Argentina, Brasil y el papa Francisco
en Siria, en Yemen o en Medio Oriente?
–Rusia hoy lucha por un mundo multipolar. No lucha para el mundo bipolar, ni para otro unipolar, con Rusia en el centro. Tras el fin de la Unión Soviética, Rusia quedó mucho más débil y no puede esperar devenir a segunda potencia mundial o primera potencia mundial sin ayudar a otras potencias a librarse del unipolarismo. Rusia volvió a Medio Oriente, a Siria, no sólo para defender intereses nacionales luchando contra el Estado Islámico, sino para mostrar iniciativa e invitar a los Estados regionales a redefinir su posición en el proyecto norteamericano del Gran Medio Oriente. Esto fue para despertar a potencias regionales. Despertamos a Turquía, que estaba bajo el control de la Otan y de Estados Unidos, pasando por golpes, por difíciles momentos, pero liberándose. Irán se siente mucho más fuerte con nuestro apoyo. Respaldamos a Bachar al Assad, pese a todas las amenazas. Ayudamos a conservar la integridad territorial de Siria y hoy kurdos, cataríes, saudíes, los árabes de Irak, los chiítas iraníes y los turcos ven en Rusia un poder liberador, que hace mucho más fuerte su capacidad de reorganizar el espacio de Medio Oriente, sin los estadounidenses y fuera de la unipolaridad. Antes de ir a Ámsterdam, estuve en Kerbala, en el sur de Irak, donde fui testigo de una gran reunión de chiítas de todo Medio Oriente (El Líbano, Yemen, Siria, Irán e Irak). Estaban juntos para un peregrinaje religioso, pero también para celebrar la victoria de Rusia y de los sirios sobre el Estado Islámico.
–¿Puede definir a Putin como estratega político?
–He escrito el libro Putin versus Putin. Allí muestro un personaje no tan lineal, un personaje dialéctico, y trazo una hipótesis de que existen dos Putin: uno solar y uno lunar, en la misma persona; dos arquetipos. El arquetipo de Putin solar es de resistencia, un héroe del mundo multipolar, luchando contra la unipolaridad. Hay otro Putin pragmático y realista, rodeado por la elite. El Putin lunar tiene cerca al primer ministro de Rusia, Dimitri Medvedev, que es globalista, liberal, occidentalista; Hillaryista, no Trumpista. Pero veo un Putin más lunar en el interior. Afuera de Rusia defiendo al Putin solar, que me parece un ser único. Desde adentro, el paisaje es muy diferente.
–A América latina, ¿qué lugar le asigna en el nuevo tablero?
–Representa un polo potencial independiente, como Europa. No prorrusa, pero sí libre de la dominación norteamericana. En el mundo multipolar vemos a América latina como espacio estratégico, más o menos unificado e independiente de nosotros, de los norteamericanos, de los europeos, y que debe representar un poder regional grande, dejando atrás fronteras colonialistas. El pueblo latinoamericano es muy parecido. Las diferencias son de aldeas, pero tiene mucho en común. Cada ciudad de Brasil o de Argentina es diferente, pero es la misma civilización. Hay una civilización en el gran espacio de Latinoamérica, católico, ibérico, no protestante ni anglosajón, como en América del Norte. Creo que el caso de (Juan Domingo) Perón es simbólico, porque veía la situación de una manera profética hace muchos años. Hablo de esa visión de que el peronismo no es sólo la ideología nacional que refleja una identidad argentina. Pero todo esto está por decidirse. Les toca escoger a los pueblos de América latina. Nosotros dimos ejemplo de cómo unificar el espacio euroasiático y esta era mi idea, porque soy fundador del Movimiento Euroasiático. Pienso que esta ideología de la multipolaridad puede ayudar a crear este polo latinoamericano.
–¿Cómo ve a la Argentina en su contexto regional?
–Tengo la impresión de que en tiempos de Cristina Kirchner y de Dilma Rousseff, las dos naciones más importantes de Sudamérica y países llave de América latina, como son Argentina y Brasil, estuvieron mucho más a favor de la multipolaridad. Esta tendencia de hoy, con el cambio de los líderes de Argentina y de Brasil, puede ser una reacción globalista como fue el caso del cambio de (Jacques) Chirac y (Gerhard) Schroeder, dos europeístas casi antiamericanos y más cercanos a nosotros que (Nicolas) Sarkozy y (Angela) Merkel, que fueron mucho más proliberales y menos continentales. Aquí dos liberales como (Michel) Temer y (Mauricio) Macri han reemplazado a dos mujeres que estaban más a favor de la multipolaridad.
–Como estudioso de las religiones, ¿qué opinión tiene de Francisco?
–El papa Francisco está considerado por mis amigos tradicionalistas católicos de Europa de una manera negativa, porque piensan que es un modernista que pierde los principios de la fe católica, los dogmas, y lo tildan de liberal. Pero
EN RUSIA ESTOY VISTO COMO EL MAYOR REPRESENTANTE DEL ANTIAMERICANISMO RADICAL. CUANDO NO HAY FASCISMO NI COMUNISMO, EL LIBERALISMO ES TOTALITARIO.
hay una crítica diferente del papa Francisco, que también es extendida, y es la que lo ubica como peronista, justicialista, a favor de los pobres y los que menos tienen. Esta crítica me hace estar a favor del papa Francisco, porque habla de estar al lado de los trabajadores, de los pobres y eso me gusta mucho más que estar a favor de los ricos, los capitalistas y los oligarcas. Yo creo que la religión debe ser el factor más importante del mundo multipolar, porque hace a la identidad. Yo he desarrollado la Cuarta Teoría Política y el sentido de ella es estar contra el liberalismo, pero no caer en el comunismo ni en el nacionalismo o fascismo; ser antiliberal, pero también anticomunista y antifascista. Esto significa estar contra la modernidad política, porque esa modernidad política es totalitarismo. Hay quienes pretenden calificar esta posición como criptocomunismo o criptofascismo y de esa manera producen fake news (noticias falsas). Quieren presentarme como algo que no soy. Yo soy el representante de la Cuarta Teoría Política, su mentor. Y si alguien quiere criticarla será bienvenido, porque toda la teoría científica está abierta a la crítica.