La Voz del Interior

De las aulas de Alta Gracia a la cumbre del Kilimanjar­o

Hace dos años, con un amigo que ya falleció, se juraron llegar a la cima de la montaña más alta de África. Este mes estuvo ahí. Ahora, se promete hacer los picos más elevados del planeta.

- María Luz Cortez Especial

ES PROFESOR DE EDUCACIÓN FÍSICA Y TRABAJA EN EL CLUB BELGRANO DE CÓRDOBA. CON ÉL, LA BANDERA CELESTE LLEGÓ AL PICO MÁS ALTO DE ÁFRICA.

LA INFANCIA DE MARCOS SIEMPRE ESTUVO LIGADA A LAS ALTURAS. SUS PADRES Y SU HERMANO SON PARACAIDIS­TAS. ÉL ELIGIÓ ESTAR DE PIE, PERO EN LOS CERROS.

Cuando su amigo Federico Ortiz murió en un accidente de tránsito, en 2015, Marcos Toscano (36) se juró ascender al Kilimanjar­o, la montaña más alta del África. Lo habían soñado juntos. Marcos lo logró este 11 de enero.

Este profesor de Educación Física nacido en Tucumán pero criado en Alta Gracia sumó en Tanzania la primera de las famosas “siete cumbres” que anhela hacer, como todo andinista de elite.

“Cuando llegué a la cumbre, me emocioné mucho. Lloré como un chico. Con Fede, compañero de montaña y amigo de la infancia, soñábamos esto. Cuando falleció me propuse completar este sueño”, señaló al regresar a la ciudad que lo vio crecer.

La travesía de Toscano comenzó en la segunda quincena de diciembre, o mucho antes, porque la ascensión a una cumbre arranca con el entrenamie­nto, la aclimataci­ón y cada una de las fases de preparació­n. Marcos hizo trekking, ciclismo, running, se cuidó con la dieta y armó la logística del viaje de su vida, ese que coronó este enero y que imagina como la primera posta de otras. De hecho, en septiembre irá por el Elbrus, en Rusia, la montaña más alta de Europa. Su nuevo sueño mayor es el Everest, el techo mundial.

Cerca del cielo

La infancia de Toscano siempre estuvo vinculada a las alturas. Sus padres, Pedro y Silvia, integraban el equipo de paracaidis­tas de la provincia de Tucumán, pasión que heredó su hermano Federico, paracaidis­ta federado.

Fanático de los deportes, Marcos eligió disfrutar de la altura pero desde las montañas. De chico lo cautivaban las historias de expedicion­es imposibles, y de grande se dedicó a hacerlas realidad.

En uno de sus viajes a Alta Gracia como paracaidis­ta, mamá Silvia quedó prendada con el lugar y decidió asentarse en la ciudad del Tajamar. Fue así como el pequeño Marcos exploró el entorno serrano, se adaptó a una geografía que no era originalme­nte suya y desarrolló su pasión por los más disímiles deportes. Tanto, que decidió estudiar para ser profesor de Educación Física. Rápidament­e comenzó su labor docente en un colegio privado de la ciudad.

Siempre con base en Alta Gracia, recorrió varias provincias argentinas buscando cumbres para conquistar. Se le animó al Champaquí, desafió los Andes mendocinos y catamarque­ños y hasta escaló en hielo en los glaciares de Tierra del Fuego. A la vez, Toscano desarrolló una tarea docente en la ciudad de Córdoba, donde actualment­e da clases en el Ipem 115 de barrio Alberdi, y trabaja desde hace una década con las divisiones formativas (8º y 9º) del club Belgrano de Córdoba.

Justamente celestes fueron las banderas que eligió Marcos para desplegar en la cima del Kilimanjar­o, a 5.895 metros sobre el nivel del mar.

“Es la primera vez en la historia que un club cordobés lleva su bandera a esa cumbre”, precisó.

Pero, antes de ese instante mágico, el itinerario fue bien duro: la ruta se presentaba con mucha nieve, la lluvia complicaba todo y hubo que atravesar selvas y obstáculos naturales de todo tipo. “Vimos hasta monos”, relató. “En los campamento­s base había gente de todos los países intentando la cumbre”, agregó.

Fueron cuatro los argentinos que desafiaron al “Kili”: Alberto Curi (de Salta), David Descalzo (de Rosario), Martín Migueles (de Necochea) y Toscano. “Una expe- dición bien federal”, resumió “el Tucu”, como le dicen sus amigos en Alta Gracia.

La trepada final a la cima fue eterna. Los argentinos partieron en su última etapa hacia la cumbre el 10 de enero a las 23.30, y lograron plantar bandera al día siguiente, a las 8.15. Casi nueve horas durísimas, de temperatur­as extremas y sensacione­s imborrable­s.

Cuando se encontró con el castigado cartel de madera que marca la cima, Marcos agradeció, se emocionó y empezó a pensar en su nueva meta: el Elbrus. Es el próximo sueño de esa vida deportiva que con “Fede” se animaron a imaginar. “Es cuestión de soñar nomás”, repite él.

El desafío de las “siete cumbres” consiste en alcanzar la cima más alta de cada continente. En América del Norte, el McKinley (6.194 metros); en América del Sur, el Aconcagua

(6.962); en Europa, el Elbrus (con

5.642 metros); en Asia, el Everest

(8.848 metros); en Oceanía, el cerro Nemangkawi / Jaya (de 4.884 metros); en África, el Kilimanjar­o

5.895); y en la Antártida, el Macizo Vinson (de 4.892 metros).

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 ??  ?? En Córdoba. Marcos en las sierras, cercanas a Alta Gracia, donde vive. El entrenamie­nto para sus altos sueños de montaña es intenso.
En Córdoba. Marcos en las sierras, cercanas a Alta Gracia, donde vive. El entrenamie­nto para sus altos sueños de montaña es intenso.

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