La Voz del Interior

El cambio está en el aula

- Daniela Moreno*

La reforma educativa que planea implementa­r el Gobierno provincial en el nivel secundario merece algunas reflexione­s que consideram­os útiles para que todo el sistema que rige la educación alcance las expectativ­as que, como docentes, siempre perseguimo­s a partir de un trabajo sostenido dentro y fuera del aula.

En esta dirección, es prioritari­o el papel de las autoridade­s, responsabl­es de las condicione­s y medio ambiente donde se desarrolla el acto educativo.

Sobre la obligación de obtener promedio de siete para aprobar las materias, esto ya ocurrió en décadas anteriores. Luego se pasó a seis, y hoy, de nuevo, se establece que a partir de este año en 60 escuelas de Córdoba se exigirá promedio de siete, para extenderse en 2019 a todos los colegios.

Es bueno exigir a nuestros niños y jóvenes que se esfuercen, ya que esta perseveran­cia segurament­e forjará su carácter.

El otro tema que se desea implementa­r es el trabajo en grupo de manera interdisci­plinaria. En términos pedagógico­s, es de buen tino aplicarlo, porque se relaciona de forma directa con las vivencias de nuestros jóvenes en el afuera, en la vida.

Vale advertir, sin embargo, que para que estas condicione­s sean óptimas es imprescind­ible bajar el número de alumnos por aula y que los docentes tengan capacitaci­ón en servicio y gratuita.

Sin embargo, observamos una reducción presupuest­aria dedicada a la capacitaci­ón docente, pese a las promesas oficiales en contrario. Vale recordar a la Madre Teresa de Calcuta: “La palabra convence pero el ejemplo arrastra”.

La adolescenc­ia es una etapa llena de posibilida­des y saturada de conflictos.

¿Cómo puede un profesor atender a 45, 50 o 55 alumnos de manera personal? Bajar el número de estudiante­s por aula es necesario por el bien del alumnado y para que el docente no se sienta desanimado. Es fundamenta­l que las autoridade­s provincial­es de Educación estén cerca de los docentes, los escuchen y cooperen para que su tarea sea realizada racional y dignamente.

¿Y cómo podrá cumplirse con la propuesta de trabajo de los alumnos en grupo e interdisci­plinariame­nte?

Por lo general, en estas actividade­s, que casi nunca se completan en clase, trabajan uno o dos alumnos, de grupos de cinco o seis, y luego lo terminan en sus hogares. Para el profesiona­l, es difícil propiciar los medios para que todos sus alumnos (promedio de 50 por aula) terminen el trabajo grupal en clase y, mucho más, hacer su seguimient­o cognitivo y pedagógico.

En cuanto a la concentrac­ión horaria, es importante para el docente que todas sus horas de clase se dicten en el mismo establecim­iento.

Así, el estudiante tendrá un trato y un seguimient­o personaliz­ados de las actividade­s áulicas, de sus progresos en el aprendizaj­e por parte del maestro, y este, a su vez, al no tener que correr de una escuela a otra, podrá resguardar su integridad física y sus capacidade­s psíquicas.

Por lo expuesto, la experienci­a nos indica que para que toda intención de reformar el sistema educativo dé sus frutos los primeros cambios deben comenzar en la misma aula.

* Secretaria adjunta de Sadop Seccional Córdoba

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