Rescate complejo y reformas aplazadas Roberto Battaglino
En la Casa Rosada no hay espacio para la duda: fue un accidente. Lo dijo el presidente Mauricio Macri ayer en su breve discurso y lo repiten en la cartera de Defensa con énfasis: el ARA San Juan salió en perfecto estado de la base de Ushuaia.
La orden que bajó del Presidente al Ministerio y a la Armada fue que hay que seguir hasta encontrar el submarino, que –según los informes preliminares que tiene el Gobierno– sufrió una implosión tan súbita y potente que no le dio tiempo al capitán a activar siquiera uno de los siete sistemas de alarma de la nave.
El colapso fue en segundos, creen en el Gobierno nacional, al tiempo que descartan cualquier otra hipótesis. Conjeturan que el problema pudo haber estado en que ingresó agua en los enormes packs de baterías que usa el submarino cuando tiene que navegar en silencio sin los motores a gasoil. Ese contacto de agua con las baterías pudo haber liberado hidrógeno. El submarino tiene instrumental para liberar hidrógeno, pero si se acumuló, eso pudo haber sido el explosivo fatal.
Estaba navegando cerca del talud y con la explosión pudo haber caído a ese enorme precipicio suboceánico, y no se descarta, siempre según lo que hacen saber funcionarios del Gobierno, que si pasó los 700 metros haya quedado como una lata abollada. El rescate de la nave, en caso de ser hallada, y de los restos de los 44 tripulantes es una quimera.
Crisis dentro de la crisis
La aparición de Macri ayer con un mensaje de poco más de cuatro minutos, después de haberse mostrado el lunes con los familiares de los tripulantes en la base naval de Mar del Plata, tiene que ver con lo que el Presidente bajó como línea a todos sus colaboradores: no producir una crisis dentro de la crisis. Y en el Gobierno consideran que la desaparición del ARA San Juan es el episodio más grave que les tocó atravesar desde que asumieron.
Por eso, Macri apareció flanqueado del ministro de Defensa, Oscar Aguad, y del titular de la Armada, Marcelo Srur.
Circularon en todas estas jornadas todo tipo de informaciones, versiones y trascendidos de rispideces entre la cartera de Defensa y la conducción de la Armada por la demora en informar a las autoridades políticas de la desaparición del submarino.
A tono con el gesto presidencial, en la cartera que encabeza el cordobés Aguad niegan haber difundido ese supuesto malestar.
Sostienen que no habrá, al menos en el corto plazo, cambios en la fuerza, después de la tragedia.
También descartan en el entorno del cordobés que vaya a ponerse en discusión su continuidad como ministro de Defensa.
Los planes
Aguad, aunque nadie lo admita, tenía en carpeta una serie de reformas en las Fuerzas Armadas, que seguramente iban a incluir la salida de los actuales comandantes de cada una.
El plan consiste en un replanteo de las tres fuerzas, Ejército, Armada y Aeronáutica, y la creación de una nueva división especializada en la denominada “cyberdefensa”.
Sin hipótesis de conflicto con otras naciones, la intención es enfocarse en las fronteras para prevenir el terrorismo y delitos complejos, sin intervención en seguridad interior, con una fuerte incorporación de tecnología.
En este punto, con la desaparición del ARA San Juan no resuelta aún, en Defensa están pensando en comprar otro submarino de esas características. Es que consideran que la principal tarea que desarrollaba en materia de vigía para evitar la pesca de naves extranjeras en el mar Argentino es clave.
La riqueza de esa zona es difícil de calcular. Algunos sostienen que puede equipararse a todo lo que genera la región pampeana en agricultura y ganadería.
Pero para seguir con todo eso, hay que cerrar la tragedia del ARA San Juan. Y eso puede llevar horas, días o meses.