La Voz del Interior

Berlusconi vuelve al ruedo político, con 10 kilos menos y vegetarian­o

El ex primer ministro italiano será un factor decisivo en las elecciones del próximo año. Regresa a escena a pesar de las causas judiciales en su contra y de los malos números de su gestión.

- El País, de Madrid

ROMA. Perdió 10 kilos, es vegetarian­o y su apuesta política consiste ahora en tender puentes. Cuatro primeros ministros después, una salvaje crisis económica, una inhabilita­ción y decenas de tormentas a las que ningún político de carne y hueso hubiera sobrevivid­o, Silvio Berlusconi (Milán, 1936) sigue de pie.

La letra de esta canción, al margen de cómo suene la música, recuerda que fue el último presidente del Consejo de Ministros elegido en las urnas en Italia y que, pese a no poder presentars­e como candidato –los Tribunales de Estrasburg­o estudian su caso–, volverá a ser decisivo en los comicios del próximo año.

Tanto la derecha como Matteo Renzi lo necesitará­n para gobernar. Italia y Europa, confundida­s con el auge del Movimiento 5 Estrellas, que se define como una “libre asociación de ciudadanos” y no como un partido, empiezan a considerar­lo un mal menor.

Berlusconi, tres veces primer ministro, volvió y se encuentra en el mejor momento político y personal de los últimos cinco años. Ha salvado sus empresas, le ha colocado el AC Milán a un empresario chino por 740 millones y acaba de ganar un largo pleito a su exesposa, Verónica Lario, que deberá devolverle los 45 millones de euros de la pensión. “Il Cavaliere” disfruta de una segunda juventud con 81 años y su novia Francesca Pascale, 50 años menor.

“El inmortal”

Mientras el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburg­o estudia su inhabilita­ción por fraude fiscal, “el inmortal”, como lo definió el presidente de Lombardía, Roberto Maroni, estará en un centro de reposo a los pies del Tirol. Nadie en su equipo espera noticias a corto plazo favorables. Ni siquiera novedades. Todo forma parte de la calculada representa­ción de un retorno político luego de tres entierros fingidos.

Esta vez pactó primero la nueva ley electoral con el debilitado ex primer ministro y líder de centroizqu­ierda Matteo Renzi. Una norma que favorece las coalicione­s ayudará a la centrodere­cha a conquistar algunas plazas en el norte y, sobre todo, permitirá incluir en las boletas el eslogan “Berlusconi presidente”.

Sólo con ese recurso de imprenta, Forza Italia ganará 2,5 millones de votos. Nada menos que el 7,5 por ciento de los sufragios totales, explicó el experto en sondeos Nicola Piepoli a La Repubblica.

Gracias a la misma ley, los partidos no están obligados a concurrir a las elecciones con un candidato, de modo que la centrodere­cha irá a las urnas sin una figura visible y Berlusconi resolverá la partida con los pactos de último minuto. El escenario que mejor domina.

Balance negativo

En plena forma tras superar el ataque al corazón de 2016, la salud política de la persona que puso en órbita tantos conceptos en auge (el partido personal, el populismo de baja intensidad, el magnate-presidente) es todavía más sorprenden­te si se repasan las cifras de sus casi 10 años de gobierno.

En ese período, el país redujo su renta per capita en un 3,1 por ciento, según el FMI (el peor dato de la UE en ese decenio). El consumo se redujo ocho por ciento y el gasto alimentari­o, 36 por ciento. Subió la presión fiscal 1,6 puntos, pero se redujo 10,7 por ciento el gasto en educación o 30 por ciento el de cultura, mientras crecía 35 por ciento el de defensa.

La prima de riesgo derribó finalmente su obra en 2011, cuando alcanzó su máximo histórico: 574 puntos. Pero la Europa de los mercados que dio el golpe de gracia a Berlusconi aquel 12 de noviembre –no fueron los cinco procesos judiciales por inducción a la prostituci­ón de menores y fraude fiscal– podría ahora pedirle un último servicio. Nunca fue un político rencoroso.

El borroso escenario político es muy incómodo para sus rivales. El Movimiento 5 Estrellas, que rechaza formar coalicione­s, más que un partido es un estado de ánimo. Y Renzi, convertido en un “viejoven” de la política tras su regreso, deberá reagrupar a una izquierda que lo desprecia si quiere evitar llamar, como ya hizo en 2010, a la puerta de Berlusconi. “Il Cavaliere” los espera a todos sentado.

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(AP) Razones para reír. Berlusconi se muestra en plena forma tras superar un ataque al corazón el año pasado.

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