Cómo se armará el rompecabezas peronista
El Presidente logró sancionar en el Congreso su paquete de leyes económicas gracias a la fuerte dispersión que reina en el justicialismo. En Cambiemos siguen de cerca algunos reacomodamientos en la oposición. Las presidenciales de 2019, el horizonte al q
En las últimas semanas del año, el oficialismo avanzó con leyes trascendentes en el Congreso, sin tener la mayoría. El voto de congresales peronistas en sintonía con sus gobernadores, también peronistas, fue clave para Cambiemos. Sin el peronismo dividido, las reformas previsional y tributaria no hubiesen prosperado.
“Dialoguistas” y “opositores”. “Es la historia del peronismo; si no, acuérdese de Vandor”, apuntó José Luis Gioja, exgobernador de San Juan y actual presidente del PJ nacional.
Un repaso de los bloques parlamentarios deja al descubierto la fragmentación peronista. En el Senado, Miguel Ángel Pichetto y 24 pares armaron el Bloque Justicialista, que coexiste con el Frente para la Victoria-PJ, con Cristina Fernández de líder, y el bloque de Adolfo Rodríguez Saá.
En diputados, se observa un archipiélago peronista. El FPV-PJ tiene 65 diputados, encarna a la ortodoxia kirchnerista y lo conduce Agustín Rossi. Le sigue el Bloque Justicialista con 19 diputados, liderados por el salteño Pablo Kosiner. Los gobernadores peronistas fogonean este bloque. Después sigue una decena de bloques pequeños. Todos peronistas o alia- dos del PJ.
La confusión “pamperonista” no se detiene ahí. El bloque Federal Unidos por una Nueva Argentina, del massismo, cuenta con 17 diputados, entre ellos Felipe Solá, Graciela Camaño y Marco Lavagna. De nuevo: todos, también, peronistas.
Cómo sigue
¿La fragmentación crecerá en 2018 o habrá movimientos hacia una reunificación con miras a las presidenciales del 19?
En los últimos días se vieron movidas en este último sentido. En el centro porteño hubo una cumbre entre el kirchnerista Rossi, los renovadores Solá y Daniel Arroyo y el siempre inquieto Alberto Fernández (ligado a Randazzo).
Además, el peronismo bonaerense tiene una nueva conducción (Gustavo Menéndez, intendente de Merlo) compartida por todos los sectores que le guiña un ojo a Massa. También, al calor de la discusión sobre la reforma previsional, se vieron escenas inimaginables, como los aplausos del bloque de Rossi a Graciela Camaño, la misma que supo pegarle un cachetazo al kirchnerista Carlos Kunkel.
“La oposición peronista se puede unificar o por un liderazgo indiscutido, que hoy no aparece, o por algún tema, como ocurrió con la reforma previsional. El Gobierno vio eso como una luz amarilla. ‘A ver si la oposición se unifica por obra y gracia nuestra’, se evaluó. Ese va a ser el gran riesgo de Cambiemos para 2018: que el clima de malestar económico no le unifique la oposición”, evaluó, en diálogo con La Voz, el consultor Gustavo Marangoni, de M&R Asociados.
José Luis Gioja es optimista. “Me alienta mucho lo que pasó en la provincia de Buenos Aires; se pusieron de acuerdo e hicimos una lista única. Al peronismo hay que reconstruirlo y renovarlo y estoy a disposición de eso. No hay que negarle a nadie nada, puertas abiertas para todos”, dijo a este diario.
“El diseño institucional argentino les fija a los gobernadores una gran dependencia del gobierno central. En ese juego no importa si son peronistas o radicales. Durante el gobierno de Néstor Kirchner, los gobernadores radicales también apoyaban la ‘gobernabilidad’, como ahora lo hacen los peronistas”, recordó el politólogo Andrés Gilio, de Opina Argentina.
Para Marangoni, “el peronismo más tradicional está en una encerrona. Porque Cristina se consolidó como oposición y lo deja off side si aquel negocia, como si no calificara para encabezar la oposición el día de mañana. A la vez Cristina junta, pero para perder. Es un dilema complejo”, resumió.
Cristina Fernández encarna, entonces, una gran paradoja: es la dirigente opositora más encumbrada y, a la vez, es señalada como obstáculo para unir a la oposición. “Uno no se la imagina a Cristina conduciendo todo el peronismo, pero tampoco se la imagina conducida por alguien”, apuntó Marangoni.
El único de los gobernadores que se planteó un liderazgo nacional fue Juan Manuel Urtubey, y en las últimas elecciones resultó seriamente dañado.
En todo este debate “oposiciónperonismo”, hay grandes actores que se mantienen al margen: José Manuel de la Sota, Massa, Randazzo, Daniel Scioli, Roberto Lavagna o hasta Hugo Moyano, que mira de reojo cómo la CGT se debate también entre dialoguistas o duros.
Gilio cree que Massa tiene un camino interesante por recorrer. Si bien coincide con Marangoni en que fracasó “la avenida del medio”, Massa “es un dirigente de gran valoración positiva en el peronismo más centrista, con una gran capacidad de adaptar su discurso a un plano opositor”, dijo.
Gioja adelantó dónde pondrá sus esfuerzos en el último año de mandato partidario: imagina para 2019 una gran Paso, en la que puedan competir “todos los que quieran”. Nombró a De la Sota, a los Rodríguez Saá, a Massa y a Randazzo; también a Cristina. “Hasta Pichetto”, dijo. Parece complicado, como el rompecabezas peronista del que no se sabe si faltan o sobran piezas.
UNO NO SE LA IMAGINA A CRISTINA CONDUCIENDO TODO EL PERONISMO, PERO TAMPOCO SE LA IMAGINA CONDUCIDA POR ALGUIEN.
Gustavo Marangoni, consultor