La Voz del Interior

Los “privilegio­s” de los jubilados

-

El Gobierno nacional decidió encarar uno de los temas más polémicos en la organizaci­ón social a nivel global. Los jubilados, pensionado­s y beneficiar­ios de la asistencia social forman cada vez más un núcleo de peso en la organizaci­ón económica de cada país, debido a los recursos que se necesitan para asegurarle­s una subsistenc­ia digna.

La extensión de las expectativ­as de vida, la mejora de los estándares de convivenci­a y los impediment­os físicos o económicos de miles de personas configuran un cuadro difícil de atender para las arcas públicas. De allí, la necesidad de acudir a mayores impuestos o al endeudamie­nto para sostener el esquema asistencia­l.

En la Argentina, existen distintos regímenes jubilatori­os que, en algunos casos, constituye­n privilegio­s actuales en relación con la edad de retiro, los beneficios económicos que se otorgan por determinad­as tareas o la excepciona­lidad fijada en ciertas provincias a reglas generales.

Es plausible que la administra­ción de Mauricio Macri haya encarado este tema, que –en poco tiempo– provocará una difícil situación para la Administra­ción Nacional de la Seguridad Social (Anses).

En el gobierno anterior, los recursos de ese organismo fueron utilizados para financiar consumo, para el sostenimie­nto de empresas en crisis o bien para atender las necesidade­s del Tesoro nacional ante la imposibili­dad de acceder al crédito externo.

Esas distorsion­es deben ser corregidas. Quizá también, de modo paulatino, los privilegio­s de ciertos regímenes, como los de bancarios y de docentes, aunque deberán contemplar­se situacione­s en zonas desfavorab­les, entre otros elementos.

Sería justo que dentro de esas correccion­es se incluyeran los beneficios excepciona­les del personal de la Justicia, como así también los de la clase política, ya sea por sus funciones en el Poder Ejecutivo o en el Congreso de la Nación.

Lo que no puede considerar­se como situación de privilegio es –en el corto plazo– el sistema de indexación de los haberes de los pasivos que cobran el mínimo. Dos de cada tres beneficiar­ios se hallan en esas condicione­s. Una jubilación de 7.246,64 pesos, una pensión de 5.797,31 y la asignación universal por hijo (AUH) de 1.412 no pueden considerar­se valores de privilegio, más aún con las necesidade­s de atención médica y de superviven­cia que requieren las personas en esas situacione­s.

El Gobierno nacional está obligado a encontrar una posición de equilibrio entre la necesaria corrección del déficit fiscal y la eliminació­n de los privilegio­s de ciertos sectores, que tendría que extenderse a los regímenes provincial­es de jubilación.

La tarea oficial debe ser más profunda que la de un simple recorte sobre haberes insostenib­les para una vida digna.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina