Schiaretti, Macri, y los gestos que pide el momento
La política son gestos. Gestos físicos, también. Lo demostraron ayer el presidente Mauricio Macri y el gobernador Juan Schiaretti. Desde el comienzo de la visita a Córdoba hasta el discurso protocolar frente a la prensa.
Abrazos ampulosos, besos, manos en el hombro. Todo en un arsenal de señales que puede leer (y comprender) hasta el más distraído.
Desde el comienzo de la gestión de Macri, Córdoba ha sido su bastión. Los votos de la provincia fueron claves para su victoria en la segunda vuelta presidencial y luego, sumaron al caudal que le permitió el triunfo en las legislativas de octubre pasado.
Córdoba es también la tierra del “Gringo” Schiaretti, con quien el Presidente ha forjado una relación que parece fortalecerse con el paso del tiempo. Con vaivenes, pero fuerte.
Ayer, la visita de Macri sirvió para recorrer obras (financiadas por la Provincia y la Nación, en el caso de la planta depuradora de líquidos cloacales de San Francisco; y la autopista San FranciscoCórdoba, con fondos exclusivamente del Gobierno nacional). Y también para renovar votos de afecto y conveniencia.
La de ayer pareció cerrar las idas y vueltas de un 2017 con contrapuntos. Primero, en julio, con el cruce en el aeropuerto Taravella por la autovía a Río Cuarto, los impuestos y la baja en Ingresos Brutos.
Luego, en agosto. El día en el que Macri llegó a Córdoba para cerrar la campaña electoral y fue Schiaretti quien lo recibió en el aeropuerto. El abrazo de ocasión por la tarde dio paso a las críticas (durísimas) del gobernador en el cierre de campaña. Eran tiempos de sumar votos.
En aquellos momentos electorales, los cruces con Schiaretti parecieron deteriorar la relación pero, se sabe, la política también es puesta en escena. Lo que pedía el momento, ambos políticos se lo dieron. Fue el tiempo de confrontar (en especial, desde Unión por Córdoba) y hacía allí fue el gobernador.
No le fue bien en las Paso y el tono bajó para las legislativas. La crítica al Gobierno nacional se moderó en la campaña, pero no alcanzó: las urnas favorecieron a Cambiemos y Héctor Baldassi (quien ayer acompañó a Macri durante toda la visita) se llevó la elección. El resto fue historia.
Después de asumir la derrota y con un peronismo en etapa de introspección, Schiaretti entendió rápido que su posición moderada podría servir para unir a su fuerza política. Por eso, llamó a sus pares y comenzó a negociar con el principal inquilino de la Casa Rosada.
Otra vez, Macri se convirtió en un interlocutor directo (hablan por teléfono varias veces al mes) y ayer volvió el “Gringo” que tanto le gusta al Presidente.
Los gobernadores han sido claves en el acuerdo por las reformas que impulsa el Gobierno nacional. Los senadores lo dejaron en claro cuando se votó la media sanción sobre los cambios en el sistema jubilatorio. Lo saben Macri y Schiaretti, quienes – mientras los votos se contaban uno a uno en el Congreso–, hicieron lo que les pedía el momento: mostrarse juntos. Mostrar gestos.