La Voz del Interior

“La primicia se termina en un instante”

El conductor habla de su rol en “La isla encantada” y ref lexiona sobre su oficio en un medio en el que no se queda quieto. También opina sobre los famosos, el público y sus inicios en la gráfica y la televisión.

- Beatriz Molinari bmolinari@lavozdelin­terior.com.ar

Con 25 años de oficio en periodismo y un perfil que el público acepta en medio de las turbulenci­as de la puntuación, Marcelo Polino hace temporada en Carlos Paz por primera vez en una come- dia en este 2018. Polino hace de Polino en La isla encantada ,la obra que se presenta en el Teatro del Lago con la tripulació­n de Dabope y varios mediáticos en danza.

Los camarines del Teatro del Lago están de estreno. Marcelo Polino se acomoda y cuenta cómo fue la idea de pasar del otro lado del mostrador, de periodista a comediante.

“Hace mucho tiempo estábamos con Carmen Barbieri haciendo Movete y me ofrecieron hacer un monólogo y me fue re bien. Después fui a Mar del Plata con Flor de la V y Pradón. Tres funciones por día. Fue una explosión. Apareció una veta cómica mía que la gente vio y así comencé. Hice revista con Nito y también hice otras revistas. Fui por tres semanas al Maipo y me quedé 10. Soy gracioso. Escribo lo que hago y me ayuda Antonio Gasalla”, resume Marcelo con la velocidad que lo caracteriz­a.

Conciliar la doble vida no es difícil, aunque su trabajo en televisión, radio y gráfica le absorbe mucho tiempo.

“Me ofrecían hacer temporada desde hace tiempo. En la comedia de Dabope yo hago de Polino. Esta es una isla a la que Polino llega confundido. Es un guiño del ‘Bailando’. Lo veo a Pedro (Alfonso) y lo maltrato. Bailan y les pongo el cero. No me alejo de lo que hago. Me halaga mucho que productore­s como Lino Patalano se fijen en mí, también la gente de Dabope, que son los exitosos del verano. Siempre tuve muchas ofertas”, dice.

HACE 17 AÑOS QUE ME PSICOANALI­ZO, ASÍ QUE ME CONOZCO BASTANTE. CREO MUCHO EN LA ENERGÍA. SOY MAESTRO SUPERIOR DE REIKI.

–¿Qué es lo cómico en vos?

–Moria me dice que soy como un animé. Con anteojos y moño, chalequito. Me quiere la gente grande y los niños. Soy un personaje y supongo que eso es atractivo para la gente. Digo en el “Bailando” lo que la gente quiere decir desde la casa. Lo bueno es que no les cae mal, porque no tengo grandes peleas con la gente del medio. Trato de divertir.

Chimentos de ayer y de hoy –¿Cómo fue la adaptación en el medio?

–En casi 25 años fui cambiando. Tiene que ver con la profesión y con que soy inquieto. Arranqué con el chimento en la época de Lucho Avilés, en el único programa de chimentos que había. Después encontré que tengo una manera graciosa de contar las cosas, como un estandaper­o del espectácul­o. No voy tras la primicia, como en otra época. –Hoy se han diversific­ado los medios.

–La primicia se termina en un instante. Antes, duraba hasta que salía la revista. Ahora digo algo de vos, tuiteás y el chimento se desactiva. Antes existía la especulaci­ón: ¿estará en Punta del Este? Ahora alguien pone la foto con el marido en la playa y te cagó. Todo cambió en el medio. Lo cuento en el espectácul­o.

–Con respecto al público, ¿cómo es la evolución? ¿Qué busca?

–Leí un informe que decía que tenemos menos capacidad de atención. Todo es cortito: el videíto, Instagram. La gente quiere

zapping, ve programas por Internet, no quiere ver la tanda. Estamos muy apurados. La capacidad de atención es menor y por eso hay que ser muy puntual, ir al hueso. –¿Hacia dónde te parece que iremos?

–Eso es algo individual. Me parece que no hay que dejarse llevar tanto por el afuera y trabajar la parte interna de cada uno. Mirarse uno, porque si no, la vida te atropella. –¿Qué pasa en tu interior?

–Tengo un trabajo importante hacia adentro. Hace 17 años que me psicoanali­zo, así que me conozco bastante. Creo mucho en la energía. Soy maestro superior de reiki. Bajo las luces y tengo mi momento. Además tengo mi parte solidaria. Trabajo con minoridad en riesgo, con niños. Eso me baja porque cuando vas a un hogar a servir mate cocido y limpiar mocos, los chicos no saben que soy Polino. No tienen televisión; algunos, ni baño. Eso te pone en un lugar en el que valorás más lo que tenés y no te subís al pony cuando aplauden de pie festejando mis chistes. Me ayuda hacer algo por otro. Tampoco son grandes movimiento­s. No soy un líder de nada, si puedo dar una mano, me hace bien a mí.

Su propio camino –¿Cómo es la vida en un medio en el que da la sensación de que hay gente que está generando todo el tiempo escándalo? –No me preocupo mucho por los famosos. Siempre te llaman para preguntar cómo están ellos y no cómo estás vos. Preguntan ‘cómo me viste’. Yo escucho una campana, escucho la otra y no tomo partido, porque la grieta también existe en el espectácul­o: si sos amigo de fulano o mengano, si te gusta uno u otro. Yo voy transitand­o y haciendo mi propio camino. Trato de pasarla bien. –¿Te planteaste hacer este tipo de periodismo?

–Yo nunca me planteé nada. Yo me había ido a vivir a Europa con mi novia, que era la hija de Pipo Pescador. Cuando volví no tenía un mango. Una amiga me ofreció un trabajo para limpiar una oficina. Era la revista Tal Cual. Yo leía y practicaba escribir a máquina con dos dedos. Un domingo había que hacer una nota (a los periodista­s no nos gusta laburar los domingos) y el jefe de redacción me preguntó si me animaba a hacerla. ¡Obvio! Yo estaba preparadís­imo y así empecé. Eran dos gemelas separadas al nacer que las había descubiert­o Sofovich y las había llevado al programa para su reencuentr­o. A partir de ahí, nunca paré. Se enteraron de Perfil, de ahí pasé a la radio y a la televisión. Yo nunca estudié nada, no tengo formación académica. Tengo oficio.

NO ME PREOCUPO POR LOS FAMOSOS. SIEMPRE TELLAMANPA­RA PREGUNTAR CÓMO ESTÁN ELLOS Y NO CÓMO ESTÁS VOS.

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 ?? (LA VOZ) ?? En escena. Polino acompaña en la obra a Peter Alfonso, Carolina Papaleo y Sol Pérez, entre otros.
(LA VOZ) En escena. Polino acompaña en la obra a Peter Alfonso, Carolina Papaleo y Sol Pérez, entre otros.

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