Dos caras enfrentadas de entender la masculinidad
Para armar una edición de un diario de un 26 de diciembre, hay que prever algunos contenidos fríos, no ligados a una noticia del día. Suelen ser jornadas muy tranquilas, sin actividad institucional ni comercial. Por eso, se preparan informes especiales, sobre temas que se piensan importantes e interesantes y que no se encuentran anclados en un suceso de 24 o 48 horas atrás.
Así pensamos desde la semana pasada nuestro Primer plano de hoy, dedicado a revelar la aún escasa presencia de maestros varones en las escuelas y a contar, con testimonios de tres hombres que pasan sus días frente al aula, cómo crean huella y generan cambios en sus comunidades escolares haciendo un trabajo que durante muchos años estuvo reservado a mujeres.
En su análisis que acompaña el informe, Mariana Otero cita el estudio La búsqueda de la igualdad de género: una batalla cuesta arriba (2017), de la Ocde, en el que se devela que son muy pocos los niños en el planeta que tienen maestros hombres en la infancia, lo que, subraya, acrecienta los estereotipos.
“Los niños a muy corta edad interiorizan el mito de que las niñas son vulnerables; y los chicos, fuertes e independientes. O, en otras palabras, que las niñas serán maestras o amas de casa; y los muchachos, científicos o gerentes
NUNCA MÁS OPORTUNO QUE EL DÍA QUE VUELVE A SER NOTICIA LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER VER SU COMPLETO REVERSO.
de bancos”, dice la periodista.
El contador de femicidios registró este fin de semana de Navidad un nuevo caso mortal y varios más que fracasaron en su violento intento. La tragedia de la violencia contra las mujeres, perpetrada por hombres que son o fueron sus parejas, muestra el reverso exacto de la apuesta de Primer plano y, por eso mismo, le da una actualidad inesperada.
Nunca más oportuno que el día que Río Cuarto y Villa María vuelven a estar consternadas por hechos violentos tratar de mostrar otra cara de la forma en la que los hombres cordobeses deciden vivir su masculinidad, alejados de los estereotipos y de las violencias endémicas de la cosmovisión machista.