Tomar conciencia de la peor noticia
Cuando el vocero de la Armada, Enrique Balbi, comenzó a leer el comunicado de ayer sobre el ARA San Juan, en la inmovilidad de ese rostro luctuoso ya podía adivinarse, también, la palidez de la noticia que estaba por dar.
Fue, acaso, el corolario anunciado de algo que ya se sabía desde hacía tiempo. La inhabilitación final de una esperanza que, a esta altura, sólo podía alcanzar la categoría de milagro.
El milagro no llegó. La suspensión del rescate de los tripulantes fue apenas una frase. Su significado encierra la peor noticia, la que nadie quería dar ni escuchar: se extinguieron las posibilidades de encontrar con vida a los 44 tripulantes del submarino.
La búsqueda de la nave continuará, pero sin pistas claras ni, tampoco, grandes expectativas.
Fueron 15 largos días de una tragedia que desafió a todos los argentinos. Varios de esos desafíos fueron sorteados con dignidad, otros no tanto. A todos hubo que refle- jarlos cada día en los diferentes soportes informativos de La Voz.
Nos dejan una enseñanza profunda, que tiene más que ver con la parte que menos nos gusta de nosotros.
Por ejemplo, que ni cualquier muerte –hablamos de los 44 tripulantes del ARA San Juan, pero también podrían ser Santiago Maldonado o Rafael Nahuel– logre
LA COBERTURA DEL CASO DEL ARA SAN JUAN NOS DEJA UNA ENSEÑANZA TRISTE: NI LA MUERTE LOGRA UNIRNOS COMO PAÍS.
unir a los argentinos a favor de la vida y de la justicia, por encima de las diferencias.
Nos tocó reflejar la utilización política del dolor, la distinta valoración de la muerte según la víctima, el reproche sin fundamentos, la ausencia de autocrítica y la necesidad de culpar automáticamente. También fuimos testigos, como sociedad, de lo que sucede cuando faltan o fallan ciertas políticas de Estado.
En esas aguas hubo que navegar en estas dos semanas y, de seguro, habrá que seguir haciéndolo.
Parte de todo eso refleja el Primer plano de esta edición. Habrá otros desenlaces de esta historia, que se conocerán con el tiempo. Pero ya no habrá peor noticia que la de ayer para comunicar.