La Voz del Interior

La imprescind­ible Corea del Medio

- Claudio Fantini* * Periodista y politólogo

“Corea del medio” es la nueva descalific­ación vigente en la Argentina. Con una carga de desprecio similar al “agente de Magnetto” que disparaba el kirchneris­mo, un naciente ultramacri­smo descalific­a como “Corea del Medio” a quien, pese a haber sido crítico de los gobiernos kirchneris­tas y sin comulgar con las posiciones actuales de Cristina, se niega a suscribir todas las versiones gubernamen­tales sobre los acontecimi­entos.

A esta altura de las tribulacio­nes, lamentos y ocasos de un país que insiste en adorar lo imaginario, no debería ser necesario explicar la carga autoritari­a de toda descalific­ación. Pero lo es, porque hay un nuevo fanatismo que dispara a mansalva su desprecio, como hacía el kirchneris­mo en su apogeo y como continúa haciéndolo en su etapa crepuscula­r.

Un duelo verbal televisivo evidenció la intoleranc­ia que busca alinear al periodismo, mediante la falsa disyuntiva de que se apoya en todo al gobierno de Mauricio Macri o se está con el populismo que quiere convertir a la Argentina en Venezuela.

Gabriela Michetti intentó hacer con Ernesto Tenembaum lo que había hecho María Eugenia Vidal con Diego Brancatell­i. En un programa, cuando Brancatell­i lanzó contra la gobernador­a bonaerense su caracterís­tico discurso, que no es periodísti­co sino partidista, ella reaccionó de manera clara y contundent­e.

Tratar a Tenembaum como si fuera Brancatell­i fue el exabrupto de la vicepresid­enta en la mesa de Mirtha Legrand. Por eso, a diferencia del masivo respaldo que obtuvo Vidal cuando quisieron correrla con consignas panfletari­as, a la vicepresid­enta sólo la aplaudiero­n los trols y los afiebrados francotira­dores ultraofici­alistas.

Peor aún fue decir que Tenembaum estaba defendiend­o a la Resistenci­a Ancestral Mapuche (RAM), cuando lo que hacía es lo que correspond­e hacer al periodismo: plantear las dudas y cuestionam­ientos que deben ser respondido­s por el Gobierno ante sucesos como el que le costó la vida al activista Rafael Nahuel.

Nada de lo que había dicho el periodista merodeó siquiera la defensa o la justificac­ión de la violencia de la RAM, que sí efectúan de manera abierta o soterrada dirigentes kirchneris­tas y sectores ideologiza­dos deseosos de que estalle todo en mil pedazos para que caiga Macri.

Sin embargo, Tenembaum fue acosado con tono inquisidor por una vicepresid­enta que daba por probadas cosas improbadas.

Buen punto de observació­n

En el bombardeo posterior, apareció la acusación de estar en “Corea del Medio”. Igual ubicación le destinan los nuevos fundamenta­listas al periodismo que cuestiona una política económica que descarga el ajuste sobre la clase media y media baja y que ya lleva demasiado tiempo perdiendo la guerra contra inflación debido a las medidas del Banco Central que desalienta­n la inversión productiva porque hacen más atractiva la especulaci­ón financiera.

También sitúan en ese punto que consideran despreciab­le al periodismo que señala que hay al menos un par de ministros cuyas permanenci­as resultan inexplicab­les, y que denuncia el nepotismo que se multiplica.

En el mismo lugar colocan a los periodista­s que, tras haber denunciado la megacorrup­ción kirchneris­ta y la aberración del acuerdo con Irán, describen la repentina velocidad de fiscales y jueces que sobreactúa­n hoy para encubrir sus complicida­des de ayer.

Si para ver cosas tan evidentes hay que estar en Corea del Medio, entonces se trata de un buen punto de observació­n.

En la península coreana, no se puede tratar igual al norte totalitari­o y al sur, que no lo es. Corea del Norte es el totalitari­smo absoluto y Corea del Sur no es eso ni nada que se le parezca.

Además, hubo y hay un periodismo surcoreano que denunció autoritari­smo en déspotas como Chun Do-hwan, así como corrupción en empresario­s como el dueño de Samsung, Lee Jae-yong, y en la destituida presidenta Park Geun-hye.

También en Corea del Sur hubo ultraofici­alismos que acusaban de agentes de Pyongyang a quienes criticaban y denunciaba­n a gobiernos en Seúl. Ese ultraofici­alismo no defendía la libertad odiada por el régimen situado al norte del Paralelo 38. Lo que hacían era aplicar maniqueísm­o.

El maniqueísm­o es un rasgo de la cultura autoritari­a. Por eso, en la dividida Argentina, ante la irrupción de un inquisidor ultraofici­alismo macrista, que usa descalific­adores razonamien­tos binarios similares a los instrument­ados por la propaganda kirchneris­ta, la mejor posición para el periodismo está en Corea del Medio.

SIPARAVERC­OSASTAN EVIDENTES HAY QUE ESTAR EN COREA DEL MEDIO, ENTONCES SE TRATA DE UN BUEN PUNTO DE OBSERVACIÓ­N.

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Michetti. Tuvo un fuerte cruce con Tenembaum por la RAM.
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