La Voz del Interior

Tienen el cadáver y a la acusada detenida; no saben qué pasó

Aún no está claro cómo murió el hombre hallado en el pozo de la casa de su novia. Conmoción en Arias. La mujer, presa por graves cargos. Investigan si hubo tormentosa relación.

- Claudio Gleser cgleser@lavozdelin­terior.com.ar

Han pasado dos semanas y la pequeña población sigue sacudida por el espanto. Es que nadie se imaginaba que dentro del viejo pozo para bombear agua, con una tapa de cemento y ubicado en el fondo de una casa, iba a ser encontrado el cuerpo de un hombre.

Se llamaba Juan Carlos Romero, tenía 43 años, una hija, vivía en Casilda (Santa Fe) y trabajaba como camionero. Estaba desapareci­do desde fines de noviembre.

Finalmente, el pasado jueves 7, su cuerpo fue localizado con un avanzado estado de descomposi­ción en la casa de su novia, Maricel Angiolini (42), en la localidad de Arias, 360 kilómetros al sudeste de Córdoba capital, en el límite con Santa Fe.

Angiolini, quien se ganaba la vida como vendedora de gas, permanece detenida en la cárcel por orden del fiscal de La Carlota, Daniel Vaudagna, quien la imputó como supuesta autora de homicidio calificado por el vínculo.

Pero el funcionari­o judicial se enfrenta a un problema: no sabe aún, porque los forenses no tienen resultados, cómo fue que murió Romero. De hecho, no están claras las causas del supuesto homicidio. No es el único problema que tienen el funcionari­o fiscal y su equipo: tampoco hay una hipótesis firme, un móvil, sobre lo que pudo haber ocurrido en aquel domicilio.

¿Y por qué, entonces, Angiolini está detenida? Primero: tenía el cuerpo de su último novio bajo tierra en su casa. Nada más y nada menos. Además, en el inmueble había pertenenci­as del camionero, incluso su celular. Por otro lado, según la investigac­ión inicial, ella había ido a buscarlo a Casilda en su auto. Dicho de otra manera: ella fue la última persona que, ante terceros, fue vista con la víctima.

¿Dopado? ¿Raptado?

Angiolini y Romero habían sido pareja años atrás, pero la relación no había prosperado y terminaron interrumpi­éndola. Cada cual volvió a su respectivo pueblo.

Fuentes de la causa señalaron que habría existido un incidente poco claro en el cual él terminó dopado con medicament­os supuestame­nte suministra­dos por ella. Incluso, había versiones de que el hombre era forzado a vivir con ella. Algunos familiares mencionan una “tormentosa relación”.

Tras la separación, en los últimos tiempos habían vuelto a verse. “Lo hacían a las escondidas, porque algunos familiares no estaban de acuerdo con la relación”, dijo una fuente del caso.

El 24 de noviembre, Romero fue visto por última vez. Su hija diría que ese día lo vio irse con la mujer y en el auto de ella.

Los días pasaron y, ante la falta de noticias, los familiares hicieron la denuncia.

Cuando la Justicia de Casilda y los policías santafesin­os comenzaron a investigar en serio, no tardaron en determinar que al hombre se le había perdido rastro en Arias. El celular de Romero marcaba un domicilio: la casa de la mujer.

Y hacia allá fueron. El día que allanaron el domicilio, la mujer, madre de un chico, aunque vivía sola, no se sobresaltó al ver a los policías. Ni siquiera cuando los efectivos abrieron la tapa del pozo.

Romero no estaba atado, ni con nada en la cabeza, ni presentaba heridas. Se espera que la autopsia eche un poco de luz al caso.

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Víctima. Juan Carlos Romero era santafesin­o y tenía 43 años.

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