Kim Jong-un mostró el nuevo misil que inquieta al planeta entero
Corea del Norte presentó al mundo el nuevo misil intercontinental que lanzó esta semana y que, según afirmó, puede alcanzar cualquier punto de Estados Unidos. Se trata de un modelo más grande y mejor diseñado que refleja los avances armamentísticos del régimen, pero que aún arroja dudas sobre la verdadera viabilidad de su arsenal.
Además de un breve video de su lanzamiento, los medios norcoreanos publicaron 42 fotografías del nuevo misil balístico intercontinental (ICBM), el Hwasong-15, disparado el miércoles con la supervisión del líder norcoreano, Kim Jong-un, a quien se lo ve sonriente antes y después del exitoso test.
Las imágenes muestran un proyectil de punta más redondeada y de mayores dimensiones con respecto al primer ICBM que Pyongyang probó con éxito en dos ocasiones en julio: el Hwasong-14.
El nuevo diseño de punta redondeada podría estar orientado a transportar en el futuro más de una cabeza nuclear, indicó el Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur, un país que comparte con Corea del Norte la frontera más militarizada del mundo.
El diámetro del Hwasong-15 también llamó la atención de la comunidad de analistas, y estos creen que vendría dado por un cambio de motores y por una serie de inyectores añadidos.
Eso habría hecho posible el mayor impulso del misil, que voló 950 kilómetros y alcanzó un apogeo de 4.475 kilómetros, la máxima altura jamás alcanzada por un proyectil norcoreano, antes de caer al mar de Japón, 300 kilómetros al oeste de la costa nipona.
Corea del Norte dijo que el misil puede portar una cabeza atómica grande y alcanzar todo Estados Unidos. Muchos creen que, de haberse disparado con un ángulo más cerrado, podría, en efecto, haber recorrido más de 13 mil kilómetros, suficiente para llegar a la costa este.
Aun así, los analistas dudan de que el Hwasong-15 logre alcanzar esa distancia si el régimen le incorpora de verdad un arma nuclear, ya que se cree que Pyongyang aún no desarrolla cabezas lo suficientemente ligeras.
Sin embargo, los progresos refrendan una tesis: a Pyongyang le falta sólo un año para tener un ICBM viable para atacar la costa oeste de Estados Unidos.
Pyongyang rompió una pausa de 10 semanas en sus pruebas con su último lanzamiento, en un año marcado por las respuestas beligerantes del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que han contribuido a elevar la tensión hasta niveles inéditos desde la Guerra de Corea (1950-1953).