Un culpable confeso, defendido por Trump
Michael Flynn, exsecretario de Seguridad, se declaró culpable de contactar en clave de lobby a la diplomacia rusa antes de asumir. El presidente de EE.UU. dijo que tal accionar no fue ilegal.
WASHINGTON. El presidente estadounidense, Donald Trump, intentó minimizar el efecto que las declaraciones de su exasesor de seguridad nacional, Michel Flynn, produjo tras declararse culpable de mentir sobre sus contactos con el Kremlin.
“Eso no es colusión”, dijo el mandatario republicano a los periodistas en la Casa Blanca, en relación con una eventual confabulación entre su círculo de allegados y funcionarios rusos para facilitar su llegada a la presidencia, caso que a nivel mediático se conoce como “Rusiagate”.
Como acostumbra, dijo luego en Twitter que tuvo que despedir a Flynn por haberle mentido al vicepresidente Mike Pence y al FBI e insistió en que las acciones de este eran “legales” y que “no había nada que esconder”.
Miembro del círculo más cercano de Trump y asesor clave durante su campaña electoral, el pasado viernes, el exfuncionario –que tuvo a su cargo todas las agencias de seguridad norteamericanas– se declaró culpable de no decir la verdad al FBI en el marco de las investigaciones por la presunta intromisión rusa en las elecciones presidenciales estadounidenses y prometió cooperar con la fiscalía que lo investiga.
Ante un tribunal federal en Washington, este alto exfuncionario admitió haber omitido en sus anteriores declaraciones la conversación que mantuvo con el entonces embajador ruso en Washington, Serguei Kisliak, el 29 de diciembre de 2016, acerca de las sanciones impuestas por Estados Unidos a Rusia. Pero no sólo eso: también señaló que fue el propio Trump quien se lo ordenó.
Flynn renunció en febrero tras sólo 25 días como asesor de seguridad nacional tras admitir haber ofrecido “información incompleta” sobre sus comunicaciones con el embajador ruso, aunque entonces dijo que lo hizo de forma involuntaria.