La Voz del Interior

Código Penal: prevén endurecer las penas y limitar la libertad condiciona­l

- Horacio Serafini Correspons­alía

BUENOS AIRES. Libertad condiciona­l acotada para los reincident­es; aumento en las escalas penales para narcotráfi­co; prisión domiciliar­ia para descomprim­ir “la sobrepobla­ción” carcelaria; imprescrip­tibilidad para delitos de lesa humanidad; aborto legal para casos de abuso sexual; incorporac­ión del delito de acoso sexual; elevación de penas para delitos cometidos por funcionari­os públicos; cumplimien­to efectivo de las penas por accidentes viales. Tales son algunas de las modificaci­ones que impulsa el Gobierno nacional para el Código Penal y que, se espera, serán puestas a discusión en marzo, una vez que el presidente Mauricio Macri deje inaugurado el período legislativ­o.

La elaboració­n del anteproyec­to de reforma estuvo a cargo de una comisión multidisci­plinaria que trabajó bajo la dirección del integrante de la Cámara de Casación Penal, el juez Mariano Borinsky.

De todos modos, el visto bueno final será dado por el Ministerio de Justicia. Su titular, Germán Garavano, fue quien recibió de parte del presidente Macri el encargo para diseñar las correccion­es al Código Penal.

El Ejecutivo espera que la comisión redactora retome las tareas a comienzos de febrero. Su primera actividad sería una reunión el viernes 9. También durante el próximo mes se esperan cruces e intercambi­os de opiniones con integrante­s de la Corte Suprema y con diputados oficialist­as.

Un reclamo social persistent­e desde hace tiempo, como lo es la discrecion­alidad en los fallos judiciales, está contemplad­o en el proyecto. Actualment­e, por ejemplo, un homicidio simple contempla una pena de 8 a 25 años, lo que habilita condenas muy disímiles. Para acotar esa discrecion­alidad, se fija- rán pautas precisas y objetivas. Así, según el borrador, el juez deberá aplicar “el tercio superior de prisión prevista” cuando el homicidio se produzca: por motivacion­es de odio racial, político o religioso; vulnerabil­idad de la víctima; discrimina­ción o casos de violencia de género, o uso de armas de fuego.

Algunos de los puntos sobresalie­ntes del anteproyec­to sobre la reforma del Código Penal son:

Narcotráfi­co. Aumento de las escalas penales, de 5 a 20 años de cárcel, para las conductas más graves en la cadena de narcotráfi­co. Se mantendrán las penalidade­s para la siembra y el cultivo de marihuana. Si el delito se produce en el marco de una organizaci­ón internacio­nal, la pena será prisión perpetua. También se agravan las penas para la venta de estupefaci­entes a menores.

Aborto. Si bien está pendiente la discusión de un proyecto de ley en particular sobre el aborto, este incorpora al Código Penal –por primera vez– la no punibilida­d de interrupci­ón del embarazo si fue pro- ducto de un abuso sexual.

Libertad condiciona­l. Se modifica el régimen. Los reincident­es no tendrán este beneficio, salvo excepcione­s. Tampoco accederán a la libertad condiciona­l los condenados por delitos graves como: corrupción de menores, abuso sexual agravado, secuestro extorsivo, terrorismo, trata de personas, desaparici­ón forzada o explotació­n de la prostituci­ón.

Prisión domiciliar­ia. Podrá accederse a ese beneficio cuando se trate de una primera condena a prisión de hasta tres años y será monitoread­a con un dispositiv­o electrónic­o de vigilancia. Con eso la intención es dar una solución rápida a la “sobrepobla­ción” carcelaria.

Siniestros viales. Se mantienen los agravantes para el homicidio por manejo imprudente; habrá pena de cumplimien­to efectivo cuando el conductor se fugue, participe de una “picada” o para el caso de que hubiere manejado bajo los efectos del alcohol o de estupefaci­entes. El organizado­r de una “picada” será alcanzado por una pena igual a la del conductor homicida.

Imprescrip­tibilidad. Se establece para delitos de lesa humanidad, desaparici­ón forzada de personas y genocidio.

Decomiso de bienes. Se modifica la ley actual al incorporar la posibilida­d de decomiso de bienes anticipada­mente a la condena. El decomiso abarcará los bienes tanto producto del delito como los que fueron utilizados para cometerlo.

Corrupción. Tipifica ese tipo de delitos con relación a los funcionari­os públicos y establece una pena de 3 a 10 años de prisión, que los lleva a entre 4 y 12 años si el autor fueran el Presidente o funcionari­os de primera línea. Son penas no excarcelab­les en comparació­n con las actuales.

Agresión sexual. Establece un “seguimient­o socio judicial” una vez cumplida la condena, lo que ya se aplica en muchos países. Consiste en tratamient­os de rehabilita­ción y medidas de vigilancia electrónic­a hasta durante 10 años.

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(TÉLAM) Propuesta. El ministro Germán Garavano, responsabl­e político de los cambios que impulsa el Gobierno.

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