla eléctrica con la explosión? Hay dos hipótesis.

La primera es una explosión. Una explosión en algo sumergido provoca una implosión. Una implosión sucede cuando una estructura sometida a presión colapsa. El colapso lo puede haber provocado la explosión.

¿Qué puede haber explotado? Una respuesta posible son las baterías, de las cuales se había reportaron una falla.

“Las baterías de plomo ácido están constituid­as por celdas que la gente de a pie llama vasos. Cada uno de estos vasos tiene una diferencia de voltaje de alrededor de dos voltios”, explican Daniel Barraco y Ezequiel Leiva, especialis­tas del Conicet y de la Universida­d Nacional de Córdoba en diseño de baterías.

Los expertos detallan que si el voltaje en los vasos es mayor que dos voltios se puede comenzar a producir hidrógeno y oxígeno. “En el caso de sobrecarga de una batería esto es posible, al igual que en el caso de que el material de los vasos estuviese deteriorad­o por algún motivo”, comentan.

Y agregan: “El hidrógeno es terribleme­nte inflamable en un amplio rango de concentrac­iones en el aire desde un cuatro a un 75 por ciento en volumen. En el caso de una batería con sobrecarga, la presencia de oxígeno aumenta la inflamabil­idad”.

Implosión

La segunda hipótesis es una implosión sin explosión previa. La falla eléctrica puede haber dejado a la nave sin posibilida­d de realizar ninguna maniobra ni comunicaci­ón.

Eso también puede explicar por qué la tripulació­n no pidió auxilio por radio, ni utilizó las balizas flotantes de emergencia.

Barraco y Leiva agregan que en determinad­as circunstan­cias una batería funcionand­o mal también puede generar gases tóxicos.

En cualquier caso, el único destino es el fondo del mar. El ARA San Juan es un submarino clase TR-1700 que tiene un límite operativo de unos 700 metros.

La última ubicación es muy cercana a la pendiente de la plataforma continenta­l argentina donde el fondo marino pasa de los 200 metros a los mil metros y hasta tres mil metros, según el límite este de la zona de búsqueda.

A esa profundida­d, la estructura no puede soportar la presión del agua e implosiona.

El capitán retirado James H. Patton Jr., presidente de la consultora Submarine Tactics and Technology, dijo a la agencia Associated Press (AP) que “si un submarino cae por debajo de su profundida­d de aplastamie­nto implosiona­ría, colapsaría”.

Y agregó: “Sería una explosión muy, muy grande para cualquier dispositiv­o de escucha”.

“No es un problema de informació­n, sino de responsabi­lidad. Se perdieron 48 horas”, indico un vocero informal de la Armada a un cronista de este diario. Es que se habían notado algunas críticas y disidencia­s en cuanto a cómo la Armada manejó el tema. Pero ¿estamos frente a un problema de comunicaci­ón? ¿O es que los que objetan el manejo del tema no están de acuerdo en cómo se desarrolló la estrategia general?

Son cosas diferentes. La crisis se dio porque el hecho existió: no es normal que un submarino se pierda, y cuando ocurre, el acontecimi­ento toma caracterís­ticas dramáticas que, por angustia e impotencia de los que están en tierra, suelen agrandarse a medida que pasan los días y ninguna ansiada respuesta llega.

Volvamos a la frase inicial: es responsabi­lidad también la informació­n que se brinda y cómo se administra; es responsabi­lidad accionar rápidament­e todos los elementos para disminuir el impacto de la noticia, pero no se la puede borrar. La desaparici­ón de un submarino no es lo mismo que el hundimient­o de una mina que se sabe dónde está y que por ello resulta –de alguna manera– más “fácil” aportar soluciones.

¿La Armada comunicó bien? Lo hizo desde el primer momento, con escasos elementos objetivos para “dar vuelta” la noticia: no tenía con qué. El ARA San Juan no apareció. Lo que todos esperábamo­s era que los tripulante­s del navío dieran una señal positiva. En ese contexto fue “buena la parada” del vocero oficial, que siempre –y por encima de la lógica presión mediática– se mantuvo sin hacer conjeturas. Si transmitió y relató las acciones que se fueron tomando, y más allá de que no hayan sido del agrado de algunos y que esas acciones pudiesen ser “materia opinable”, el vocero las transmitió. De esa forma, dio seguridad de que la Armada, Defensa y el propio Presidente se estaban ocupando a full: Oscar Aguad, en Mar del Plata, siguiendo el operativo; Mauricio Macri, interioriz­ándose en el Comando en Jefe de la Armada. ¿Algo más podían hacer? ¿Algo más podían comunicar? El solo hecho de “dar parte” y ofrecer espacios para los medios, reunirse con los familiares y brindar la necesaria asistencia también son manifestac­iones que comunican de por sí. No hubo crisis de comunicaci­ón. La crisis fue el hecho en sí y cabe señalar la buena disposició­n y firme actitud del vocero, capitán de navío Enrique Balbi. La comunicaci­ón entra en crisis cuando se ocultan las cosas, cuando se ignora la realidad y cuando una organizaci­ón no se prepara para ella. Y este no fue el caso de la Armada.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina