Entre el dolor y la traición Virginia Guevara
Lo que aparece en el retrovisor mantiene a los argentinos entre la sorpresa y el espanto, y lo que muestra el camino que hay que transitar asusta. El sistema institucional argentino es siempre una prueba de fuego para la capacidad de leer dónde estamos: a los efectos de interpretar la propia realidad, lleva a menudo a mirar una sola parte, y a hacerlo aferrándose a las convicciones antes que a las evidencias o, incluso, a las leyes.
El resultado frecuente es que los hechos se vuelven colectivamente ininteligibles, hasta el momento de pagar las cuentas.
Es lo que pasó, en todas las jurisdicciones del Estado, desde que el país se sumergió en la tristeza por la tragedia evitable del ARA San Juan, hasta que el jueves uno de los jueces federales que más descrédito acumula formuló la acusación judicial más grave que haya recibido un presidente constitucional: Cristina Fernández fue procesada por traición a la patria.
Repasemos apenas algunas de las decisiones que avanzaron en estas tres semanas que transcurrieron entre el dolor unánime por los 44 submarinistas muertos y la grieta que profundizó la decisión del juez Claudio Bonadio, al pedir el desafuero para encarcelar a la actual senadora.
Tres presupuestos –el nacional, el provincial y el municipal de la Capital– esperan de los cordobeses bastante más de lo que prometen y están camino de quedar aprobados (los dos últimos, la semana próxima) casi sin discusión y sin cambios.
Las subas impositivas de la Provincia para los frentistas llegan al 23 por ciento –25 por ciento promedio para el Inmobiliario Rural– y las del municipio se acercan al 22 por ciento.
Desde el 1 de enero, además, ambas jurisdicciones cargarán sin piedad el costo que representa tener un auto en Córdoba, tanto por los impuestos como por los cargos asociados: peajes, estacionamiento, multas, grabado de autopartes y hasta la obtención del carné de conducir.
Eso sin contar lo que el precio ahora desregulado del combustible representa para cada familia y para la economía entera.
El resto de las tarifas seguirá con subas superiores a la inflación, en consonancia con el recorte de subsidios. Por estos días, se suceden las audiencias públicas en que unos pocos cuestionan los aumentos que pagarán todos los cordobeses: Epec, Aguas Cordobesas, Ecogas y Caminos de las Sierras van tras los pasos de lo que ya ocurrió con el transporte urbano de Córdoba (que volverá a subir cada tres meses). El interurbano lo hará en breve.
Qué pueden hacer frente a esto las partidas del gasto social –que también crecen– es apenas una pregunta retórica.
En medio de las noticias que conmovieron colectivamente a los argentinos, tuvo media sanción la reforma previsional, el mecanismo por el cual los jubilados nacionales y beneficiarios de los programas de la Anses deberán hacerse cargo del costo del entendimiento político entre la Nación y las provincias: son 80 mil millones de pesos que se descontarán de los aumentos que prevé la actual ley de movilidad, tanto a jubilados como a beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo.
Quienes tienen empleo formal se dividen entre los que temen los efectos de la reforma laboral y los que cada mes constatan que pagan más Ganancias. La promesa de que los cambios laborales que el Gobierno nacional quiere aprobar antes de fin de año generarán las condiciones para mejorar las condiciones de ese tercio de los trabajadores argentinos que está en negro no llega a calmar a unos ni a otros.
De estos días, que fueron del dolor a la “traición”, difícilmente surja luz sobre el pasado. Lo que es seguro es que sí surgirán los aumentos que regirán la vida a ambos lados de la grieta durante 2018.
EN NUESTRO PAÍS, CON FRECUENCIA LOS HECHOS SE VUELVEN ININTELIGIBLES, HASTA QUE LLEGA EL MOMENTO DE PAGAR LAS CUENTAS.