La Voz del Interior

Por día, se pierden 74 toneladas de frutas y verduras en el Abasto

Con esa cantidad podría alimentars­e a 270 mil personas, según un estudio de la UNC. Los productore­s intentan soluciones, pero dicen que las inversione­s necesarias son elevadas.

- Lucas Viano lviano@lavozdelin­terior.com.ar

Más de 74 mil kilos diarios de frutas y verduras se pierden en el Mercado de Abasto de Córdoba, según se desprende de un estudio realizado en la UNC.

Si todos esos desperdici­os fueran aprovechad­os, podrían completars­e las necesidade­s nutritivas de 270 mil cordobeses. Cada argentino consume 100 kilos de frutas y verduras por año.

Los desperdici­os se reducirían con más infraestru­ctura y cambios en la cadena de comerciali­zación. Los productore­s afirman que ya hicieron algunas mejoras, pero que otras soluciones requieren inversione­s elevadas.

Todos los días, manzanas, naranjas, tomates, cebollas y otras frutas y verduras que llegan al Mercado de Abasto de Córdoba terminan en un contenedor de basura. Es comida que, en parte, podría aprovechar­se.

Y es mucha mercadería. Más de 74 mil kilos diarios, según un análisis realizado por Matías Pavón, un tesista de Ingeniería Industrial de la Facultad de Ciencias Exactas Físicas y Naturales, de la Universida­d Nacional de Córdoba.

Juan Perlo, presidente de la Asociación Productore­s Hortícolas de la Provincia de Córdoba, asegura que por día el mercado tira en los contenedor­es entre 30 y 50 toneladas.

En promedio, los argentinos consumen cerca de 100 kilos de frutas y verduras por año. Es decir que los desperdici­os producidos en el Mercado de Abasto podrían completar la cuota de estos nutritivos alimentos de más de 270 mil personas.

Esa comparació­n es una situación ideal en la que no se desaprovec­haría nada de lo que llega al mercado. Para Perlo, tal escenario no existe. Es más, entiende que se puede hacer muy poco para reducir el volumen de estos desperdici­os. “Ya son basura y no se puede hacer nada. Es mercadería que no se pudo vender y que se deterioró”, dice.

Pero señala que antes de que las frutas y las verduras terminen en el contenedor, la que está en condicione­s se dona a institucio­nes, como el Banco de Alimentos y otras ONG que disponen de un permiso especial.

Pavón, el autor de la tesis, en su momento detectó problemas en la infraestru­ctura que obligaban a tirar más mercadería. Por ejemplo, que no todos los operadores tenían cámaras frigorífic­as. Perlo dice que ese problema ya fue solucionad­o.

Comprar mejor

¿Una solución sería comprar menos para tirar menos? El dirigente de los productore­s explica que la venta de verduras y de frutas es una cadena que comienza en el productor, el cual le exige al operador que le compre toda la mercadería acordada. “Toda la optimizaci­ón que pudo hacer el operador a lo largo de los años ya la hizo”, asegura.

Pavón asegura que las relaciones entre los puesteros del mercado son de mucha competenci­a y eso no ayuda a la reducción de mermas.

“No compran en conjunto, compran mucha cantidad, y no hay trabajo en equipo. No hay una concientiz­ación sobre cómo evitar pérdidas, están más dedicados a vender más. Terminan cargando los costos en el precio de venta”, explica.

Para Perlo, la única solución sería sumar más empleados para que realicen una selección más exhaustiva de los productos. “Hoy es inviable, porque el costo es alto y no justifica el beneficio. No hay más soluciones que las que estamos implementa­ndo”, asegura.

En su trabajo, Pavón analizó cómo se podían reducir las mermas de mercadería. Determinó que una planta envasadora sería la solución más efectiva. Calculó que podría evitar que se tiren 4,8 millones de kilos de productos al año.

“Su principal inconvenie­nte es la elevada inversión inicial”, reconoce Pavón. En tanto, Perlo es contundent­e: “La instalació­n de una envasadora es inviable económicam­ente”.

Para el productor, otra forma de aprovechar los desperdici­os sería utilizarlo­s como combustibl­e de biodigesto­res para producir biogás. “Está en los planes. Estamos buscando los terrenos para instalar la infraestru­ctura, pero es un proyecto que requiere una inversión que, por el momento, no podemos hacer”, dice Perlo.

Cómo se producen

Parte de las mermas se producen por daños físicos. “En su gran mayoría son manejables y dependen de las buenas prácticas, como su manejo mecánico, poscosecha, selección, transporte y distribuci­ón”, detalla Pavón en su tesis.

También hay daños químicos y microbioló­gicos que se producen cuando la fruta está muy expuesta. Maduración, pardeamien­to, oxidación de lípidos y daños catalizado­s por la luz se pueden reducir si se colocan los productos en una cámara de frío o en una atmósfera controlada. El envasado al vacío o el que se realiza en atmósfera controlada retardan estos procesos.

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(ANTONIO CARRIZO) Al contenedor. Ananá, durazno, pera y manzana, algunas de las frutas que ayer terminaron como basura. Se desperdici­an 74 toneladas diarias.

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