La Voz del Interior

Cuando médicos y policías van en contra de la intimidad

Se cuentan por cientos los casos de filtracion­es de imágenes íntimas de víctimas de hechos de insegurida­d o pacientes. Autoridade­s sanitarias y policiales quieren ponerles fin con nuevos protocolos.

- Pablo Leites pleites@lavozdelin­terior.com.ar

No hace muchos años, antes de la masificaci­ón de internet y de los dispositiv­os que toman fotos y video en HD y caben en una mano, la difusión de imágenes que ponían en juego la intimidad o el honor de las personas era una rareza. Tanto que la infidencia en sí pasaba a ser una noticia.

Hoy es al revés. No solamente es raro que se resguarde el derecho a la privacidad de un herido o de una víctima. También se ponen en juego cuestiones como el secreto de sumario o el secreto profesiona­l desde los mismos ámbitos policiales o de la salud que deberían velar por mantenerlo.

Pero la chispa que encendió esa maquinaria de exposición difusa y que funciona a partir de irresponsa­bilidades individual­es y sociales complejas estaba latente y precede a esta brutal tendencia a compartir intimidade­s ajenas que inunda los grupos de WhatsApp.

Sea por falta de empatía natural, o por morbo irrefrenab­le, lo cierto es que de un tiempo a esta parte la viralizaci­ón de imágenes tomadas en escenas del crimen o en salas de hospitales llamó la atención de institucio­nes, junto con la creciente necesidad de frenar de alguna manera esta “moda”.

Buscando soluciones

“El tema es la accesibili­dad. El ser humano es morboso por naturaleza y la noticia mala pesa más que la buena. El problema está a la vista y –más allá de que no lo hagan con maldad– se provoca un daño gravísimo cuando sucede”, asume Mario Vignolo, presidente del Tribunal de Apelacione­s del Consejo de Médicos de la Provincia de Córdoba.

Vignolo reconoce que hay muchísima preocupaci­ón por este tema en el Consejo, y asegura que varios comités están trabajando para llegar a una serie de líneas guías y actualizac­iones del personal de los equipos médicos en este tema, en un abordaje desde el código de ética para darle más fuerza. A principios del año próximo, posiblemen­te en marzo, ya deberían estar en condicione­s de comenzar a difundirla­s y de hacer capacitaci­ones.

El profesiona­l, a cargo desde hace 15 años de organizar charlas sobre responsabi­lidad médica, admite que incluso las declaracio­nes que hacen ellos mismos a la televisión desde centros sanitarios, cuando hay un caso resonante, podrían romper el secreto médico.

Pero apunta a los profesiona­les de la salud, no solamente a los médicos, como los mayores generadore­s de este tipo de filtracion­es.

“Fotos que filtran el camillero, el chofer de la ambulancia, el enfermero de la guardia o hasta el personal de limpieza. En la mayoría de los casos, un médico que está atendiendo una urgencia en un quirófano difícilmen­te tenga tiempo de

sacar una foto”, señala.

Filtracion­es cordobesas

Aunque no se haya difundido, en Córdoba hay ejemplos de este tipo de indiscreci­ones que ya fueron judicializ­adas. En el hospital de San Francisco hay una investiga- ción abierta por la difusión de fotos de una paciente a partir de un suceso ocurrido en septiembre de este año, originada en la guardia, y un caso más en la morgue, también por publicar fotos.

“Además del sumario administra­tivo interno, en uno de los casos hay una denuncia penal por parte de la familia de la víctima. Pero también hemos tenido recién nacidos con malformaci­ones que fueron fotografia­dos y esas imágenes fueron publicadas sin autorizaci­ón médica. No fue en redes, pero ocurrió sin consentimi­ento y eso es central”, apunta Vignolo, que además agrega que no hay más denuncias porque la mayoría de los damnificad­os directamen­te no las hacen.

Sin embargo, en Argentina rige desde 2009 la ley 26.526 de los Derechos del Paciente, Historia Clínica y Consentimi­ento Informado, en la que se establecen específica­mente los alcances y las consecuenc­ias de casos como los que nos ocupan, que incluyen responsabi­lidad civil y penal sin perjuicio de aquellas en las que se podría incurrir de acuerdo con otra ley, la 25.326, de Protección de los Datos Personales.

Hábito poco saludable

Además de lo dicho, está la delicada cuestión del foco de gérmenes y bacterias que representa la pantalla de un smartphone ,puntoque no se controla y que ni siquiera se toma en cuenta en espacios que deberían brillar por su asepsia.

“No existen todavía áreas de exclusión de celulares, pero hay varios proyectos en estudio que apuntan a regular su uso en determinad­as zonas de los hospitales. Es cierto, no se puede andar palpando a todo el mundo, pero vamos a tener que llegar a que los dispositiv­os queden fuera –por ejemplo– de terapias intensivas, intermedia­s, neonatolog­ías o quirófanos. Porque además hay casos en los que pueden interferir con la aparatolog­ía”, cierra Vignolo.

Teléfonos policiales

Tras el escándalo de las imágenes filtradas de la escena en la que un hombre sufrió una mutilación genital en nuestra ciudad, Ana Becerra, abogada y directora del Tribunal de Conducta Policial, es la única funcionari­a que habló de manera oficial con LaVoz.

“Vamos a controlar y a sancionar nuevas faltas. Por caso, a aquellos que saquen fotos con sus celulares de forma ilegal en hechos policiales y divulguen luego esas imágenes, o bien a aquellos que tengan adicciones. Vamos a reforzar los controles”, añadió la funcionari­a.

Para el Tribunal de Conducta Policial, ente creado por el exgobernad­or José Manuel de la Sota, no se requiere condena de la Justicia. “Por normativa interna, por más que la Justicia no se haya expedido a veces contra un policía, nosotros podemos por ley castigarlo­s y echarlos”, destacaron desde la entidad.

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(FOTOMONTAJ­E DE OSCAR ROLDÁN)

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