Después de la lluvia, llegó el carnaval
Luego de actuar el lunes, Los Tekis se quedaron en Jesús María para realizar el tradicional “ablande” del carnaval norteño. Una vez más, tendrán su evento propio en su Jujuy natal, entre el 9 y el 12 de febrero.
El día de ayer en Jesús María estuvo teñido por la llegada de Abel Pintos al festival luego de su doblete en el estadio de River. La presencia de Los Huayra, Roxana Carabajal y Bruno Arias, entre otros, aseguraba una noche cargada de emociones y de largas filas en la boletería, que alrededor de las 18 ya contaba con 14 mil entradas vendidas. Sin embargo, antes de la jornada festivalera, Los Tekis decidieron realizar el tradicional “ablande” de carnaval para promocionar el evento que realizarán en San Salvador de Jujuy del 9 al 12 de febrero.
Desde temprano, la lluvia complicó los planes originales y la pro- gramación original debió acotarse. De todos modos, nada impidió que la gente llegara al predio municipal a un costado de la Estancia Jesuítica: chicos y no tan chicos empezaron a vaciar sus pomos de “nieve loca” y el espíritu festivo inundó la vera del río Guanusacate, como si el agua caída hubiera sido apenas un paréntesis.
La presencia de bailarines del norte fue una de las grandes noticias. En el escenario instalado en el medio del predio, agrupaciones jujeñas y bolivianas le pusieron ritmo, picardía y colorido a la tarde. El ambiente distendido, las bebidas y hasta alguna que otra bolsa de harina sobrante de la chaya de Sergio Galleguillo completaron un panorama más que tentador para quienes aún no han vivido el carnaval en Jujuy.
Sin dudas, se trató de una movida diseñada a la perfección entre la banda, la provincia de Jujuy y la comisión del festival, que apoyó la realización del “ablande”.
Con toda la calidez de la festividad norteña y una sensación de disfrute compartido que se hacía casi tan palpable en el ambiente como la humedad, la fiesta se hizo
completa antes de las 19.30. Luego de los caporales, las sayas y los tinkus que fueron desplegados arriba y abajo del escenario por los diferentes ballets, llegó el turno del plato principal. El grupo mostró que su esencia es sinónimo de fiesta: gente saltando y bailando al ritmo de la música del altiplano.
Con un minishow complaciente con fanáticos y no tanto, el grupo adelantó en primera persona lo que puede ser el carnaval en versión jujeña. Los diablos norteños acompañaron e hicieron temblar el escenario improvisado. Y para el final, ya nadie se acordó de la lluvia.