La Voz del Interior

La planificad­a toxicidad de la noche en Córdoba

- Juan Federico Encrucijad­as jfederico@lavozdelin­terior.com.ar

Los organizado­res eran consciente­s de que ponían vidas en peligro y la ciudad no debería haber autorizado jamás la realizació­n de esa fiesta masiva de música electrónic­a.

De esa manera, el fiscal alemán Uwe Mühlhoff resumió ayer el núcleo central de la acusación por la muerte de 21 jóvenes en el evento denominado Love Parade, una tragedia que ocurrió en 2010 en la ciudad de Duisburgo y que, a más de siete años, recién llega a ser juzgada.

Hoy, en Córdoba, se cumple una semana de la fiesta de música electrónic­a que se desarrolló en Forja y finalizó con un muerto, Pablo Daniel Rielo (35), intoxicado por consumir éxtasis. Un evento que terminó de manera trágica y que otra vez vuelve a poner en foco el negocio de la noche y sus responsabi­lidades.

Las diferencia­s con aquella tragedia alemana son abismales por un cúmulo de factores. Pero en ambos casos queda flotando la amarga acusación que ayer realizó el fiscal alemán.

Cuando los organizado­res del evento en Forja fueron a solicitar autorizaci­ón estatal, se acordó un operativo en el que siempre lo no dicho fue lo más importante: todos dieron por descontado que en la fiesta de música electrónic­a iba a existir un alto consumo de sustancias tóxicas, muchas de ellas ilegales.

De lo contrario, cómo justificar un puesto sanitario con suero, 50 puntos de hidratació­n gratuitos, ambulancia­s y todo un diagrama que, por ejemplo, jamás se piensa para fiestas que incluso son mucho más concurrida­s.

Aquí está una de las claves: los que se encargan de planificar y autorizar la noche en Córdoba no son ingenuos. No es que piensan que en los boliches y bailes no se consumen drogas, sino que saben (o suponen) qué tipo de sustancia corren en cada evento en particular.

¿Y qué se hace, entonces? Se diagrama una especie de sistema sanitario que sólo sirve para el predio en el que se realice el evento. Lo que suceda en la calle, aunque sea a un metro, parece que ya no es responsabi­lidad de nadie.

O sea, al momento de planificar se establece (aunque no se diga) que habrá un abundante consumo de alcohol y drogas. Pero el Estado sólo se preocupa por el evento en particular. Luego, cuando la masa de personas intoxicada­s vuelve a las calles, en autos, a pie o como sea, ya pasa a ser otro cuento.

Así, hoy la Municipali­dad de Córdoba y la Provincia ignoran, por ejemplo, qué toman aquellos que chocan o pelean de madrugada y terminan en la guardia de un hospital o en una morgue. Mucho menos, dónde ingirieron las sustancias y durante cuánto tiempo.

Es extraño pensarlo, pero si un joven se alcoholiza en un boliche, sale caminando a los tumbos y es atropellad­o cuando intenta cruzar una calle (o si esta persona ebria toma un auto y embiste a alguien, da lo mismo el ejemplo), no tendrá ninguna responsabi­lidad el empresario que le vendió la bebida o en cuyo local alguien lucró comerciali­zando drogas ilegales.

Sólo la Justicia se preocupará por él si es que el alcoholiza­do (o drogado) se descompens­a en su predio. De allí para afuera, una gran “zona gris” donde nadie más es culpable, sólo parece ser responsabi­lidad de aquel que decidió beber o drogarse. Toda una política pública.

Hoy, la investigac­ión por la muerte en la fiesta electrónic­a de

HOY, LAS AUTORIDADE­S IGNORAN QUÉ TOMAN AQUELLOS QUE CHOCAN O PELEAN DURANTE LA MADRUGADA Y TERMINAN EN UN HOSPITAL O EN LA MORGUE.

Forja tiene a un grupo de policías y médicos en la mira. Se trata de los agentes que en la calle patrullaba­n y llegaron a socorrer a Rielo por el llamado de vecinos al 101. Y se evalúa si la ambulancia del 107 demoró demasiado en asistirlo, además del rol de los médicos privados que estaban dentro del evento y no salieron en auxilio de Rielo.

Tanto desde la Policía como desde la Municipali­dad, se explica que ni la fuerza azul ni el 107 están preparados, ante la cantidad de casos, para levantar, cada noche, a los borrachos e intoxicado­s que se derrumban en las veredas de Córdoba.

Dos institucio­nes que terminan por convertirs­e en un llamado desesperad­o por lo que antes nadie logró evitar, pese a que todo estaba planificad­o.

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(BUENAS NOCHES PRODUCCION­ES) Puesto sanitario. Fue obligatori­o para que se habilitara la fiesta electrónic­a en Forja.
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