La Voz del Interior

Macri, justo en la mitad de un camino lleno de urgencias económicas

Mañana cumple dos años, con un país que apenas pudo morigerar la inf lación. Tres economista­s de distinta orientació­n señalan riesgos y desafíos. Y apuntan al déficit fiscal.

- Javier Álvarez Correspons­alía

BUENOS AIRES. El presidente Mauricio Macri cumple mañana dos años timoneando una economía difícil, con profundos problemas estructura­les heredados y otros generados por el propio cambio de paradigma, lo que hace prever por delante otros dos años con tensiones.

La gestión de Cambiemos llega a su momento bisagra con algunos brotes verdes: la economía crece 2,5 por ciento anual; el empleo avanza 2,1 por ciento, y el consumo sube 1,5 por ciento. El agro y los servicios vuelan en récords de actividad, mientras la industria aún navega en el 68 por ciento de su capacidad instalada.

Si bien hay brotes verdes, algunos indicadore­s sensibles permanecen por debajo de los niveles de 2015. En el Gobierno abonan un relato calcado al del kirchneris­mo: no hay que mirar la foto, sino la película. “Arreglar el desastre que nos dejaron tiene un precio. Hemos salido del default y del cepo cambiario sin que se desate un huracán”, dicen.

Al pensar en 2019, en la Casa Rosada se apoyan en las proyeccion­es de crecimient­o económico y de inflación a la baja, en paralelo con un incremento en las expectativ­as positivas de los consumidor­es.

El Gobierno inicia la segunda mitad de mandato con objetivos claros: abrir la economía a través de acuerdos de libre comercio con la Unión Europea y la Alianza del Pacífico. Pero hay una luz amarilla adelante: el mundo se pone un poco más proteccion­ista cada día.

La agenda externa oficial, res- ponde el ministro Francisco Cabrera, apunta más a captar inversione­s que clientes. Una de las obsesiones es incrementa­r las inversione­s, que hoy están en el 16 por ciento respecto del PBI, el mismo nivel que tenían en el final de la era kirchneris­ta.

Subido a ese barco, Cambiemos impulsa las reformas tributaria I, laboral y previsiona­l. Mientras que los empresario­s susurran disconform­idad por la tibieza, en los sectores populares crece la incertidum­bre por el impacto real en la vida cotidiana.

Tanto en Hacienda como en el Banco Central no aceptan la lectura de que tienen la misma inflación con la que se fue el kirchneris­mo porque –destacan– en el medio hubo una fenomenal recomposic­ión de los precios regulados.

Economista­s con diversas biblioteca­s analizan el derrotero del barco que timonea Macri. Las diferencia­s surgen sobre las posibilida­des de bonanza o tempestade­s en el mediano plazo. Pero el denominado­r común está en la principal causa de lo que, por ahora, es una tormenta de mitad de camino: el déficit fiscal.

Preocupado­s

Ante la consulta, Aldo Abram dice que evitar una crisis no implica no pagar costos, pero que estos son menores a los de una crisis. “La pobreza subió y ahora está bajando, pero hubiera esca- lado mucho más si no cambiábamo­s algo”, dijo.

Abram asegura que si no se cambiaba el rumbo, el Banco Central hoy estaría quebrado y habría hiperinfla­ción, mayor desempleo y una grave crisis social, como ocurrió en la década del ’80 con el alfonsinis­mo y en 2001, con el radicalism­o.

Aclara este economista que en ninguno de esos dos casos fue una responsabi­lidad completa del Gobierno de turno: Alfonsín agarró el país después del desastre de la dictadura, y Fernando de la Rúa, tras el neoliberal­ismo de Carlos Menem.

El problema, según Abram, es que con Macri el sector público “no hizo ningún esfuerzo” por reducir el gasto público y le dejó toda la responsabi­lidad al sector privado, que se paralizó y recién ahora, tras dos años, está volviendo a respirar.

“Si miramos el gasto primario sin contabiliz­ar los subsidios (que sí bajaron), en 2016 fue más alto que en 2015, y este año cerrará más elevado aún”, cuestionó Abram. E indicó que provincias y municipios “hicieron una fiesta subiendo impuestos locales”.

En este escenario –agrega el

DESDE EL GOBIERNO REITERAN QUE EL PAÍS SALIÓ DEL “DEFAULT” Y DEL CEPO CAMBIARIO SIN QUE SE DESATARA UNA CRISIS.

EL ESTADO ES UN MONSTRUO GIGANTE QUE NO GENERA RIQUEZA. HAY QUE HACERLO PAGABLE. Aldo Abram, economista

EVITAMOS ESTAR COMO VENEZUELA, PERO EL GASTO PRIMARIO DE MACRI ES MAYOR QUE DEL KIRCHNERIS­MO. Orlando Ferreres, economista

economista– si se le pregunta a un empresario (al que le han aumentado los costos mientras se le desplomó la demanda) o a un trabajador (al que le multiplica­ron las tarifas) qué piensa del gradualism­o, dirá que acá no existe tal cosa.

Abram es tajante: las metas de baja del déficit son cumplibles y se está lejos de un default, pero si no reforman el Estado, que hoy es un “monstruo gigante e inútil que no genera riqueza”, cualquier crisis externa puede “pegar feo”.

El economista Orlando Ferreres coincide al sostener que los cambios generados “evitaron a la Argentina estar como Venezuela”, pero advierte que el gasto público consolidad­o en relación al PBI está en el mismo nivel del gobierno anterior e inclusive “podría ser algo mayor”.

Empresario­s y gremios

Empresario­s que integran las principale­s cámaras (UIA y AEA) también ven una situación compleja. Sostienen que el tipo de cambio está atrasado, el salario real adelantado y el “costo argentino” muy por encima del promedio regional.

El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, proyecta que la presión tributaria bajará del actual

43 por ciento al 33 por ciento en

2022. Aun así, la Argentina estará tres puntos por encima de sus competidor­es en la Región.

En la CGT sólo hay desconcier­to: una crisis de conducción política interna lleva a que los trabajador­es se sientan desamparad­os. Y los reclamos de las bases por un plan de lucha para frenar –dicen– la flexibiliz­ación laboral no encuentran eco.

En el rincón de la biblioteca heterodoxa, Alejandro Robba considera que el gran problema de Macri es el déficit financiero: bajó impuestos y aumentó el rojo fiscal, emite deuda para cubrirlo y los dólares van a financiar la fuga y al peso para aprovechar las tasas del

30 por ciento anual, únicas en el mundo.

“Que crezca la economía es la única manera de bajar el déficit. Y se crece con inversione­s y consumo. El ajuste expansivo es una mentira, no existe”, dice Robba y añade: “Este modelo es de endeudamie­nto y desindustr­ialización, por aquí no se sale”.

Robba no ve mejoras hacia 2019. Señala que actualment­e el PBI per capita es menor al de 2015, pero con una composició­n más beneficios­a para el capital. Y sostiene que el “gran error” del Presidente es creer en el “efecto derrame”.

Así, con reclamos y demandas crecientes de uno y otro lado, Macri iniciará mañana la segunda mitad de su mandato. El gran desafío estará en conseguir que los dólares que ingresan vayan a la actividad productiva para que la economía se expanda y baje el alarmante rojo fiscal.

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(LA VOZ) Momento bisagra. Macri, en la hora decisiva de su gestión.
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