Nuestra madre mágica de los confines
Fueron días tristes estos últimos para los lectores que aman las aventuras, el fantasy ,la épica y los mundos maravillosos. A la muerte de la escritora estadounidense Úrsula K. Leguin se sumó ayer la inesperada y precoz partida de Liliana Bodoc. La primera, prolífica escritora de géneros varios, se hizo conocida por la saga de épica fantástica conocida como la Trilogía de Terramar; mientras que la escritora mendocina lo hizo con la trilogía de La saga de los confines. Ambas se insertaron a puro mérito e inventiva en un género literario con mayoría de escritores varones.
Pero también crecieron en un género que no siempre se caracteriza por la atención a su estilo narrativo. Y lo cierto es que, en las tres novelas de La saga de los confines, Bodoc desarrolla la historia en capítulos escritos con pericia, austeridad, dinamismo y profundidad. Pinta a sus personajes con relieves que los hacen reales y le da al conflicto de cada uno una densidad tangible.
Eso explica, en parte, la devoción que despertaron las novelas (Los días del venado, Los días de la sombra y Los días del fuego) entre lectores de diversa extracción, exigente grupo lector que suele poner a los discípulos de Tolkien muy por debajo de la vara que dejó el creador de El señor de los anillos.
Y si bien Bodoc escribió otros libros, inspirados en otros temas, en su tríptico se condensa su capacidad para crear un universo increíble. Aunque las novelas están inspiradas en la tradición anglosajona del género, Bodoc les dio eso que algunos llaman “color local”: referencias que, de manera indirecta, recuperaban las tradiciones latinoamericanas en paisajes, climas, personajes y hasta en una mirada transversal de la conquista de América.
A quienes se sorprendieron ayer por la noticia de su muerte les queda ahora la posibilidad de releer (o, mejor, de descubrir) las historias y la magia del pueblo de los Husihuilkes, el brujo Kupuka, el guerrero Dulkancellin y la Vieja Kush.
AUNQUE LAS NOVELAS DE LILIANA BODOC ESTÁN MAYORMENTE INSPIRADAS EN LA TRADICIÓN ANGLOSAJONA DEL GÉNERO, ELLA LES DIO ESO QUE ALGUNOS LLAMAN “COLOR LOCAL”.