La Voz del Interior

Las idas y vueltas de la jubilación de Pedro

- Laura González Público y notorio lgonzalez@lavozdelin­terior.com.ar

“Amí, con la Reparación Histórica, me ajustaron hace tres meses 500 pesos. No es mucho, pero me vinieron bien. Ahora escucho que, en vez de que me aumenten 800 pesos en marzo que viene, me van a subir 300. ¿En qué quedamos? ¿Para qué me dan por un lado si me quitan por el otro?”. Así se queja Pedro, un jubilado de 78 años.

Como todos, está expectante por los cambios previsiona­les que envió el Ejecutivo y que ayer tuvieron dictamen de comisión en el Senado. La reforma previsiona­l tiene tres ejes: uno destinado a los ya jubilados “genuinos”, es decir, con 30 años de aportes, a quienes se les garantiza que cobrarán el 82 por ciento del salario mínimo vital y móvil. Hoy no tiene casi impacto, pero desde enero, cuando el salario mínimo subirá a 9.500 pesos, la suba será de 544 pesos.

El segundo eje atañe a los activos del sector privado: es la extensión voluntaria de la edad jubilatori­a hasta los 70 años, con la posibilida­d de mejorar el haber si se sigue trabajando (1,5 puntos del salario promedio por cada año trabajado) y con exención de contribuci­ones patronales para la empresa en esos años adicionale­s.

El tercer punto es el más polémico, porque cambia la fórmula con la que hoy se ajustan las jubilacion­es en Argentina, la que combina inflación, recaudació­n de los impuestos afectados a Anses y evolución de los salarios industrial­es (el Ripte, que elabora el Ministerio de Trabajo). Esa ecuación se aplica en marzo y septiembre desde 2009 y fue armada con ese mix para que salarios y recaudació­n solaparan la inflación baja que por ese entonces informaba artificial­mente el Indec.

Hasta ayer, se pretendía dejar sólo el índice de precios al consumidor, con el argumento de que el Indec ya es creíble, que los salarios también se miden por la evolución de los precios y que con los cambios impositivo­s se va a tocar la recaudació­n previsiona­l, por lo que se afectaría la fórmula. Todo eso puede ser cierto.

Pero no significa que no haya perjuicio para los jubilados. Si el Gobierno calcula ahorrar 80 mil millones de pesos de mínima con esta reforma, es porque no se los dará a los jubilados. Quizá no pierdan, pero tampoco ganarán; es decir, no mejorarán su poder de compra por encima de la suba de precios. Además, se les aplicará el ajuste con el IPC del semestre anterior: ese pedaleo de los índices explica buena parte del ahorro. Ayer, en el plenario de comisiones, el oficialism­o aceptó una propuesta del PJ y las jubilacion­es se ajustarán en un 70 por ciento por inflación y en un 30 por ciento por Ripte, que sigue los salarios.

Pero el cambio a la fórmula se acordó con los gobernador­es, cuando discutiero­n el nuevo pacto fiscal. Ayer, defendiero­n todo. Aunque ninguno lo diga en público, todos saben de lo inelástico que es el gasto en salarios y jubilacion­es. Aceptaron trasladar el ajuste a los 12 millones de personas a quienes se les aplica la movilidad, entre jubilados y asignacion­es, a poner en orden el gallinero propio. Es que el pacto fiscal que acordaron gobernador­es y Nación es blando: no congela los cargos públicos, por ejemplo, y permite que aumenten en función del crecimient­o de la población. En realidad, el pacto fiscal impide efectiviza­r gente seis meses antes de terminar el mandato, pero no evita que el blanqueo se haga antes. Es gradualist­a al extremo. Y, sobre todo, no aplica sanciones. Los pactos de 1999 y de 2004 se firmaron, se incumplier­on y no pasó nada.

Ajustar a los jubilados, que no tienen capacidad para movilizars­e en las calles, que no cortan rutas, no paran colectivos ni suspenden las clases, fue la salida que la política encontró para seguir haciendo mala política. El camino más corto.

No se toca la estabilida­d absoluta de la que gozan los empleados públicos, no se congela el gasto en serio ni se ponen frenos al endeudamie­nto de las provincias, del que la Nación es siempre la última garantía. Todos aspiran a endilgarle el costo político a la Nación, que con esto les saca a los pasivos el doble de lo que les dio con la Reparación Histórica, que lleva ya pagados 35 mil millones de pesos. Aunque aplaudan a escondidas.

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Ajuste. La política vuelve a apuntar a los jubilados nacionales.

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