La voz que acompañó 300 noches de doma
El relator de jineteadas se retiró ayer en Jesús María. Llevó a cabo esa práctica durante 30 años. Dice que seguirá volviendo cada enero al evento.
Para Mario Ezcurdia la noche de ayer no fue una más. Fue nada menos que la noche en la que “colgó” los guantes como relator de jineteadas. Y lo hizo sin tristeza, sin deudas pendientes, sin enojos sin resolver y sin peleas por disputar. Se fue por la puerta grande y con la promesa de seguir viniendo los eneros, porque Jesús María para él es parte de su energía vital.
“Es una decisión propia porque cumplo tres importantes cosas en mi vida: voy a cumplir 70 años el 27 de enero, 50 años como relator en el país y, exactamente, 30 años en el festival. Digo, para qué romper ese idilio de esas tres fechas que combinan tan bien y que no siempre se dan”, explicó este hombre que en el festival también fue delegado de la provincia de Buenos Aires y que durante su mandato vio coronarse a nueve grandes campeones.
Grandes referentes
Su carrera como relator lo obligó a relegar un poco a la familia y quiere recuperar terreno, sobre todo con el “nietaje”. Ezcurdia aseguró sentirse honrado por haber visto jinetear a grandes referentes del deporte.
“He tenido la suerte de relatar a tres generaciones, que es una barbaridad. Muchos muchachos que están acá no habían nacido cuando empecé. Yo les relaté a sus abuelos y a sus padres. Ahí anda un muchacho Gardiner; le relaté a su abuelo, a su padre, y ahora a él. Me voy contento por eso, conforme con la carrera que hice”, reconoce.
Ezcurdia tuvo la suerte de ver a una “generación dorada” de jinetes que hicieron grandes proezas en Jesús María: Jorge Raúl Aristegui, Juan Campoamor, Claudio Nielsen, Ramón Benítez, José Andraca y, más cerca en el tiempo, Ramón Córdoba, Alejandro Ordinas y Ricardo Pucheta, entre muchos otros.
Balance con ganancia
No todo fueron rosas, sin embargo, en la carrera de Ezcurdia: “La muerte del chico Spíndola (2010) fue lo más duro. Al día siguiente habían quedado muy golpeados los chicos, y había que salir a animarlos. A través del cortinado los alentaba, y les decía: ‘Vamos a seguir y a poner la cara bien ante el público y dar el mejor espectáculo’”, explicó.
El relator más experimentado de Jesús María recayó en el relato de la jineteada casi por casualidad. Recién casado, con 20 años, fue a una jineteada a la que había faltado el animador. Algunos de los presentes recordaron que Ezcurdia recitaba versos gauchescos en una radio de Necochea y le pidieron que se anime a relatarla él: “Hace 50 años no había muchos relatores como hay ahora, así que relaté esa jineteada y ahí me nació el oficio, me fui metiendo y les pedía a los animadores uno o dos caballitos”.
Hombre de campo
Ezcurdia adjudicó a su condición de hombre de campo todo el conocimiento que supo demostrar en sus relatos en estas 300 noches que cumplió en Jesús María. Sus padres “postizos” lo animaban y él leía el Martín Fierro al lado de la cocina de leña. Allí había aprendido sobre los caballos y sus diversos pelajes.
“Con los pocos recursos que tenía, porque sólo pude hacer la primaria, me las arreglé y empecé a emplear mis conocimientos para volcarlos a la gente”, apunta el tradicional relator.
La vida de Ezcurdia en su Necochea natal continuará con su equinoterapia para niños con discapacidad y con sus caballos de paseo y los desfiles.
“Son mi cable a tierra los caballos. Me retiro como relator de jineteada, pero a Jesús María seguiré viniendo. Yo sin Jesús María no me quedo en enero”, afirmó rotundamente en su diálogo de ayer con VOS.
Promesa de vasco, seguro que será promesa cumplida.
CUMPLO TRES IMPORTANTES COSAS: VOY A CUMPLIR 70 AÑOS EL 27 DE ENERO, 50 AÑOS COMO RELATOR EN EL PAÍS Y, EXACTAMENTE, 30 AÑOS EN EL FESTIVAL.
HE TENIDO LA SUERTE DE RELATAR A TRES GENERACIONES, QUE ES UNA BARBARIDAD. ME VOY CONTENTO POR ESO, CONFORME CON LA CARRERA QUE HICE.