Conductas desleales
Los primeros días de enero muestran índices alentadores de ocupación en los distintos parajes de las serranías cordobesas, lo cual entusiasma a los operadores turísticos y a los municipios y comunas regionales que dependen de esta actividad para el sostén y el desarrollo de sus economías.
Sin embargo, las buenas expectativas pueden resultar efímeras si los sectores involucrados no se ajustan al concepto básico de cualquier negocio, que es la buena atención al cliente; en este caso, a los miles de veraneantes que pasan sus vacaciones en la provincia.
Más allá de los gestos de entusiasmo por la buena afluencia de público en el despunte del año, en algunas localidades se detectaron conductas improcedentes de comerciantes, sobre todo en bares y restaurantes.
Por caso, en algunos negocios del rubro ubicados en zonas de alto consumo, entre ellas los valles de Punilla y de Calamuchita, se aplican tarifas diferenciadas para los habituales clientes lugareños y para los veraneantes.
Es decir, a un parroquiano identificado se le cobra menos que a un grupo de visitantes de paso por idéntico producto o servicio, lo cual es inadmisible y desleal.
Desprolijidades y oportunismos de ciertos comerciantes que se repiten cada año y que, en cuestión de tarifas, sobrepasan de manera exponencial los atendibles incrementos de costos y beneficios fijados por el mercado.
Está probado por estadísticas oficiales y privadas que la gran mayoría del público que elige los paisajes cordobeses para veranear es de clase media y que, desde esa posición de cierta estrechez económica, cuida y revisa su consumo.
Por ello el precepto que aconseja no ahuyentar al turista debe asentarse en una adecuada política en materia de precios y de accesibilidad a los pagos con tarjetas de crédito o de débito.
Un desafío que no se ha cumplido pese a las promesas y directivas a sus asociados de las cámaras respectivas, tanto en la actividad gastronómica como en la hotelera, en el alquiler de cabañas, en la entrada para ver una obra de teatro o en el comercio textil en general.
Vale como ejemplo enumerar el relato de una docente que se reunió con unas amigas en un resto bar de Carlos Paz para despedir el año. Las mujeres decidieron regresar unos días después por la buena atención y lo apacible del complejo. Pero la sorpresa vendría con la cuenta: por similar consumo, debieron pagar 30 por ciento más.
La provincia de Córdoba es destino privilegiado para miles de argentinos y extranjeros, lo cual es verificable por estos días de buenas expectativas, pero sería aconsejable también erradicar ciertos abusos que conspiran contra el bienestar del turista.