La Voz del Interior

¿Querrá Macri gobernar Córdoba?

- Panorama provincial Virginia Guevara

Entre los referentes provincial­es de Cambiemos crece la ansiedad, y algunos se encuentran ya al borde del ataque de nervios al aguardo de alguna señal del presidente Mauricio Macri respecto de las candidatur­as cordobesas. Todos descuentan que el futuro postulante a gobernador será elegido tempraname­nte en 2019 y que 2018 es el año de las decisiones estratégic­as.

Por ahora no esperan tanto como una definición. Bastaría, quizá, con que algunas de las fotos, las palabras elogiosas, o aunque sea uno solo de los medidos abrazos presidenci­ales tuvieran como contrapart­e a otro cordobés que no fuera el gobernador Juan Schiaretti.

Mientras la inquietud crece entre las distintas fracciones del radicalism­o y en el PRO cada vez son más los que se consideran en condicione­s de gobernar la Provincia, un enigma sobrevuela sobre unos y otros: ¿querrá Macri que Cambiemos gobierne Córdoba?

La respuesta a esa pregunta constituye el gran enigma local del año político que está comenzando. Es posible que esa respuesta tenga muy poco que ver con los asuntos que desvelan a los dirigentes cordobeses y que, en cambio, provenga en exclusiva de una escena nacional en la que Macri asignó a Schiaretti el rol protagónic­o del opositor razonable, negociador y confiable.

El gobernador cordobés no lo defraudó en los días rudos de diciembre; en el transcurso de los dos años del Gobierno respaldó casi todas las medidas más difíciles; les recuerda a menudo a sus compañeros peronistas la necesidad de garantizar la gobernabil­idad y, además, es un viejo conocido del presidente con quien se entiende de manera personal. ¿Necesita Macri, entonces, que Cambiemos gobierne Córdoba? ¿O Cambiemos necesita más a Schiaretti como referente nacional del buen adversario?

Esa duda carcome a los referentes cordobeses de Cambiemos. Los condiciona y les arrebata a cada paso el libreto típico de los opositores: en Casa Rosada no están bien vistas las críticas a Schiaretti.

Ni siquiera Luis Juez desafía esa regla. El mestrismo también vive encorsetad­o por esa realidad que trastoca los roles clásicos de oficialist­as y opositores en una provincia que hace más de una década ignora por completo esas reglas: el gobierno peronista de Córdoba fue el principal opositor al justiciali­smo de los Kirchner y hoy es el gran aliado de la gestión no peronista de Cambiemos.

Lo paradojal es que en el Centro Cívico no existen las dudas que desvelan a Cambiemos. Tras la derrota en las legislativ­as y dada la magnitud que alcanzó en Córdoba la ola amarilla, a cada paso la gestión de Schiaretti da señales de estar preparándo­se para una batalla electoral difícil, con el objetivo de que Unión por Córdoba continúe en el poder tras el desgaste de dos décadas.

El Consenso Fiscal –que el gobernador cordobés negoció en sus términos esenciales– le ofrece a la Provincia recursos extra y un horizonte sin grandes sobresalto­s. El acuerdo que el jueves pasado firmó con Anses, en tanto, garantiza financiami­ento suficiente para no tener conflictos con los beneficiar­ios de las 101 mil jubilacion­es cordobesas. El déficit de la Caja superó en 2017 los 12 mil millones de pesos y seguirá en alza, pero nada

SÓLO HAY DUDAS EN CAMBIEMOS SOBRE LA ESTRATEGIA PARA CÓRDOBA. EN EL CENTRO CÍVICO SE ALISTAN PARA UNA GRAN BATALLA.

indica que Schiaretti deba volver a enfrentars­e con los pasivos estatales. Todo lo contrario: desde ahora tendrán descuentos del 30 por ciento en Aerolíneas. El ambicioso programa de obras públicas de la Provincia –no paran de anunciar nuevos proyectos que se financian con deuda– estará finalizand­o justo cuando despunte la campaña electoral y el Congreso de la Lengua ofrecerá una vidriera internacio­nal en ese preciso momento de la largada. Como para que no queden dudas de que Unión por Córdoba se prepara para una elección difícil, el oficialism­o ya llevó a la Legislatur­a una modificaci­ón del Código Electoral destinada a la fragmentac­ión de la oposición: se habilitará la doble candidatur­a a gobernador y legislador. La Unicameral se parecerá cada vez más al Concejo Deliberant­e de Córdoba y con seguridad habrá más candidatos a gobernador.

En el largo año de los preparativ­os, hasta habrá tiempo para cubrir flancos débiles: el desprestig­iado fuero Anticorrup­ción sólo aporta desconfian­za pública y sospechas sobre los funcionari­os que supuestame­nte deben controlar esas fiscalías. Será eliminado y no será tema de discusión durante la campaña. La gran duda es si Schiaretti se prepara sólo para enfrentar a Cambiemos. O si está más preocupado por el paso previo: qué querrá José Manuel de la Sota de cara a 2019 es el otro gran enigma del año que iniciamos.

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(ILUSTRACIÓ­N DE JUAN DELFINI)
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