Los estereotipos alejan a las chicas de la ciencia y la tecnología
Las mujeres reciben pocos estímulos en las familias y en el sistema educativo para interesarse por esas disciplinas. No obstante, cada vez más padres y docentes alientan a los niños a estudiar lo que les guste.
¿ Cuánto influyen los estereotipos de género en el vínculo de las niñas con las disciplinas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática (Stem, por sus siglas en inglés)? ¿Cuál es el desempeño escolar de mujeres y varones en estas asignaturas? ¿Hay cada vez más una elección de las carreras sólo según los gustos?
Estas son algunas de las preguntas que intenta responder una investigación que indaga acerca de cómo niños y niñas de 6 a 10 años se vinculan con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y la matemática, realizada por la Cátedra Regional Unesco Mujer Ciencia y Tecnología de América latinaFlacso Argentina junto a la Aso- ciación Civil Chicos.net y con el apoyo de Disney.
El estudio, que se realizó en Ciudad de Buenos Aires, San Pablo y Ciudad de México, entre abril y octubre de 2017, indaga en cómo influyen los padres y los docentes en el vínculo de las niñas con estas disciplinas “duras” y cuánto contribuye el estereotipo de género en esa elección.
El análisis sobre las condiciones que favorecen o limitan desde la infancia la igualdad de oportunidades de varones y mujeres para desarrollarse en las “profesiones del futuro” se basa en el escaso número de mujeres en las carreras relacionadas con las ciencias duras y la tecnología.
El trabajo revela que uno de cada tres padres cree que la baja participación de las mujeres en estas disciplinas se debe al gusto personal y que, a la vez, las niñas reciben pocos estímulos en el hogar y en la escuela para interesarse en esas disciplinas.
Por su parte, nueve de cada 10 niñas de entre 6 y 8 años asocian la ingeniería con las afinidades y destrezas masculinas, aunque tanto varones como mujeres opinan que pueden ser desempeñadas por personas de ambos sexos.
El 50 por ciento de los padres encuestados en Buenos Aires considera, no obstante, que hay diferencias de desempeño entre niñas y niños en materias relacionadas con ciencia y tecnología.
La mayoría opina, a su vez, que los niños tienen mejor rendimiento en tecnología e informática que las niñas.
En Ciudad de Buenos Aires y en Ciudad de México, el interés de las niñas por la matemática cae a medida que pasan de año, aunque las evaluaciones indiquen que su rendimiento en algunos contextos es superior o igual al de los chicos.
El 30 por ciento de las niñas de 6 a 8 años indica que lo que menos le gusta en el colegio son las matemáticas, mientras que lo mismo opinan el 40 por ciento de los niños de 9 y 10 años.
Hacer lo que les guste
El trabajo revela que la mayoría de las familias alentaría a sus hijos e hijas a seguir sus gustos, sin importar que la carrera elegida esté asociada al mundo masculino, en el caso de las mujeres, o al femenino, en el de los varones.
“El hacer lo que les gusta” se considera clave para obtener satisfacciones personales y éxito en el trabajo, y destacan las oportunidades laborales que dan las ciencias y las tecnologías.
Al parecer son pocos quienes intentarían disuadir la elección de su hijo o hija en base a cuestiones relacionadas con las desigualdades de género. Esa conclusión se desprende de la pregunta sobre qué le diría a su hija si elige estudiar ingeniería o a un hijo que desea ser maestro jardinero.
Los padres, a la vez, valoran que sus hijas sigan carreras que les permitan ganar autonomía en su vida económica y personal.
La mayoría de los adultos identifica a las disciplinas científico-tecnológicas como “las profesiones del futuro”, y 73 por ciento de los padres de Ciudad de Buenos Aires le diría a su hija “que siga adelante con su elección si es su vocación, aunque se trate de disciplinas masculinas”.
El informe indica que si bien no han desaparecido los estereotipos y los sesgos de género, se advierten cambios significativos en los discursos sobre las diferencias de género en los ámbitos de estudio, respecto de otras épocas.
Muchos afirman que la imagen del varón proveedor y los mandatos de género han perdido vigencia en un mundo que exige, tanto a varones como mujeres, formarse para llevar una vida económica estable y progresar.