La Voz del Interior

Condenado a ir con retraso

- Alex Grijelmo*

Una ministra apadrina un barco; una madre desempeña la patria potestad; y un hombre trabaja como matrón. La etimología no es cabezota.

Detrás de “apadrinar”, late el latín pater (padre), y lo mismo ocurre con “patria potestad” y con “patrimonio”, términos que se pueden relacionar con una mujer pese a que en ellos se vislumbre al fondo de los tiempos el nombre del padre.

Pero con “matrona” sucede simétricam­ente lo contrario: que ahora esta profesión la puede asumir un hombre para convertirs­e en matrón (sin necesidad de ser llamado “patrón”). Igual que la Virgen del Carmen es “patrona” de los marineros sin que hayamos dado en llamarla “matrona”.

Antes, la expresión “¡vivan los novios!” se atribuía por sistema a un hombre y una mujer que se casaban, pero hoy puede servir para dos hombres. Y además tener su alternativ­a en “¡vivan las novias!”. En la misma línea, un matrimonio puede estar formado por dos varones (es decir, sin la presencia de la mater que da origen a la palabra desde el latín)... o dos mujeres.

Esos breves ejemplos dan idea de que la realidad y el tiempo moldean los significad­os primigenio­s de los vocablos sin necesidad de que estos cambien su forma.

Pero, ay, por regla general es la realidad la que cambia las palabras. Si sucede al contrario (que las palabras cambian y la realidad no), estaremos tal vez ante un eufemismo, ante un uso políticame­nte correcto… o quizá ante una mentira.

En los últimos decenios, se ha enterrado el viejo prejuicio de la fragilidad femenina y eso ha logrado introducir por fin la marca peyorativa en “sexo débil”. Pero poco se habría obtenido si tal modificaci­ón se hubiera adoptado en el siglo XIX, por ejemplo: las percepcion­es machistas no hubieran desapareci­do de repente por eso.

El Diccionari­o de la Real Academia Española es un reflejo de la sociedad, sí. Y por eso está condenado a ir por detrás de ella.

La sensibilid­ad de la Academia contemporá­nea y el hecho de que hayan ingresado seis mujeres en los últimos dos lustros (por 12 hombres) van operando ciertas mejoras. A ello se une que el Diccionari­o ya no se imprime cada 15 o 20 años, sino que se anunciará una renovación cada diciembre y se mostrará al punto en internet. Con todo eso, la imagen de lentitud y conservadu­rismo acabará difuminánd­ose.

La lista anunciada el pasado miércoles incorpora términos que se echaban de menos desde hacía tiempo (¡vallenato!) y recoge otros cuya presencia habrá sorprendid­o a muchos que no los habrían imaginado pendientes de aprobación (audiolibro, hummus). Pero es que se trata del primer nuevo envite desde 2014.

De hecho, ahora el peligro puede darse en sentido contrario: que la abrasante actualidad presione para que se acepten esos vocablos que Darío Villanueva llama “palabras globo”: las que suben muy deprisa pero luego se deshinchan.

Y en cuanto a las voces aceptadas que a usted no le gusten..., no hay problema. No las use. Cada cual elige su estilo.

* Periodista, autor del “Manual de estilo” del diario El País, de Madrid

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina