Francia polemiza sobre el límite entre seducción y acoso sexual
Un documento firmado, entre otras, por Catherine Deneuve advirtió de que se corre el riesgo de caer en una sociedad totalitaria. Otro grupo de intelectuales le respondió que se banaliza la violencia sexual y que se está encarnando un foco de resistencia
El movimiento #MeToo iniciado en Estados Unidos contra el escándalo de abusos sexuales en Hollywood está generando una fuerte controversia en Francia, sobre todo tras el crítico artículo suscrito por un centenar de mujeres, entre ellas la actriz Catherine Deneuve.
Según respondía la activista Caroline De Haas, acompañada por las firmas de una treintena de mujeres, el escrito que suscribió Deneuve, redactado por la escritora Catherine Millet, “confunde premeditadamente la seducción, basada en el respeto y en el placer, con la violencia”.
El texto de Deneuve y Millet criticaba que el debate en torno al movimiento #MeToo (yo también) haya generado una “campaña de denuncia” y alertaba del riesgo de caer en “el clima de una sociedad totalitaria”.
La campaña #MeToo contra el sexismo y los abusos sexuales se desató a raíz de las denuncias de acoso contra el productor de Hollywood Harvey Weinstein.
El debate creció hasta crear una indispensable conciencia legítima sobre la violencia sexual contra las mujeres que es necesaria, señala la réplica.
Aunque el mensaje que originó el intercambio reconoce la necesidad de esa conciencia, defiende “la libertad de ser insistente con alguien” y sostiene que el cortejo, aunque pueda resultar molesto, no es delito.
Según De Haas, esa actitud es la que adopta el compañero de trabajo pesado o ese hombre cansino “que no entiende lo que está sucediendo”.
Y se pregunta cómo puede haber una sociedad en la que las mujeres dispongan libremente de su cuerpo y de su sexualidad si una de cada dos reconoce haber sufrido violencia sexual.
También la exministra socialista y excandidata a la presidencia Ségolène Royal lamentó en Twitter que “la gran Catherine Deneuve apoyara ese consternador texto”.
“Cada vez que los derechos de las mujeres avanzan, que se despiertan las conciencias, aparecen resistencias”, lamentan en un artículo publicado en France Info una treintena de feministas, entre ellas De Haas.
“Defienden pederastas” Acusan a esas celebridades de “mezclar deliberadamente” y “meter en el mismo saco” conceptos diferentes, como la seducción basada en el respeto o en el placer, con la violencia.
Estas feministas denuncian que las firmantes de la declaración son “reincidentes” en la defensa de “pederastas” o en la “apología de la violación”, y que utilizan su visibilidad mediática para “banalizar la violencia sexual”.
No han tardado en sumarse al debate otras personalidades, como la exministra para los Derechos de las Mujeres Laurence Rossignol, quien consideró “una bofetada a todas las mujeres que denuncian la realidad sobre la depredación sexual”.
Del otro lado de la grieta
Entre las impulsoras del manifiesto que desató la polémica, se hallan personalidades que ya habían expresado opiniones opuestas a este movimiento, cuando
CADA VEZ QUE LOS DERECHOS DE LAS MUJERES AVANZAN, QUE SE DESPIERTAN LAS CONCIENCIAS, APARECEN RESISTENCIAS.
no abiertamente contrarias a ciertas luchas del feminismo.
Por ejemplo, la filósofa Peggy Sastre, autora de un ensayo titulado La dominación masculina no existe, o la escritora Abnousse Shalmani, que firmó una columna donde describía el feminismo como un nuevo totalitarismo. “El feminismo se ha convertido en un estalinismo con todo su arsenal: acusación, ostracismo, condena”, dijo en el semanario Marianne.
Por su parte, la periodista Élisabeth Lévy tildó de “infecto” el movimiento iniciado por etiquetas como #MeToo o #balancetonporc (“denuncia a tu cerdo”).
En un registro más moderado, Deneuve también se opuso a este fenómeno a finales de octubre. “No creo que sea la forma más adecuada de cambiar las cosas. ¿Después qué vendrá? Creo que no resuelven el problema”, declaró.