La Voz del Interior

Un narco “todoterren­o” que ahora tiene escala en un tribunal de Córdoba

Con condenas en Mendoza y en San Luis, ahora es juzgado por el secuestro de más de 700 kilos de marihuana en Monte Cristo. Tenía una empresa en la que registraba cada factura, algo que llama la atención.

- Juan Federico jfederico@lavozdelin­terior.com.ar

Una cifra que impacta: 2.9.800.000 pesos. Con este número, el fiscal Carlos Gonella comenzó ayer los alegatos en un juicio contra una banda acusada de traficar más de 700 kilos de marihuana. En silencio, lo escucharon los tres acusados, sus abogados y los jueces del Tribunal Oral Federal N° 2 de Córdoba.

Gonella fue desde el monto total de la droga secuestrad­a hasta una dosis puesta a la venta al menudeo en un “quiosco” para explicar la fenomenal ganancia económica que escondía aquel tráfico.

Entre los juzgados, hay un nombre que sobresale. En realidad, una persona que durante años logró encubrirse detrás de tres nombres y varios apodos. Un hombre acusado de organizar una aceitada red narco con base en San Luis y que operaba entre el límite noroeste de la provincia de Córdoba y la de Mendoza, en una ancha franja del país.

Se trata de Miguel Alejandro Soria Llamazares, quien hoy tiene

52 años y quien también supo “llamarse” Raúl Alejandro Porte o Diego Germán Giménez. Además, quienes lo frecuentab­an solían apodarlo “Grande” o “Grandote”.

El prontuario de Soria Llamazares es llamativo: en 2002 fue condenado en Mendoza a nueve años de cárcel por contraband­o; y hace sólo un mes recibió otros 12 años de cárcel acusado de integrar una banda mendocina dedicada al narcotráfi­co y al contraband­o de mercadería­s.

Ahora, es juzgado por haber intentado traficar 748 kilos de marihuana hace seis años, el 9 de diciembre de 2011.

En aquella oportunida­d, un testigo reservado fue clave para que la Justicia federal, la entonces división Drogas Peligrosas de la Policía y Gendarmerí­a lograran semejante golpe contra el narcotráfi­co.

El testigo sin nombre dijo que en Córdoba estaba operando una red en la que un hombre apodado “el Paraguayo” y su mujer ingresaban pasta base desde la villa 21, de la ciudad de Buenos Aires. En Córdoba, operaban con un tal “Charly”, al que sindicó como un poderoso narco con base en Nueva Córdoba. Aportó teléfonos y otros datos sensibles que permitiero­n orientar la causa.

Así se “pincharon” teléfonos y, pronto, la investigac­ión se reorientó hacia Soria Llamazares. Sin que se diera cuenta, a este último los pesquisas le pisaron los talones desde temprano. Comprobaro­n que viajaba seguido desde San Luis hasta Córdoba, que se alojaba con el nombre de Porte en el hotel Yolanda y que, cuando pagaba, pedía que le facturaran todo a la sociedad anónima Gremi, que estaba a nombre de su esposa. Lo mismo solicitó cuando cambió los aceites de dos vehículos, un Renault Mégane y un camioncito Mercedes Benz Sprinter, algo que siempre generó curiosidad entre los investigad­ores.

El camión “trucho”

Tan cercano era el seguimient­o que, el 7 de aquel diciembre, los investigad­ores persiguier­on al convoy de tres vehículos (un Renault Mégane, una camioneta Chevrolet S-10 y un camioncito Mercedes Benz Sprinter al que le habían pegado logos apócrifos de la firma YPF) hasta que dejó Morteros y se internó en la provincia de Santa Fe.

No está claro si el lugar de compra de la marihuana era esa provincia o la cercana Santiago del Estero. Lo concreto es que, dos días después, los tres rodados regresaron y, otra vez, comenzaron a ser seguidos desde una distancia prudente.

Fue a la altura del peaje de la ruta 19, cerca de Monte Cristo, donde los agentes se decidieron a intercepta­r el paso de los rodados. El Mégane, en el que se presume que iba Soria Llamazares, logró perderse de vista, pero no así los otros dos vehículos. En el Mercedes Benz Sprinter, con el logo de YPF, se halló la droga, camuflada en tachos también pintados con los colores de la firma de combustibl­e.

En el lugar quedaron detenidos César Adrián González y José Mariano Abugauch, quienes fueron acusados de ser los encargados de custodiar y de trasladar la marihuana.

Pero Soria Llamazares pasó a la clandestin­idad hasta que el 20 de mayo de 2013 fue apresado en una plaza de la ciudad de San Luis, con una identidad falsa.

En ese entonces, tenía pedidos de captura emitidos por la Justicia federal de Mendoza, San Luis y Córdoba, además de una alerta de Interpol. Fue por ello que los medios puntanos exageraron ante lo que titularon como la detención del “narco más buscado de Sudamérica”. Pero sí estaba claro que no trataba de un pez menor en el océano del tráficos de drogas local.

Ayer ante el Tribunal Oral Federal N° 2, Soria Llamazares justificó sus acciones al asegurar que era camionero y, por eso, viajaba y realizaba todos los movimiento­s que hoy se le endilgan como sospechoso­s.

En el turno de los alegatos, el fiscal Gonella pidió 10 años de cárcel para Soria Llamazares, además de 90 mil pesos de multa, acusado de haber organizado y financiado esta operación de narcotráfi­co en concurso real con los delitos de transporte y uso de documento de identidad falso; para González solicitó seis años de cárcel por transporte de estupefaci­entes; la misma figura penal que le endilgó a Abugauch, para el cual pidió cinco años de prisión.

CUANDO LO DETUVIERON, SORIA LLAMAZARES TENÍA PEDIDOS DE CAPTURAS DE MENDOZA, DE SAN LUIS Y DE CÓRDOBA, ADEMÁS DE UNA SOLICITUD INTERNACIO­NAL DE INTERPOL.

Tras el pedido de condenas que solicitó Gonella, fue el turno de la réplica de los abogados defensores.

El asesor letrado Rodrigo Altamira aseguró que no había pruebas concretas para involucrar a Soria Llamazares, sino indicios sueltos, por lo que solicitó la absolución. En caso de que los jueces consideren que sí hay un caudal probatorio, Altamira solicitó que fuera condonado por tentativa y como cómplice secundario, lo que supone una escala penal de dos a 10 años de prisión.

Por su parte, Claudio Guiñazú, quien defiende a Abugauch, dijo que, según el acusado, a él lo habían contratado para un viaje, pero en ningún momento le dijeron qué sustancia iba a trasladar. Lo que no pudo explicar es por qué entonces accedió a ir en una camioneta ploteada con el logo de YPF y que también él llevara una gorra de esa firma. Lo concreto es que solicitó que la figura penal en su contra fuera tentativa de transporte de estupefaci­entes.

Por último, el asesor letrado Jorge Perano, quien representa a González, también se mostró a favor de que le atenuaran la figura penal a tentativa.

El fallo se conocerá hoy.

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(RAIMUNDO VIÑUELAS) Prontuario. Soria Llamazares –de camisa a cuadros– hoy se enfrentará a otra condena.
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Operativo. El 9 de diciembre de 2011, el camión con el falso logo de YPF, que iba cargado con la marihuana, fue intercepta­do cerca de Monte Cristo.

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