La Voz del Interior

Ruleta rusa, con varios vasos en el cargador Claudio Gleser

- Claudio Gleser Código rojo cgleser@lavozdelin­terior.com.ar

Sábado 3 de marzo de 2007. Ya había amanecido cuando, haciendo gran esfuerzo para mantenerse en pie, el muchacho se subió al Ford Ka y arrancó rumbo a Córdoba. En el coche iban otros seis chicos con quienes había estado en el boliche de la comuna de San Roque. Ya en la autopista aceleró a fondo y, en medio de maniobras en zigzag, chocó de atrás a otro auto y terminó dando tumbos a la vera de la autopista. El auto se convirtió en trampa mortal para Enzo Paniza (17), Manuela Gorriti y Leticia Buffa (ambas de 21). Matías Castro, el conductor de por entonces 21 años, fue uno de los cuatro sobrevivie­ntes. Años después sería condenado.

Sábado 22 de mayo de 2010. Los dos muchachos ya habían cruzado trompadas en el boliche. El manoseo a la novia de uno de ellos había desencaden­ado todo. La pelea iba a proseguir en otra disco, también de la zona del estadio Kempes. Finalmente, los dos salieron en sus autos y comenzaron a perseguirs­e de forma enajenada. Tras cruzar el puente Gavier, uno de los autos comenzó a hacer piruetas y se estrelló contra una casa. Del habitáculo del coche sería sacada Vanesa Damoli (19), ya muerta. Los dos conductore­s, Nicolás Bruna y Ramiro Faya, serían condenados en 2017.

Domingo 25 de noviembre de 2012. La madrugada terminaba y ambos amigos comenzaron a correr en sus autos una picada por barrio Ampliación Ferreyra. Pasa uno, pasa el otro, pasa uno... De pronto, una moto que se cruza. El rodado menor vuela por el aire y los dos pibes –Agustín Balbo (14) y Enrique Díaz (15)– ruedan por el pavimento y mueren en el acto. Oscar “Sapito” Gómez y Jorge Navarro fueron condenados tiempo después.

Estos dramas viales –que terminaron encuadrado­s como meros homicidios culposos– poseen una caracterís­tica común: los conductore­s iban alcoholiza­dos, según determinó la Justicia. Se trata de casos que quedaron grabados en la historia criminal cordobesa y que sirven para graficar hasta qué punto la estupidez de algunos al volante puede llegar tan lejos.

12.090 alcoholiza­dos

Días atrás, publicamos que

12.090 conductore­s habían sido multados por la Policía Caminera tras comprobars­e, a lo largo de

2017, que manejaban con distintos grados de ebriedad por rutas, autovías y avenidas de Circunvala­ción de la provincia de Córdoba. Unos 6.778 fueron sorprendid­os en Capital y Gran Córdoba; los 5.312 restantes, en el interior cordobés. Va de nuevo: 12 mil conductore­s pasados en copas. Unos mil, cada mes, jugando a la ruleta rusa.

Y hablamos de los multados, es decir, de quienes fueron sorprendid­os por policías en el marco del plan Alcoholemi­a Cero.

De todas formas, las autoridade­s provincial­es señalan que en los últimos años, a la par de la intensific­ación de los controles, las multas vienen en permanente disminució­n, lo que podría ser observado quizá como un supuesto cambio de conciencia a la hora de subirse a un vehículo.

La cifra no deja de inquietar: 12 mil conductore­s sorprendid­os ebrios en vías de alta velocidad.

El 2018 no arrancó mejor: el fin de semana de Navidad se sancionó a 159 conductore­s borrachos; y en el de Año Nuevo, a 172.

La situación no deja de ser mucho más seria si se tiene en cuenta que cada año mueren en promedio unas 400 personas por distintas colisiones en la provincia de Córdoba y tantas otras miles terminan heridas y logran vivir para contarla, claro que con distintas secuelas. Sin olvidar que, a la par del padecimien­to de estas víctimas, se agrega el de sus familias, por cierto.

Vale echar un vistazo a nuestro alrededor, desde el más cercano hasta el más lejano, para darnos cuenta de qué manera criminal muchos, a pesar de tanta muerte trágica, siguen pensando que no les va a pasar nada a ellos ni a los otros y, con varios vasos encima, vuelven a subirse a sus vehículos y ponen primera.

Pareciera que no alcanza ver y saber de tanta familia destruida. Estamos anestesiad­os al dolor ajeno. Resulta increíble que, con la sangría que se registra y se sufre a diario, se siga viendo a tantos y a tantas pasados en alcohol jugando con la muerte misma.

Parece mentira que tanta muerte, tanto sufrimient­o, tanto sobrevivie­nte con heridas terribles, tanto hogar destruido, no bastan para resetearno­s.

Por otro lado, qué sería si las municipali­dades –la de Córdoba, por caso– reaccionar­an y salieran a hacer de una buena vez controles de alcoholemi­a en serio, durante los fines de semana, en ámbitos urbanos y de manera aleatoria en inmediacio­nes de restaurant­es, de bares, de pubs, de discos... ¿Tanto costará hacerlo? ¿Tan difícil es? ¿O habrá que pensar que intereses económicos de algunos emprendimi­entos pesan más?

De todos modos, está claro que la cuestión de fondo no va sólo por más control y más castigo. Mientras sigamos actuando sin conciencia, sin pensar en el otro ni en uno mismo, con la estupidez misma al volante, la sangría vial seguirá teniendo materia prima de sobra.

MIENTRAS NO FRENA LA SANGRÍA POR CHOQUES EN CÓRDOBA, TAMPOCO PARAN LOS EBRIOS AL VOLANTE: DETECTARON 12.090 EN RUTAS EN 2017.

ES INCREÍBLE QUE EN RUTAS Y CALLES SE SIGAN VIENDO A TANTOS Y A TANTAS PASADOS EN ALCOHOL, JUGANDO CON LA MUERTE MISMA.

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 ?? (LA VOZ / ARCHIVO) ?? Vanesa Damoli fue la víctima de este choque: el conductor venía peleándose con otro automovili­sta. Fue en 2010. El caso aún espanta.
(LA VOZ / ARCHIVO) Vanesa Damoli fue la víctima de este choque: el conductor venía peleándose con otro automovili­sta. Fue en 2010. El caso aún espanta.
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