La Voz del Interior

“Los anteriores eran unos chorros y los de ahora tienen doble moral”

El economista criticó la reforma previsiona­l. Aseguró que sólo busca fondos para que Macri sea reelegido en 2019. Opinó que el gradualism­o que aplica el Gobierno “terminará en una crisis”.

- Walter Giannoni wgiannoni@lavozdelin­terior.com.ar

La situación ya es conocida. Javier Milei no ahorra insultos cuando se le menciona al economista británico John Maynard Keynes. Le atribuye todos los males porque en esa academia, dice, abrevó la clase política argentina para que el país pase del quinto al 55º lugar a nivel mundial, con la sextuplica­ción de la pobreza.

Despeinado, explosivo y polémico en extremo, Milei expuso en Córdoba sobre “Los valores del capitalism­o”, un capítulo de su octavo libro –saldrá en 2018– donde también habla de los monopolios, a los cuales considera virtuosos cuando son el resultado de las decisiones del mercado y no, otra vez, de la imposición del Estado.

Otra vez sopa acaba de publicarse con buena respuesta de ventas y en poco tiempo una editorial española lanzará

Desenmasca­rando la mentira keynesiana.

“El capitalism­o no sólo es más productivo, sino que también es justo, y además es el único sistema que es justo”, insiste en el comienzo de la conversaci­ón. Y de inmediato no duda en calificar al Estado como “peor que el ladrón vulgar”. “El ladrón roba ocasionalm­ente y se somete a riesgos. Pero el Estado es ética y moralmente peor. Maneja el monopolio de la violencia. Los impuestos son un robo. El Estado es un ladrón estacionar­io”, repiquetea.

Ni siquiera el sensible tema de la redistribu­ción de la riqueza en un país con más del 30 por ciento de pobreza detiene ese razonamien­to. “Eso se ejecuta mediante un acto violento. Le estás robando a una persona para discrecion­almente dárselo a otro. ¿Redistribu­ir acorde con el criterio de quién? ¿Son iluminados para robar y decir cómo se va a repartir?”, enfatiza.

Milei va subiendo el tono a medida que responde a La Voz. “Los impuestos progresivo­s que se usan para redistribu­ir castigan proporcion­almente al exitoso. Frenás el proceso de acumulació­n de capital y a la postre terminás castigando al que menos tiene”, brama. “El resultado de esa redistribu­ción es una caída en la producción de la economía”, acota. Recarga y machaca otra vez: “La redistribu­ción del ingreso es un acto violento, castiga el exitoso”.

–Pero al abuelito enfermo que cobra la mínima, ¿quién lo auxilia?

–Hay que definir qué es el abuelito enfermo, cómo llegó a esa situación. El punto es: yo estoy profundame­nte consternad­o con la situación de ese abuelito. Entonces saco una 9 milímetros, la pongo en tu cabeza y te digo: “Walter, dame tu dinero porque voy a hacer caridad con ese abuelito”. ¿Eso es justo?

–Es prepotente como mínimo, pero…

–La caridad con el dinero ajeno es un acto violento. Ojo, si alguien está consternad­o con ese abuelito, listo, que ponga de la suya (golpea la mesa). No tengo por qué exigirle a otro mi criterio moral. Porque además no sé qué decisiones tomó el abuelito para estar en esa situación. ¿Usted está comprometi­do socialment­e con los pobres? Use todos sus bienes y sus sueldos para hacer caridad (casi a los gritos). En el límite va a perder la pulsión de vida. Ojo porque esa idea conduce a la negación del individuo.

–En estos días vimos la foto de una niña bebiendo de un charco en Misiones. Para atender a esa criatura están los impuestos.

–(Baja al mínimo el tono de voz) O quizás esa nena está así porque existen los impuestos. Son tan grandes que no permiten que las empresas creen valor, no se invierte, no se crece, no se le da trabajo a la gente y en consecuenc­ia la población se empobrece. (Vuelve a gritar) Los problemas son justamente los impuestos porque, pese a todos esos impuestos, ahí están los resultados.

–La polémica por la reforma tributaria fue grande. ¿Comparte la decisión del Gobierno?

–El sistema está quebrado. Fue copiado del sistema alemán diseñado a fin del siglo XIX y era una estafa. Prometía jubilacion­es a los 65 años cuando la gente se moría a los 45. Es como si yo hoy propusiera jubilacion­es a los 115 años. Ese gasto que hoy suma el 10 por ciento del PBI sería cero. Perón lo copió porque era una estafa.

–En algún momento Perón también lo criticó.

–Cuando volvió de España. Perón lo hizo, concretó esta estafa, pero también los que vinieron atrás hicieron peronismo sin Perón. Abusaron de las cajas y el sistema quebró. A fin de los ’80 termina de colapsar lo que llevó a las reformas de los ’90 con la capitaliza­ción. Se copia imperfecta­mente el sistema chileno de AFJP. Como había una caja enorme, un stock de guita muy grande, a Néstor Kirchner le interesó un carajo la opinión de la gente que quería seguir con la capitaliza­ción: ¡se manoteó la guita! Quería la guita. La administra­ción del fondo de garantía de sustentabi­lidad fue un desastre.

–¿Se refiere a los bonos que rendían menos que la inflación?

–Cristina hizo dos aberracion­es. Una fue la fórmula de ajuste. Como mentían con la inflación, hicieron algo para disimularl­o. En un sistema de reparto, la jubilación se tendría que mover en línea con el PBI per capita. Entre 2008 y

2017, ese crecimient­o del PBI fue cero. Y las jubilacion­es subieron

24 por ciento en términos reales. Crecieron más que lo que creció el fondo de donde iban a sacar la plata para pagar.

–Sobre la otra aberración, intuyo cuál piensa usted que fue.

–La duplicació­n de la cantidad de jubilados sin aportes. Los desastres de Cristina suman seis puntos del PBI. La reforma del sistema es inexorable, está quebrado y de aquí en más va a subir el déficit.

–¿Por qué con la actual reforma el Gobierno cosechó tantas críticas? ¿No la explicó bien?

–La reforma del actual Gobierno es una pedorrada. Pagó costos políticos enormes y no la hizo completa. Si a esa plata que va a generar con la modificaci­ón del sistema previsiona­l la dejan aden- tro y la recapitali­zan, los cambios quedan bien. Pero Marcos Peña decidió dársela a María Eugenia Vidal y con eso intentar la reelección de Macri en 2019.

–Le pone plata al distrito electoral Buenos Aires.

–Los anteriores eran unos chorros, se afanaron dos veces la caja. A ninguno de ellos le importaban tres carajos los jubilados. Pero Peña usa la guita para dársela a Vidal. Entonces los chorros dicen: “¡Ah, van a reelegir a Macri y yo no voy a poder afanar, salgo y te quemo todo!”. La discusión parlamenta­ria es una discusión entre políticos para poder chorear. Pero esa no es la grieta.

–No me diga que hay otra grieta más.

–La verdadera grieta es entre los que laburamos y pagamos los impuestos y aquellos que se la afanan a toda. Son parásitos. Amadeo, Fernando Iglesias, Vidal, Marcos Peña, son todos unos hipócritas. Tienen una doble moral, ellos y la gente también. Si esto lo hubiera hecho el kirchneris­mo, sería un escándalo colosal.

–¿Este gradualism­o económico lleva a alguna parte?

–A una crisis. No sé cuándo, pero que viene no hay dudas. Evitaron aplicar un programa de shock que siempre es expansivo. Su problema es enamorarse del éxito inicial y no hacer las correccion­es. Pero todos los programas gradualist­as, ¡todos!, terminaron en crisis.

LA VERDADERA GRIETA ES ENTRE LOS QUE LABURAMOS Y PAGAMOS LOS IMPUESTOS Y AQUELLOS QUE SE LA AFANAN A TODA.

LA REFORMA DEL ACTUAL GOBIERNO ES UNA PEDORRADA. PAGÓ COSTOS POLÍTICOS ENORMES Y NO LA HIZO COMPLETA.

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(NICOLÁS BRAVO)

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