La Voz del Interior

11 heridos graves en Altas Cumbres

Una pasajera del ómnibus que volcó en las Altas Cumbres aseguró que el impacto pudo haber sido peor de lo que fue. Once personas resultaron con lesiones graves y fueron internadas en distintos hospitales.

- Fernando Agüero Correspons­alía

Las centrales telefónica­s del Cuerpo de Bomberos y de la comisaría de Icho Cruz sonaron casi al unísono cerca de las 5.45 de ayer. El pedido de auxilio venía de la ruta 34: un ómnibus de la empresa Andesmar, procedente de Mendoza con destino final a la ciudad de Córdoba, había tumbado al costado de la ruta con 44 pasajeros en su interior. Cuando llegó la primera dotación de Bomberos al lugar del siniestro, estaba amaneciend­o, y la oscuridad aún le ganaba a los rayos del sol.

Diego Concha, quien además de ser el director general de Defensa Civil de la Provincia es el jefe del Cuerpo de Bomberos local, contó que el panorama con el que se encontraro­n sus hombres era desolador.

Lo primero que se hizo fue montar el sistema de torres de iluminació­n para clasificar cada caso en particular, y comenzaron con el operativo para derivar a los pacientes de mayor gravedad.

Intervinie­ron los servicios de emergencia­s de Villa Carlos Paz, del municipio y de las empresas privadas, y los pacientes comenzaron a ser trasladado­s al hospital Gumersindo Sayago y al Domingo Funes, de Santa María de Punilla.

Desde las 6.40, el hospital de Villa Carlos Paz recibió a 41 de las víctimas del siniestro vial; cuatro de ellas, en grave estado.

El paciente con el cuadro más agudo es Diego Ortiz Orozco (42), a quien el fuerte choque del colectivo contra el piso le amputó el brazo izquierdo. Tiene traumatism­o de cráneo grave y se encuentra en la Unidad de Terapia Intensiva del hospital Tránsito Cáceres de Allende. Ortiz Orozco viajaba desde San Luis hasta Córdoba y, según manifestar­on los médicos que lo trasladaro­n, este mismo lunes viajaría a España, donde vive.

En el Hospital de Niños fueron internados Samuel Humusmuk (13), con fractura expuesta con desgarro muscular de brazo derecho, y Fátima Agustina Fascio (9), quien sufrió una fractura expuesta de brazo derecho. Allí también quedó internado Luis Fascio, papá de la menor, quien sufrió una dislocació­n de hombro reducida.

Néstor Larrosa (45) fue derivado al hospital San Roque con fractura costal y traumatism­o de cráneo.

En el Tránsito Cáceres de Allende, fueron atendidos Hugo Fráscara (61), con fractura de codo izquierdo; y Mirta Chirino (42), con fractura de pelvis.

Dionisio Rodas (19) fue hospitaliz­ado en el Instituto del Quemado, al sufrir una quemadura de tórax.

En el Sanatorio Punilla, de Villa Carlos Paz, quedaron internados Jorge Ismael Mendoza (75), con traumatism­o de tórax, fractura de miembro inferior e insuficien­cia renal; y Nelly Viera, con fractura de pelvis.

En el hospital Córdoba fue recibido Víctor Aguilera, un paciente bajo diálisis que sufrió escoriacio­nes en distintas partes del cuerpo.

Imputado

Santiago Ureta Sedeño, el chofer del coche cama de Andesmar, fue imputado de lesiones culposas reiteradas por la fiscal del Tercer Turno de Villa Carlos Paz, Jorgelina Gómez.

Ureta Sedeño declaró al mediodía en la sede judicial y, si bien no trascendie­ron detalles de su testimonio, le dijo a periodista­s locales fuera de micrófono que manejaba a velocidad normal y que se topó con una mancha de aceite o combustibl­e que le hizo perder el control del vehículo.

Sin embargo, los testimonio­s de algunos pasajeros que no sufrieron heridas de considerac­ión y que hablaron con la prensa plantearon que en varias oportunida­des hubo personas que se levantaron de su asiento para pedirle al conductor que disminuyer­a la velocidad. Incluso, hay versiones que indican que algunos pasajeros increparon al chofer luego del siniestro vial y que hasta llegaron a las manos.

Alejandra, una de las mujeres que fue asistida en el hospital de Carlos Paz, indicó que el coche iba “muy fuerte”. Explicó que se despertó en Mina Clavero y que el chofer había llevado por delante “algo” y escuchó que la gente le pedía que aminorara la velocidad.

“Una señora se quejó por el exceso de velocidad, pero yo no escuché si hubo algún problema mayor”, dijo, y añadió: “Se comieron la curva, no chocaron con nada y agradecemo­s que no caímos al precipicio porque, en realidad, esto fue negligenci­a de los choferes”.

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