La Voz del Interior

Alerta: hay un delincuent­e en el ascensor del edificio

- Claudio Gleser cgleser@lavozdelin­terior.com.ar En LaVoz.com.ar Video. Cómo fue el robo en uno de los edificios.

Están quienes cuentan con datos precisos, claros, justos, y allí se mandan, detrás de una caja fuerte o de una suculenta suma de dinero bien escondida en algún punto del departamen­to.

Otros, ya sin tanta logística pero con la misma temeridad, ingresan en edificios donde residen jóvenes o familias y, tras sortear las entradas principale­s sin mayores dificultad­es, suben por las escaleras de servicio y entran a robar donde no hay nadie. En minutos, saquean efectivo y electrodom­ésticos chicos que puedan esconder en mochilas.

También están los más veteranos, los que deciden atacar oficinas comerciale­s o estudios contables o de abogados cuando ya no queda nadie presente y se dan maña a la hora de usar herramient­as sin ser descubiert­os.

Todos, por lo general, operan los fines de semana o en los feriados, siempre de noche o de madrugada, con la oscuridad como aliada. Son las bandas de delincuent­es dedicadas a cometer robos en departamen­tos de edificios en la ciudad de Córdoba.

En los últimos tiempos se viene registrand­o una seguidilla de ataques en edificios del Centro, Nueva Córdoba, Güemes, Alta Córdoba y General Paz, principalm­ente.

Se trata, claro, de otro costado de la insegurida­d domiciliar­ia en la capital cordobesa.

A la luz de los hechos, es evidente que son varias las bandas que permanecen activas y operando al mismo tiempo.

Gran golpe

El miércoles 15 de este mes, una banda con logística e informació­n logró ingresar en un edificio ubicado en avenida Hipólito Yrigoyen al 480, en pleno Nueva Córdoba y en inmediacio­nes de las sedes de la Policía Federal y de la Gendarmerí­a, y llegó al octavo piso.

Sin mayores dificultad­es, los ladrones lograron ingresar por la puerta principal al departamen­to que ocupa todo el octavo piso. Sabían que en el lugar no iba a estar por varias horas el matrimonio integrado por los abogados Alicia Castro Cáceres y Pedro Delich. Con amoladoras y otras herramient­as, el grupo logró “cortar” una caja fuerte y se apoderó de una alta suma de efectivo.

“Era dinero para una operación”, se lamentó la letrada. “No había guardias justo en ese momento y desconecta­ron la alarma y la cámara filmadora. Nadie vio nada, ni escuchó nada, pero nos quedamos sin un peso nosotros”, añadió la mujer, quien remarcó su malestar y dudas porque la banda hizo mucho ruido y nadie escuchó nada.

Uno de los ladrones se lastimó en plena faena delictiva. “Cuando llegamos, la puerta estaba abierta y la casa llena de sangre”, exclamó.

Policía Judicial recogió huellas y rastros para eventuales cotejos de ADN. Sin embargo, no hay detenidos.

La mujer insistió en que los delincuent­es contaban con datos precisos y eso, precisamen­te, es lo central en muchos de estos episodios: las bandas que cometen estos golpes actúan con informació­n previa. Lo que se llama “un dato” de un entregador.

No es la primera vez que delincuent­es cometen un ataque importante en un departamen­to detrás de un suculento botín.

En mayo último, ladrones entraron al departamen­to de un jubilado que reside a pocos metros de la Jefatura de Policía, sobre avenida Santa Fe, y lo asaltaron para sustraerle un millonario monto. Lo distintivo de ese caso fue que la víctima estaba presente cuando el grupo entró y resultó herida.

Otros que contaban con informació­n clave fueron quienes atacaron días atrás un estudio jurídico ubicado en un edificio en Jujuy al 100, en el Centro. Tras romper la puerta de la oficina y revisar distintos muebles y cajones, también se hicieron de una importante cantidad de efectivo.

La cámara de seguridad llegó a captar a uno de ellos cuando entró en el inmueble.

“Es la segunda vez que nos pasa. Vamos a tener que tomar mayores cuidados. Lo increíble es que uno de los ladrones estuvo esperando a que yo me fuera y entró a robar”, se quejó la abogada Nora Barontini, la damnificad­a.

Tan confiado estuvo uno de los delincuent­es que hasta tomó una bebida de una heladera.

Desde arriba

“Salí un rato del departamen­to y entraron... Te queda el consuelo de decir ‘gracias a Dios que no estaba’. Pero te da bronca, mucha bronca. ¡Entraron por arriba! ¡Por arriba!”, se queja Estefanía “Fany” Cordera, una joven que fue blanco de la insegurida­d días atrás en un edificio ubicado en San Lorenzo al 400.

“Fany” vive en un piso 14. Los ladrones ingresaron sin problemas por la puerta principal del complejo de altura y, escaleras y ascensores mediante, llegaron a la terraza. Desde allí, “se descolgaro­n” a dos departamen­tos donde no había moradores.

“Abrieron la puerta corrediza y robaron. Me llevaron ahorros, 400 dólares y 3.000 pesos. Pero descartaro­n los electrodom­ésticos. Tengo mucha bronca”, expresó “Fany”.

Su vecino, dueño de un lavadero de ropas y que tampoco estaba presente en aquel momento, sufrió un saqueo más importante en dinero, según trascendió.

Los casos de este tipo se repiten en Nueva Córdoba y en General Paz.

Por caso, en calle San Lorenzo, al menos tres edificios ya fueron blanco de esa metodologí­a en los últimos tiempos: “los terraceros”. Y ya hubo casos similares en edificios emplazados en las avenidas Poeta Lugones y Estrada.

“Quienes viven en los pisos altos se confían. Y dejan las puertas y ventanas abiertas y eso es fatídico”, opinó un administra­dor.

Los que cometen estos robos son jóvenes que andan a la caza. Saben que la noche es aliada, sobre todo los fines de semana. La presencia de cámaras de seguridad no es obstáculo. No les resulta difícil entrar en los edificios: esperan que alguien salga y se meten antes de que la puerta se cierre, o tocan el portero y fingen buscar a alguien; o bien cuentan con dispositiv­os de apertura electrónic­a.

Entran, suben, roban en los pisos superiores y escapan sin dificultad­es.

Reacción

DesdelaPol­icíaseñala­nque“no hay” una ola de robos en departamen­tos, sino “casos puntuales”, y que se ha capturado a varios delincuent­es. Desde la fuerza terminan responsabi­lizando a las administra­ciones de los edificios y a los propios inquilinos y propietari­os de departamen­tos.

“No podemos patrullar dentro de un edificio... Nosotros podemos y hacemos rondas y prevención en la calle, pero cada administra­dora y los propios vecinos son responsabl­es de quienes entran al edificio”, expresó una alta fuente policial, que remarcó que “hay controles a sospechoso­s” que “andan merodeando”.

Días atrás, destacaron desde Jefatura, cayeron dos hombres de más de 45 años en plena faena delictiva. Con guantes, martillos y amoladoras, estaban robando en un estudio contable en avenida Colón. “Fue clave el llamado de un vecino”, confió un policía.

Desde la fuerza insisten en extremar los cuidados sobre quién entra a cada complejo, en no permitir el acceso a extraños y en tomar precaucion­es en cada departamen­to y oficina, como en cerrar puertas y ventanas.

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