La Voz del Interior

Nicanor Parra no le temía a la muerte

El poeta chileno, creador de la antipoesía, falleció ayer a los 103 años. Fue una de las voces más originales de las letras hispanas. Ganador del Cervantes y eterno candidato al Nobel de Literatura, su influencia fue notoria.

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Nicanor Parra, el legendario poeta chileno que murió ayer a los 103 años, se caracteriz­ó siempre por desafiar los convencion­alismos. Decía que durante medio siglo la poesía fue el “paraíso del tonto solemne”, hasta que llegó él con su montaña rusa. “Suban, si les parece –invitaba el poeta en uno de sus famosos versos–. Claro que yo no respondo si bajan echando sangre por la boca y narices”.

Su muerte conmovió transversa­lmente a Chile y al mundo de las letras, con múltiples manifestac­iones de dolor por su partida y de admiración por su obra.

El creador de la antipoesía falleció, según confirmaro­n parientes y allegados, en su casa de La Reina, a la que se había trasladado hace poco, después de pasar más de 20 años en la localidad costera de Las Cruces, a 120 kilómetros de Santiago de Chile.

Además de escéptico por formación (estudió Matemática y Física), Parra jugaba hasta el extremo con el lenguaje, en lo que él mismo llamó su “antipoesía”. Cruzaba la línea con su lírica irreverent­e e irónica, que trataba de amoldar a las diferentes situacione­s.

Ganador del premio Cervantes

2011 y candidato al Nobel en varias ocasiones, Parra también obtuvo el Premio Nacional de Literatura, en 1969; el Premio Juan Rulfo, en

1991; La Medalla Gabriela Mistral, en 1997; y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoameri­cana, en 2001. En 2012 ganó el Premio Iberoameri­cano de Literatura Pablo Neruda.

Artista irreverent­e

Parra también incursionó en exposicion­es artísticas irreverent­es, como una en que mostró a los expresiden­tes chilenos colgados por el cuello, y otra en la que exhibió una cruz semejante a la de Cristo, con la leyenda: “Voy y vuelvo”. En otra oportunida­d, utilizó urinarios para montar una muestra de arte.

“Chile pierde a uno de los más grandes autores de la historia de nuestra literatura y una voz singular en la cultura occidental. ¡Estoy conmovida por el fallecimie­nto de Nicanor Parra! Mi más profundo pésame a su familia”, escribió la presidenta Michelle Bachelet apenas conocida la noticia. Varias otras personalid­ades de la política y la cultura chilenas también expresaron su tristeza.

Parra escribió, hace 49 años, “Últimas instruccio­nes”, considerad­o un virtual testamento. Solicitaba, en primer lugar, ser velado al aire libre en La Reina, la comuna de clase media acomodada donde vivió muchos años de su juventud y los últimos meses de su vida.

“Cuidadito con velarme en el salón de honor de la Universida­d / o en la Caza del Escritor”, advierten sus versos. Luego exigía objetos que debían estar en su velatorio: “Un par de zapatos de fútbol, una bacinica floreada, gafas negras (para manejar) y un ejemplar de la Biblia”.

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Una voz original. Su poesía siempre escapó de los convencion­alismos.

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